¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este sábado de la 9ª semana del Tiempo Ordinario,
ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Marcos 12,38-44
Lectio
Sábado,
6 Junio , 2020
Tiempo
Ordinario
1)
Oración inicial
Señor,
nos acogemos confiadamente a tu providencia, que nunca se equivoca; y te
suplicamos que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquellos beneficios
que pueden ayudarnos para la vida presente y la futura. Por nuestro
Señor.
2)
Lectura
Del
santo Evangelio según Marcos 12,38-44
Decía
también en su instrucción: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con
amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las
sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de
las viudas so capa de largas oraciones. Éstos tendrán una sentencia más
rigurosa.» Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la
gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una
viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces,
llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha
echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado
de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo
cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.»
3)
Reflexión
•
En el evangelio de hoy estamos llegando al final de la larga instrucción de
Jesús a los discípulos. Desde la primera curación del ciego (Mc 8,22-26) hasta
la curación del ciego Bartimeo en Jericó (10,46-52), los discípulos caminarán
con Jesús hacia Jerusalén, recibiendo de él muchas instrucciones sobre la
pasión, la muerte y la resurrección y las consecuencias para la vida del
discípulo. Al llegar a Jerusalén, estuvieron presentes en los debates de Jesús
con los comerciantes en el Templo (Mc 11,15-19), con los sumos sacerdotes y con
los escribas (Mc 11,27 a 12,12), con los fariseos, los herodianos y los
saduceos (Mc 12,13-27), con los doctores de la ley (Mc 12,28-37. Ahora, en el
evangelio de hoy, después de una fuertísima crítica contra los escribas (Mc
12,38-40), Jesús instruye de nuevo a los discípulos. Sentado ante el arca de
las limosnas del Templo, llamaba su atención hacia el gesto de una pobre viuda,
que echó todo lo que tenía. Y es en este gesto que ellos tienen que tratar de
ver la manifestación de la voluntad de Dios (Mc 12,41-44).
•
Marcos 12,38-40: La crítica a los doctores de la Ley. Jesús llama la atención
de los discípulos sobre el comportamiento hipócrita y prepotente de algunos
doctores de la ley. A ellos les gustaba circular por las plazas con largas
túnicas, recibir los saludos de la gente, ocupar los primeros asientos en las
sinagogas y los primeros lugares en los banquetes. Les gustaba entrar en las
casas de las viudas y recitar largas preces en cambio de ¡dinero! Y Jesús
termina diciendo: “¡Esos tendrán una sentencia más rigurosa!”
•
Marcos 12,41-42. La limosna de la viuda. Jesús y los discípulos, sentados ante
el arca de las limosnas del Templo, observan como todo el mundo echaba su
limosna. Los pobres echaban pocos centavos, los ricos echaban monedas de gran
valor. Las arcas del Templo recibían mucho dinero. Todo el mundo traía alguna
cosa para la manutención del culto, para el sustento del clero y la
conservación del altar. Parte de este dinero servía para ayudar a los pobres,
pues en aquel tiempo no había seguro social. Los pobres vivían pendientes de la
caridad pública. Y los pobres más necesitados de ayuda eran los huérfanos y las
viudas. No tenían nada. Dependían en todo de la ayuda de los demás. Pero aunque
no tuviesen nada, trataban de compartir. Así una viuda bien pobre pone su
limosna en el arca del Templo.¡Nada más que unos centavos!
•
Marcos 12,43-44. Jesús hace ver dónde se manifiesta la voluntad de Dios. Lo que
vale más: ¿los diez centavos de la viuda o los mil denarios de los ricos? Para
los discípulos, los mil denarios eran mucho más útiles para hacer la caridad
que los diez centavos de la viuda. Pensaban que el problema de la gente podría
resolverse sólo con mucho dinero. En ocasión de la multiplicación de los panes,
habían dicho a Jesús: “¿Quieres que vayamos a comprar pan por doscientos
denarios para dar de comer a la gente?” (Mc 6,37) De hecho, para los que
piensan así, los diez centavos de la viuda no sirven de nada. Pero Jesús dice:
“Esta viuda que es pobre, ha echado más que todos los que echan en el Tesoro”.
Jesús tiene criterios diferentes. Llamando la atención de los discípulos hacia
el gesto de la viuda, enseña dónde ellos y nosotros debemos procurar ver la
manifestación de la voluntad de Dios, a saber, en los pobres, y en el
compartir. Hoy muchos pobres hacen lo mismo. La gente dice: “El pobre no deja
morir de hambre a otro pobre”. Pero a veces, ni siquiera esto es posible. Doña
Cícera que vivía en el interior de Paraíba, Brasil, tuvo que irse a vivir en la
periferia de la capital, João Pessoa, y decía: “En el interior, la gente era
pobre, pero tenía siempre una cosita para dividir con el pobre que estaba a la
puerta. Ahora que estoy aquí en la gran ciudad, cuando veo a un pobre que
viene, me escondo de vergüenza porque ¡no tengo nada en casa que compartir con
él!” Por un lado, gente rica que tiene todo, pero que no quiere compartir. Por
el otro: gente pobre que no tiene casi nada, pero que quiere compartir lo poco
que tiene
•
Limosna, compartir, riqueza. La práctica de la limosna era muy importante para
los judíos. Era considerada una “buena obra”, pues la ley del AT decía:
“Ciertamente que nunca faltarán pobres en este país, por esto te doy yo este
mandato: debed abrir tu mano a mi hermano, a aquel de los tuyos que es
indigente y pobre en tu tierra”. (Dt 15,11). Las limosnas, colocadas en el arca
del Templo, sea para el culto, sea para los necesitados, los huérfanos o las
viudas, eran consideradas como una acción agradable a Dios. Dar la limosna era
una manera de reconocer que todos los bienes pertenecen a Dios y que apenas
somos administradores de esos bienes, para que haya vida en abundancia para todos.
La práctica del compartir y de la solidaridad es una de las características de
las primeras comunidades cristianas: “No había entre ellos ningún necesitado,
porque todos los que tenían campos o casas, los vendían y ponían el dinero a
los pies de los apóstoles” (Hec 4,34-35; 2,44-45). El dinero de la venta,
ofrecido a los apóstoles, no era acumulado, sino que “se distribuía a cada uno
según sus necesidades” (Hec 4,35b; 2,45). La entrada de las personas más ricas
en las comunidades hizo entrar en ellas la mentalidad de acumulación y bloqueó
el movimiento de solidaridad y de compartir. Santiago advierte a las personas:
“Pues, bien, ahora les toca a los ricos. Lloren y laméntense por las desgracias
que les vienen encim. Sus reservas se han podrido y sus vestidos están comidos
por la polilla” (Stgo 5,1-3). Para aprender el camino del Reino, todos
necesitamos volvernos alumnos de aquella viuda, que compartió todo lo que
tenía, lo necesario para vivir (Mc 12,41-44).
4)
Para la reflexión personal
•
¿Cómo es que los dos centavos de la viuda valen más que los mil denarios de los
ricos? Mira bien el texto y di porqué Jesús elogió a la viuda pobre. ¿Cuál es
el mensaje de este texto, para nosotros hoy?
•
¿Cuáles son las dificultades y las alegrías que tú has encontrado en la vida
para practicar la solidaridad y el compartir con los otros?
5)
Oración final
Mi
boca rebosa de tu alabanza,
de tu elogio todo el día.
No me rechaces ahora que soy viejo,
no me abandones cuando decae mi vigor. (Sal 71,8-9)
de tu elogio todo el día.
No me rechaces ahora que soy viejo,
no me abandones cuando decae mi vigor. (Sal 71,8-9)
Orden de los Carmelitas
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