¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer meditar el Evangelio, a la manera de la lectio
divina, en este viernes en que celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de
Jesús, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Corazón de
Jesús (A)
Lectio
Viernes, 19 Junio , 2020
1) Oración inicial
Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y
rejuvenecido en
el espíritu; y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su
esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor.
2) Lectura del Evangelio
Del Evangelio según Mateo 11,25-30
En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
3) Reflexión
• El contexto del Capítulo 11 de Mateo en el que aparece el evangelio
de hoy. En el Evangelio de hoy, Jesús acoge a los pequeños y manifiesta el
deseo de que los pobres encuentren descanso y paz. Por esta opción por los
pobres y excluidos, Jesús fue criticado y perseguido. Mucha gente no fue capaz
de entenderlo. Juan Bautista, que miraba a Jesús con los ojos del pasado, se
quedó con la duda (Mt 11,1-15). La gente, que miraba a Jesús con finalidad
interesada, no supo cómo acogerlo (Mt 11,16-19). Las grandes ciudades alrededor
del lago, que oyeron la predicación de Jesús y vieron sus milagros, no
quisieron aceptar su mensaje (Mt 11,20-24). Los sabios y los doctores, que
juzgaban todo a partir de su propia ciencia, no fueron capaces de entenderlo
(Mt 11,25). Solamente los pequeños lo entendieron y aceptaron la Buena Nueva
del Reino (Mt 11,25-30).
• Mateo 11,25-26: El Evangelio revelado a los pequeños. Ante esta
contradicción que marcaba su vida, Jesús reza así: "Yo te bendigo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e
inteligentes, y se las has revelado a pequeños.” Los sabios, los doctores,
animados por una idea equivocada de Dios, habían creado una serie de leyes que
imponían a la gente en nombre de Jesús. Pero la ley del amor, traída por Jesús,
dice lo contrario. Lo que importa, no es lo que hacemos para Dios, sino lo que
Dios, en su gran amor, ¡hace por nosotros! El pueblo pobre, los pequeños,
entendía este mensaje de Jesús y quedaba alegre. Los sabios pensaban que Jesús
estaba equivocado. No podían entender su enseñanza. Y Jesús termina: ¡Sí,
Padre, pues tal ha sido tu beneplácito! Agrada al Padre el que los sabios y los
inteligentes no entiendan su mensaje. Si quisiesen entenderlo, tendrán que
hacerse discípulos de los pequeños, de los pobres y de los excluidos.
• Mateo 11,27: El Hijo conoce al Padre y lo revela a quien quiere.
Jesús, como Hijo, conoce al Padre. El sabe lo que el Padre quería, cuando,
siglos atrás, entregó a Moisés la Ley. Aquello que el Padre nos tiene que
decir, El lo reveló a Jesús, el Jesús que lo revela a los pequeños, pues éstos
se abren a su mensaje.
• Mateo 11,28-30: Venid a mí todos. Jesús convida a todos los que
están cansados bajo el peso de la ley, de las observancias y de los impuestos,
y promete descanso. Dice: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”.
Muchas veces, esta frase fue manipulada para pedir al pueblo sumisión,
mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús quiere decir es lo contrario. Pide que el
pueblo deje de lado a los profesores de religión de la época y empiece a
aprender de él, que es "manso y humilde de corazón". Jesús no es como
los escribas que se vanaglorian de su ciencia, sino que es como el pueblo que
vive humillado y explorado. Jesús, el nuevo maestro, sabe por experiencia lo
que le pasa a la gente y lo que el pueblo sufre. ¡Jesús es el amparo que el
Padre ofrece al pueblo cansado!
• Las comunidades de la época de Mateo atravesaban un momento difícil
y peligroso, al salir del mundo cerrado de las observancias y de los
sacrificios hacia el mundo abierto de amor y de misericordia. También nosotros
estamos en una travesía difícil hacia un nuevo tiempo y una nueva manera de ser
cristianos. El evangelio de hoy es un espejo de lo que ocurre en nuestras
comunidades. Nosotros también queremos que nuestras comunidades sean un amparo
que el Padre ofrece al pueblo cansado y pobre. Por esto es importante que
dejemos que el Padre sea el centro de nuestras vidas y que podamos decir con
Jesús: “¡Nosotros, hijos e hijas, conocemos al Padre, y el Padre nos conoce!”
Así podremos ser una presencia contemplativa y profética en medio de la gente
pobre.
4) Para la reflexión personal
• La ciencia puede ayudar y puede impedir el reconocer y acoger el
mensaje de Jesús. ¿Qué es lo que más domina en mi vida?
• Los pequeños entienden y aceptan el mensaje. ¿Aprendí de ellos algo que no
sabía?
5) Oración final
¡Alabad al Señor desde el cielo,
alabadlo en las alturas,
alabadlo, todos sus ángeles,
todas sus huestes, alabadlo! (Sal 148,1-2)
alabadlo en las alturas,
alabadlo, todos sus ángeles,
todas sus huestes, alabadlo! (Sal 148,1-2)
Orden de los Carmelitas
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