¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este martes en que celebramos la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, apóstoles. Los invito a orar por el Papa Francisco.
Dios nos bendice...
PRIMERA
LECTURA
Era
verdad: el Señor me ha librado de las manos de Herodes
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 1-11
En aquellos
días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo
pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los
judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y
meterlo en la cárcel, encargando de su custodia a cuatro piquetes de cuatro
soldados cada uno; tenla intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas
de Pascua, Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba
insistentemente a Dios por él. La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba
Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían
guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y
se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: -«Date
prisa, levántate.» Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió:
-«Ponte el cinturón y las sandalias.» Obedeció, y el ángel le dijo: -«Échate el
manto y sígueme.» Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era
una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron
al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y a¡ final
de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: -«Pues era verdad: el
Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la
expectación de los judíos.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. El Señor me libró
de todas mis ansias.
Bendigo
al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se
gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R.
SEGUNDA LECTURA
Ahora me aguarda la corona merecida
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18
Querido
hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es
inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido
la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me
premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su
venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de
modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El
Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del
cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Tú
eres Pedro, y te daré las llaves de] reino de los cielos
Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-19
En
aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus
discípulos: -«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos
contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros que Ellas, otros que Jeremías o
uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: -«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo
ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora
te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder
del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo
que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra
quedará desatado en el cielo.»
Palabra del Señor
Comentario
La palabra piedra (del griego π?τρα, "piedra") se usa en el lenguaje común y también en cantería, arquitectura e ingeniería para hacer referencia a cualquier material de origen natural caracterizado por una elevada resistencia. Si hacemos memoria encontraremos muchos fragmentos de las escrituras en las que las piedras son elementos de referencia.
«Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra» (Marcos 4,5).
«Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que construyó su casa sobre roca» (Mt 7, 24).
«Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra» (Jn 8,111).
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan» (Lucas 4,3).
No siempre esas referencias son constructivas, donde el término piedra o roca representa un lugar de seguridad, protección y refugio, si no que tambié encontramos momentos en los que provocan sufrimiento y dolor.
En el evangelio de hoy, escuchamos de Jesús: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará». Aquí nos encontramos con una de las referencias más claras de fortaleza y seguridad con la que Jesús hacia partícipes a sus hermanos de la construcción del nuevo reino de Dios.
Su mensaje, del que 2000 años después podemos seguir reforzándonos, era claro. Confía en el Padre y tendrás las claves para tener una vida coherente, respetuosa y entregada a tus hermanos y hermanas.
Pedro, tal y como nos relata la primera lectura, volvió a confiar en el Padre al igual que todos los que en ese momento formaban la Iglesia y, como nos dice el salmo, se nos muestra un Padre-Madre receptivo, cercano, bueno.
Deberíamos preguntarnos si nosotros, cristianos del siglo XXI, seguimos teniendo una confianza ciega en nuestro Padre-Madre y en la Iglesia que, representada en la imagen de Pedro, se formó y se consolidó. O ¿son demasiadas las referencias que últimamente provocan sufrimiento y dolor y no nos permiten ser confiados en lo que Jesús nos mostró?
“No tiremos piedras sobre nuestro propio tejado” y seamos nosotros los que abanderemos ese movimiento de confianza, de escucha, de ayuda, de cercanía.
Que sepamos hacer ver y sentir que nuestra forma de vida está asentada sobre una base solida, íntegra.
No “tropecemos dos veces sobre la misma piedra” y volvamos la espalda a quien nos necesita, por miedos y temores.
“Pongamos la primera piedra” en una forma de hacer comunidad diferente, reconociendo que la ética, la justicia y lo social es lo que hay que defender. En estos tiempos, no podemos dejar que los valores humanos sean obsoletos, que solo valga aquello que levanta a unos pocos sin importar quién queda debajo. No podemos proteger a quienes tiran la piedra y esconden la mano porque estaríamos actuando de igual forma.
Comunidad El Levantazo
Valencia
dominicos.org
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