domingo, 31 de mayo de 2020

«Recibid el Espíritu Santo»


¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este domingo en que celebramos la solemnidad de Pentecostés, ciclo A.

Dios nos bendice...

Lectio Divina: Domingo de Pentecostés (A)

Lectio
Domingo, 31 de mayo de 2020
La misión de la comunidad
“La Paz esté con vosotros”
Juan 20,19-23

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

2. Lectura

a) Clave de lectura:

Los discípulos estaban reunidos, y las puertas estaban bien cerradas. Tenían miedo de los judíos. De improviso, Jesús se pone en medio de ellos y dice: “¡La paz esté con vosotros!” Después de mostrarles las manos y el costado dice de nuevo: “¡La paz esté con vosotros. 

Como el Padre me envió, así os envío yo!” Y enseguida les comunica el don del Espíritu de modo que puedan perdonar los pecados y reconciliar las personas entre ellas y con Dios. ¡Reconciliar y construir la paz! He aquí una misión que han recibido y que perdura hasta hoy.

Cada día lo que más falta a la humanidad es la paz: rehacer los pedazos de la vida desintegrados, reconstruir las relaciones humanas, rota a causa de las injusticias que se cometen y por tantos otros motivos. ¡Jesús insiste en la paz y lo repite muchas veces! En el curso de la lectura del breve texto del evangelio de este domingo de Pentecostés, trataremos de estar atentos a los comportamientos tanto de Jesús como de los discípulos y a las palabras que Jesús pronuncia con tanta solemnidad.

b) Una división del texto para ayudar a la lectura:

Juan 20,19-20: La descripción de la experiencia de la resurrección
Juan 20,21: El envío: “Como el Padre me envió, así yo os envío”
Juan 20,22: El don del Espíritu
Juan 20,23: El poder de perdonar los pecados

c) El texto:

19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» 20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» 22 Dicho esto, sopló y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Qué te ha llamado más la atención en la descripción de la experiencia de la resurrección?
b) ¿Cuáles son las características de la Misión que los discípulos reciben?
c) ¿Cuáles son las características de la acción del Espíritu Santo que Jesús comunica?
d) ¿Qué importancia tiene todo esto para la vida de nuestra comunidad hoy?
e) Jesús insiste: “¡La paz esté con vosotros!” ¿Qué pasos debo dar para ayudar a reconstruir la paz y las relaciones rotas entre las personas?

5. Para aquellos que desean profundizar más en el tema

a) El contexto en el que fue escrito el evangelio de Juan:

El texto del evangelio de Juan es como un tejido muy bello, hecho con tres hilos de diversos colores. Los tres hilos están tan bien combinados entre sí, que no siempre es posible ver cuando se pasa de un hilo al otro. (1) El primer hilo son los hechos de la vida de Jesús, ocurridos en los años treinta en Palestina, conservados en la memoria del Discípulo Amado y de tantos otros testigos (1Jn 1,1-4). (2) El segundo hilo son los hechos de la vida de la comunidad. A partir de su fe en Jesús y convencidas de la presencia de él en medio de ellas, las comunidades iluminaban sus vidas con las palabras y gestos de Jesús. Esto influye en la descripción de los hechos. Por ejemplo, el conflicto de las comunidades con los fariseos hacia finales del primer siglo indica el modo cómo vienen descritos los conflictos de Jesús con los fariseos. (3) El tercer hilo son los comentarios hechos por el evangelista. En ciertos pasajes, casi no se percibe cuándo Jesús cesa de hablar y cuándo el redactor empieza a tejer sus comentarios (Jn 2,22; 3,16-21; 7,39; 12,37-43; 20,30-31).

b) Comentario del texto:

Juan 20,19-20: Una descripción de la experiencia de la resurrección
Jesús se hace presente en la comunidad. Ni siquiera las puertas cerradas le impiden estar en medio de aquéllos que no lo reconocen.¡Hasta el presente es así! Cuando estamos reunidos, también si las puertas están cerradas, ¡Jesús está en medio de nosotros! Y también hoy, la primera palabra de Jesús será siempre: “¡La Paz esté con vosotros!”
 
Él les muestra las señales de su pasión en las manos y en su costado.¡El resucitado es el crucificado! El Jesús que está con nosotros en la comunidad, no es un Jesús glorioso que no tiene nada en común con la vida de la gente. Sino es el mismo Jesús que ha venido a esta tierra y que tiene las señales de su pasión. Y hoy estas mismas señales se encuentran en los sufrimientos de la gente. Son los signos del hambre, de la tortura, de las guerras, de las enfermedades, de la violencia, de las injusticias. ¡Tantas señales! Y en las personas que reaccionan y luchan por la vida, Jesús resucita y se vuelve presente en medio de nosotros.

Juan 20,21: El envío: “¡Como mi Padre me envió, así yo os envío!”
De este Jesús crucificado y resucitado nosotros recibimos la misión, la misma que Él recibió del Padre. Y también para nosotros Él repite: “¡La paz esté con vosotros!”. La repetición recalca la importancia de la paz. Construir la paz forma parte de la misión. La Paz que Jesús nos deja significa mucho más que ausencia de guerra. Significa construir un conjunto humano armonioso, en el que las personas puedan ser ellas mismas, con todo lo necesario para vivir, y donde puedan vivir felices y en paz. En una palabra, quiere decir construir una comunidad según la comunidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Juan 20,22: Jesús comunica el don del Espíritu
Jesús sopló y dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. Y es por tanto con la ayuda del Espíritu Santo con la que podemos realizar la misión que él nos confía. En el evangelio de Juan, la resurrección (Pascua) y la efusión del Espíritu Santo (Pentecostés) son una misma cosa. Todo sucede en mismo momento.

Juan 20,23: Jesús comunica el poder de perdonar los pecados
El punto central de la misión de paz se encuentra en la reconciliación, en el intento de superar las barreras que nos separan: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” Ahora este poder de reconciliar y perdonar se le da a los discípulos. En el Evangelio de Mateo, este mismo poder se le da también a Pedro (Mt 16,19) y a las comunidades (Mt 18,18). Una comunidad sin perdón y sin reconciliación, no es una comunidad cristiana.

c) Profundizando:

i) La acción del Espíritu Santo en el evangelio de Juan
La lengua hebraica usa la misma palabra para decir viento y espíritu. El viento tiene en sí una meta, una dirección: viento del Norte, viento del Sur. Así también el Espíritu de Dios (el viento de Dios) tiene en sí una meta, un proyecto que se manifiesta de muchos modos en las obras que el Espíritu de Dios cumple en la creación, en la historia y sobre todo en Jesús. La gran Promesa del Espíritu está presente en los profetas: la vista de los huesos secos que se revisten de vida, gracias a la fuerza del Espíritu de Dios (Ez 37,1-14); la efusión del Espíritu de Dios sobre todas las gentes (Jl 3,1-5); la visión del Mesías Siervo que será ungido por el Espíritu para restablecer el derecho sobre la tierra y para anunciar la buena noticia a los pobres (Is 11,1-9; 42,1; 44,1-3; 61,1-3). Los profetas entrevén un futuro en el cual el pueblo de Dios renace gracias a la efusión del Espíritu (Ez 36,26-27; Sl 51,12; cf. Is 32,15-20).
En el evangelio de Juan estas profecías se cumplen en Jesús. Como sucede en la creación (Gen 1,1), así el Espíritu aparece y desciende sobre Jesús “bajo forma de una paloma venida del cielo” (Jn 1,32). 
¡Es el comienzo de la nueva creación! Jesús pronuncia las palabras de Dios y nos comunica el Espíritu, con abundancia (Jn 3,34). Sus palabras son Espíritu y vida (Jn 6,63). Cuando Jesús se despide, dice que enviará otro consolador, otro defensor que estará con nosotros. 

Es el Espíritu Santo (Jn 14,16-17). Por su pasión, muerte y resurrección, Jesús conquista para nosotros el don del Espíritu. Cuando aparece a los Apóstoles sopló sobre ellos y dijo: “¡Recibid el Espíritu Santo!” (Jn 20,22) El primer efecto de la acción del Espíritu Santo en nosotros es la reconciliación: “A quienes le perdonéis los pecados les quedan perdonados y a quienes se los retengáis les quedan retenidos” (Jn 20,23). Mediante el bautismo todos nosotros recibimos este mismo Espíritu de Jesús (Jn 1,33). El Espíritu es como el agua que brota de lo íntimo de las personas que creen en Jesús (Jn 7,37-39; 4,14). El Espíritu se nos da para poder recordar y entender el pleno significado de las palabras de Jesús (Jn 14,26; 16,12-13). Animados por el Espíritu de Jesús podemos adorar a Dios en cualquier lugar (Jn 4,23-24). Aquí se vive la libertad del Espíritu. “Donde está el Espíritu del Señor, hay libertad”, confirma San Pablo (2Cor 3,17).

ii) Shalom: la construcción de la paz

En el evangelio de Juan, el primer encuentro entre Jesús resucitado y sus discípulos está marcado por el saludo: “¡La paz esté con vosotros!” La paz que Jesús nos da es diversa de la Pax Romana, construida por el Imperio Romano (Jn14,27). Paz en la Biblia (shalom) es una palabra rica de un profundo significado. Significa integridad de las personas delante de Dios y de los otros. Significa también vida plena, feliz, abundante (Jn 10,10). La paz es señal de presencia de Dios, porque nuestro Dios es un Dios de paz. “Javhé es Paz (Jer 6,24). “¡Que la Paz de Dios está con vosotros!” (Rm 15,33). Por esto, la propuesta de paz de Dios produce reacciones violentas. Como dice el salmo: “Desde mucho tiempo vivo con los que odian la paz. Estoy a favor de la paz, pero cuando yo digo “¡Paz!” ellos gritan “¡Guerra!” (Sl 121,6-7) La paz que Jesús nos da es señal de “espada” (Mt 10,34). Supone persecuciones para las comunidades. Y el mismo Jesús nos anuncia tribulaciones. (Jn 16,33) Es necesario tener confianza, luchar, obrar, perseverar en el Espíritu de modo que un día triunfe la paz de Dios (Sl 85,11) Y entonces, “el Reino de Dios será justicia, paz y alegría y estos serán los frutos del Espíritu Santo “(Rom 14,17) y “Dios será todo en todos” 1Cor 15,28).

6. Salmo 145

Descripción del Reino de Dios
Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey,
bendeciré tu nombre por siempre;
todos los días te bendeciré,
alabaré tu nombre por siempre.
Grande es el Señor, muy digno de alabanza,
su grandeza carece de límites.
Una edad a otra encomiará tus obras,
pregonará tus hechos portentosos.
El esplendor, la gloria de tu majestad,
el relato de tus maravillas recitaré.
Del poder de tus portentos se hablará,
y yo tus grandezas contaré;
se recordará tu inmensa bondad,
se aclamará tu justicia.
Es el Señor clemente y compasivo,
tardo a la cólera y grande en amor;
bueno es el Señor para con todos,
tierno con todas sus creaturas.
Alábente, Señor, tus creaturas,
bendígante tus fieles;
cuenten la gloria de tu reinado,
narren tus proezas,
explicando tus proezas a los hombres,
el esplendor y la gloria de tu reinado.
Tu reinado es un reinado por los siglos,
tu gobierno, de edad en edad.
Fiel es el Señor en todo lo que dice,
amoroso en todo lo que hace.
El Señor sostiene a los que caen,
endereza a todos los encorvados.
Los ojos de todos te miran esperando;
tú les das a su tiempo el alimento.
Tú abres la mano y sacias
de bienes a todo viviente.
El Señor es justo cuando actúa,
amoroso en todas sus obras.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de todos los que lo invocan con sinceridad.
Cumple los deseos de sus leales,
escucha su clamor y los libera.
El Señor guarda a cuantos le aman,
y extermina a todos los malvados.
¡Que mi boca alabe al Señor,
que bendigan los vivientes su nombre
sacrosanto para siempre jamás!

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Orden de los Carmelitas

sábado, 30 de mayo de 2020

«Tú, sígueme»

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este sábado de la 7ª semana de Pascua, ciclo A.

Dios nos bendice...

Lectio Divina: Juan 21,20-25

Lectio
Sábado, 30 May , 2020
Tiempo de Pascua

1) Oración inicial

Dios todopoderoso, concédenos conservar siempre en nuestra vida y en nuestras costumbres la alegría de estas fiestas de Pascua que nos disponemos a clausurar. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Juan 21,20-25

Pedro se vuelve y ve, siguiéndoles detrás, al discípulo a quien Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» Viéndole Pedro, dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?» Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.» Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: «No morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga.» Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.

3) Reflexión

• El evangelio de hoy empieza con una pregunta de Pedro sobre el destino del discípulo amado Señor, y éste, ¿qué? Jesús acababa de conversar con Pedro, anunciando el destino o tipo de muerte con que Pedro iba a glorificar a Dios. Y al final añade: Sígueme. (Jn 21,19).

• Juan 21,20-21: La pregunta de Pedro sobre el destino de Juan. En aquel momento, Pedro se volvió y vio al discípulo a quien Jesús amaba y preguntó: Señor, y a éste ¿qué le va a ocurrir? Jesús acababa de indicar el destino de Pedro y ahora Pedro quiere saber de Jesús cuál es el destino de este otro discípulo. Curiosidad que no merece una respuesta adecuada de parte de Jesús.

• Juan 21,22: La respuesta misteriosa de Jesús. Jesús dice: Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué te importa? Tú: sígueme. Frase misteriosa que termina de nuevo con la misma afirmación que antes: ¡Sígueme! Parece como si Jesús quiera borrar la curiosidad de Pedro. Así, como cada uno de nosotros tiene su propia historia, así cada uno tiene su manera de seguir a Jesús. Nadie repite a nadie. Cada uno debe ser creativo en seguir a Jesús.

• Juan 21,23: El evangelista aclara el sentido de la respuesta de Jesús. La tradición antigua identifica al Discípulo Amado con el Apóstol Juan e informa que él murió muy tarde, cuando tenía alrededor de 100 años. Al enlazar la avanzada edad de Juan con la misteriosa respuesta de Jesús, el evangelista aclara: “Por esto corrió la voz entre los hermanos de aquel discípulo que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: «No morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, a ti, ¿qué?» Tal vez sea una alerta para estar muy atentos a la interpretación de las palabras de Jesús y no basarse en cualquier rumor.

• Juan 21,24: Testimonio sobre el valor del evangelio. El Capítulo 21 es un apéndice que fue aumentando cuando se hizo la redacción definitiva del Evangelio. El capítulo 20 tiene este final que lo encierra todo: “Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran. Han sido escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. Y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jn 20,30-31). El libro estaba listo. Pero había muchos otros hechos sobre Jesús. Por esto, en ocasión de la edición definitiva del evangelio, algunos de estos "muchos otros hechos" sobre Jesús fueron seleccionados y acrecentados, muy probablemente, para aclarar mejor los nuevos problemas de finales del siglo primero. No sabemos quién hizo la redacción definitiva como tampoco el apéndice, pero sabemos que es alguien de confianza de la comunidad, pues escribe: “Este es el discípulo que da testimonio de las cosas y que las escribió. Y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero”.

• Juan 21,25: El misterio de Jesús ¡es inagotable! Frase bonita para encerrar el Evangelio de Juan: “Jesús hizo además muchas otras cosas. Si se escribiesen una por una, pienso que no cabrían en el mundo los libros que se escribirían”. Parece una exageración pero es pura verdad. Nadie jamás sería capaz de escribir todas las cosas que Jesús hizo y que sigue haciendo en la vida de las personas que siguen a Jesús hasta hoy.

4) Para una reflexión personal

• En tu vida ¿hay cosas que Jesús hizo y que podrían escribirse en ese libro que no se escribirá jamás?

• Pedro se preocupa de unos y otros y olvida realizar su propio “Sígueme”. ¿Te pasó a ti también?

5) Oración final

El Señor en su santo Templo,
el Señor en su trono celeste;
sus ojos ven el mundo,
sus pupilas examinan a los hombres. (Sal 11,4)

Orden de los Carmelitas

viernes, 29 de mayo de 2020

«Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero»

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio divina, en este viernes de la 7ª semana de Pascua, ciclo A.

Dios nos bendice...

Lectio Divina: Juan 21,15-19

Lectio
Viernes, 29 de mayo de 2020
Tiempo de Pascua

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino; haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Juan 21,15-19

Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.» Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.» Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

3) Reflexión

• Estamos en los últimos días de Pentecostés. Durante la cuaresma, la selección de los evangelios del día sigue la antigua tradición de la Iglesia. Entre Pascua y Pentecostés, la preferencia es para el evangelio de Juan. Así, en estos últimos dos días antes de Pentecostés, los evangelios diarios presentan los últimos versículos del evangelio de Juan. Luego retomamos el Tiempo Común, y volvemos al evangelio de Marcos. En las semanas del Tiempo Común, la liturgia diaria hace la lectura continua del evangelio de Marcos (desde la 1ª hasta la 9ª semana común), de Mateo (desde la 10º hasta la 21ª semana común) y de Lucas (desde la 22ª hasta la 34ª semana común).

• Los evangelios de hoy y de mañana presentan el último encuentro de Jesús con sus discípulos. Fue un reencuentro de celebración, marcado por la ternura y por el cariño. Al final, Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces: "¿Me amas?" Solamente después de haber recibido, por tres veces, la misma respuesta afirmativa, Jesús da a Pedro la misión de cuidar de las ovejas. Para que podamos trabajar en la comunidad Jesús no pregunta si sabemos muchas cosas. ¡Lo que pide es que tengamos mucho amor!

• Juan 21,15-17: El amor en el centro de la misión. Después de una noche de pesca en el lago sin pescar ni un pez, al llegar a orillas de la playa, los discípulos descubren que Jesús había preparado una comida con pan y pescado asado sobre las brasas. Terminada la comida, Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces: "¿Me amas?" Tres veces, porque fue por tres veces que Pedro negó a Jesús (Jn 18,17.25-27). Después de tres respuestas afirmativas, también Pedro se vuelve hacia el "Discípulo Amado" y recibe la orden de cuidar de las ovejas. Jesús no pregunta a Pedro si había estudiado exégesis, teología, moral o derecho canónico. Sólo le pregunta:"¿Me amas?" El amor en primer lugar. Para las comunidades del Discípulo Amado la fuerza que las sustenta y que las mantiene unidas no es la doctrina, sino el amor.

• Juan 21,18-19: La previsión de la muerte. Jesús dice a Pedro: En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras. A lo largo de la vida, Pedro y todos vamos madurando. La práctica del amor se irá estableciendo en la vida y la persona deja de ser dueña de sí misma. El servicio de amor a los hermanos y hermanas nos ocupará del todo y nos conducirá. Otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras. Este es el sentido del seguimiento. Y el evangelista comenta: “Con esto indicaba la clase de muerte con que Pedro iba a glorificar a Dios”. Y Jesús añadió: "Sígueme."

• El amor en Juan – Pedro, ¿me amas? – El Discípulo Amado. La palabra amor es una de las palabras que más usamos, hoy en día. Por esto mismo, es una palabra muy desgastada. Pero es con esta palabra que las comunidades del Discípulo Amado manifestaban su identidad y su proyecto. Amar es ante todo una experiencia profunda de relación entre personas, donde existe una mezcla de sentimientos y valores como alegría, tristeza, sufrimiento, crecimiento, renuncia, entrega, realización, donación, compromiso, vida, muerte, etc. Este conjunto en la Biblia se resume en una única palabra en lengua hebraica. Esta palabra es Hesed. Es una palabra de difícil traducción para nuestra lengua. En nuestras Biblias generalmente se traduce por caridad, misericordia, fidelidad o amor. 
Las comunidades del Discípulo Amado tratan de vivir esta práctica de amor en toda su radicalidad. Jesús la revela a los suyos en sus encuentros con las personas, con sentimientos de amistad y de ternura, como, por ejemplo, en su relación con la familia de Marta en Betania: “Jesús amaba a Marta y a su hermana y a Lázaro”. Llora ante la tumba de Lázaro (Jn 11,5.33-36). Jesús encarnó siempre su misión como una manifestación de amor: “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el fin” (Jn 13,1). En este amor Jesús manifiesta su profunda identidad con el Padre (Jn 15,9). Para las comunidades no había otro mandamiento que éste: “Actuar como actuaba Jesús” (1Jn 2,6). Esto implica “amar a los hermanos”(1Jn 2,7-11; 3,11-24; 2Jn 4-6). Siendo un mandamiento tan central en la vida de la comunidad, los escritos joaneos definen así el amor: “En esto conocemos el Amor: que el dio su vida por nosotros. Nosotros también debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos y hermanas”. Por esto no debemos “amar sólo de palabra, sino dar la vida por nuestros hermanos”.(1Jn 3,16-17). Quien vive el amor lo manifiesta en sus palabras y actitudes y se vuelve también Discípula Amada, Discípulo Amado.

4) Para la reflexión personal

• Mira dentro de ti y di cuál es el motivo más profundo que te lleva a trabajar en comunidad. ¿Es el amor o te preocupan las ideas?

• A partir de las relaciones que tenemos entre nosotros, con Dios y con la naturaleza, ¿qué tipo de comunidad estamos construyendo?

5) Oración final

Bendice, alma mía, al Señor,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)
 
Orden de los Carmelitas

jueves, 28 de mayo de 2020

“No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí”


¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este jueves de la 7ª semana de Pascua, Ciclo A.

Dios nos bendice...

Lectio Divina: Juan 17,20-26

Lectio
Jueves, 28 de mayo de 2020 

Tiempo de Pascua

1) Oración inicial

Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu voluntad. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Juan 17,20-26

No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.»

3) Reflexión

• El evangelio de hoy nos presenta la tercera y última parte de la Oración Sacerdotal, en la que Jesús mira hacia el futuro y manifiesta su gran deseo de unidad entre nosotros, sus discípulos, y para la permanencia de todos en el amor que unifica, pues sin amor y sin unidad no merecemos credibilidad.

• Juan 17,20-23: Para que el mundo crea que tú me enviaste. Jesús alarga el horizonte y reza al Padre: No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Aquí aflora la gran preocupación de Jesús por la unión que debe existir en las comunidades. Unidad no significa uniformidad, sino permanecer en el amor, a pesar de todas las tensiones y de todos los conflictos. El amor que unifica al punto de crear entre todos una profunda unidad, como aquella que existe entre Jesús y el Padre. La unidad en el amor revelada en la Trinidad es el modelo para las comunidades. Por esto, a través del amor entre las personas, las comunidades revelan al mundo el mensaje más profundo de Jesús. Como la gente decía de los primeros cristianos: “¡Mirad como se aman!” Es trágica la actual división entre las tres religiones nacidas de Abrahán: judíos, cristianos y musulmanes. Más trágica todavía es la división entre los cristianos que dicen que creen en Jesús. Divididos, no merecemos credibilidad. El ecumenismo está en el centro de la última plegaria de Jesús al Padre. Es Su testamento. Ser cristiano y no ser ecuménico es un contrasentido. Contradice la última voluntad de Jesús.

• Juan 17,24-26: Que el amor con que tú me amaste esté en ellos. Jesús no quiere quedar solo. Dice: Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. La dicha de Jesús es que todos nosotros estemos con él. Quiere que sus discípulos tengan la misma experiencia que él tuvo del Padre. Quiere que conozcan al Padre como él lo conoció. En la Biblia, la palabra conocer no se reduce a un conocimiento teórico racional, sino que implica experimentar la presencia de Dios en la convivencia de amor con las personas en la comunidad.

• ¡Que sean uno como nosotros! (Unidad y Trinidad en el evangelio de Juan) El evangelio de Juan nos ayuda mucho en la comprensión del misterio de la Trinidad, la comunión entre las personas divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu. De los cuatro evangelios, Juan es el que acentúa la profunda unidad entre el Padre y el Hijo. Por el texto del Evangelio (Jn 17,6-8) sabemos que la misión del Hijo es la suprema manifestación del amor del Padre. Y es justamente esta unidad entre el Padre y el Hijo la que hace proclamar a Jesús: Yo y el Padre somos una cosa sola (Jn 10,30). Entre él y el Padre existe una unidad tan intensa que quien ve el rostro del uno, ve también el rostro del otro. Cumpliendo esta misión de unidad recibida del Padre, Jesús revela al Espíritu. El Espíritu de la Verdad viene del Padre (Jn 15,26). El Hijo pide (Jn 14,16), y el Padre envía el Espíritu a cada uno de nosotros para que permanezca en nosotros, dándonos ánimo y fuerza. El Espíritu nos viene del Hijo también (Jn 16,7-8). Así, el Espíritu de la Verdad, que camina con nosotros, es la comunicación de la profunda unidad que existe entre el Padre y el Hijo (Jn 15,26-27). El Espíritu no puede comunicar otra verdad que no sea la Verdad del Hijo. Todo lo que se relaciona con el misterio del Hijo, el Espíritu lo da a conocer (Jn 16,13-14). Esta experiencia de la unidad en Dios fue muy fuerte en las comunidades del Discípulo Amado. El amor que une a las personas divinas Padre e Hijo y Espíritu nos permite experimentar a Dios a través de la unión con las personas en una comunidad de amor. Así, también, era la propuesta de la comunidad, donde el amor debería ser la señal de la presencia de Dios en medio de la comunidad (Jn 13,34-35). Y este amor construyó la unidad dentro de la comunidad (Jn 17,21). Ellos miraban la unidad en Dios para poder entender la unidad entre ellos.

4) Para la reflexión personal

• Decía el obispo Don Pedro Casaldáliga: “La Trinidad es aún mejor que la comunidad”. ¿En la comunidad de la que tú eres miembro, percibes algún reflejo humano de la Trinidad Divina?
• Ecumenismo. ¿Soy ecuménico?

5) Oración final

Señor, Tú me enseñarás el camino de la vida,
me hartarás de gozo en tu presencia,
de dicha perpetua a tu derecha. (Sal 16,11)

Orden de los Carmelitas

miércoles, 27 de mayo de 2020

“Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo”

¡Amor y paz!
 
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio divina, en este miércoles de 7ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos benduce...
Lectio Divina: Juan 17,11b-19
Lectio
Miércoles, 27 de mayo de 2020
Tiempo de Pascua
1) Oración inicial
Padre lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, dedicarse plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu voluntad. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Juan 17,11b-19
 
Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad.
3) Reflexión
• Estamos en la novena de Pentecostés, esperando la venida del Espíritu Santo. Jesús dice que el don del Espíritu Santo se da sólo a quien lo pide en la oración (Lc 11,13). En el cenáculo, durante nueve días, desde la ascensión hasta Pentecostés, los apóstoles perseveraron en la oración junto con María la madre de Jesús (He 1,14). Por esto conseguirán en abundancia el don del Espíritu Santo (He 2,4). El evangelio de hoy continúa colocando ante nosotros la Oración Sacerdotal de Jesús. Es un texto muy bien apto para prepararnos en estos días a la venida del Espíritu Santo en nuestras vidas.
• Juan 17, 11b-12: Cuídalos en tu nombre. Jesús transforma su preocupación en plegaria: “¡Cuídalos en tu nombre, el nombre que tu me diste, para que sean uno como nosotros!" Todo lo que Jesús hizo en su vida, lo hizo en Nombre de Dios. Jesús es la manifestación del Nombre de Dios. El Nombre de Dios es Yavé, JHWH. En el tiempo de Jesús, este Nombre era pronunciado como Adonai, Kyrios, Señor. En el sermón de Pentecostés, Pedro dice que Jesús, por su resurrección, fue constituido Señor: “Sepa, entonces, con seguridad toda la gente de Israel que Dios ha hecho Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros crucificasteis”. (Hec 2,36). Y Pablo dice que esto se hizo: “para que toda lengua proclame, para gloria de Dios Padre: ¡Jesús Cristo es el Señor!” (Fil 2,11). Es el “Nombre sobre todo nombre” (Fil 2,9), JHWH o Yavé, el Nombre de Dios, recibió un rostro concreto en Jesús de Nazaret. Y es entorno a este nombre que hay que construir la unidad: Guárdalos en tu nombre, el nombre que tú me diste, para que sean uno como nosotros. Jesús quiere la unidad de las comunidades, para que puedan resistir frente al mundo que las odia y persigue. El pueblo unido alrededor del Nombre de Jesús ¡jamás será vencido!
• Juan 17,13-16: Que en sí mismos mi alegría sea colmada. Jesús se está despidiendo. Dentro de poco se irá. Los discípulos continúan en el mundo, serán perseguidos, tendrán aflicciones. Por esto están tristes. Jesús quiere que tengan alegría plena. Ellos tendrán que continuar en el mundo sin formar parte del mundo. Esto significa, bien concretamente, vivir en el sistema del imperio, sea romano o neoliberal, sin dejarse contaminar por él. Al igual que Jesús y con Jesús, deben vivir en el mundo sin ser del mundo.
• Juan 17,17-19: Como tú me enviaste, yo los envío al mundo. Jesús pide que sean consagrados en la verdad. Esto es, que sean capaces de dedicar toda su vida para testimoniar sus convicciones respecto de Jesús y de Dios Padre. Jesús se santificó en la medida en que, en su vida, fue revelando al Padre. Pide que sus discípulos entren en el mismo proceso de santificación. Su misión es la misma que la de Jesús. Ellos se santifican en la misma medida en que, viviendo el amor, revelan a Jesús y al Padre. Santificarse significa volverse humano, como lo fue Jesús. Decía el Papa León Magno: “Jesús fue tan humano, pero tan humano, como sólo Dios puede ser humano”. Por esto debemos vivir en el mundo, sin ser del mundo, pues el sistema deshumaniza la vida humana y la vuelve contraria a las intenciones del Creador.
4) Para la reflexión personal
• Jesús vivió en el mundo, pero no era del mundo. Vivió en el sistema sin seguir el sistema, y por esto fue perseguido y condenado a muerte. ¿Yo? ¿Vivo hoy como Jesús lo hizo en su tiempo, o adapto mi fe al sistema?
 
• Preparación para Pentecostés. Invocar el don del Espíritu Santo, el Espíritu que animó a Jesús. En esta novena de preparación a Pentecostés es bueno sacar un tiempo para pedir el don del Espíritu de Jesús.
5) Oración final
Bendigo al Señor que me aconseja;
aun de noche me instruye la conciencia;
tengo siempre presente ,
con él a mi derecha no vacilo. (Sal 16,7-
Orden de los Carmelitas

martes, 26 de mayo de 2020

Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros


¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio divina, en este martes de la 7ª semana de Pascua, ciclo A.

Dios nos bendice...

Lectio Divina: Juan 17,1-11a

Lectio

Martes, 26 de mayo de 2020

Tiempo de Pascua

1) Oración inicial

Te pedimos, Dios de poder y misericordia, que envíes tu Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos de su gloria. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Juan 17,1-11a

Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo.
Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.

3) Reflexión

• En los evangelios de hoy, de mañana y de pasado mañana, vamos a meditar las palabras que Jesús dirigió al Padre en el momento de la despedida. Juan conserva estas palabras y las coloca como pronunciadas por Jesús durante el último encuentro de Jesús con sus discípulos. Es el Testamento de Jesús en forma de plegaria, también llamada Oración Sacerdotal (Jn 7,1-26).

• El capítulo 17 del evangelio de Juan es el final de una larga reflexión de Jesús, iniciada en el capítulo 15, sobre su misión en el mundo. Las comunidades guardarán estas reflexiones para poder entender mejor el momento difícil que atraviesan: tribulación, abandono, dudas, persecución. La larga reflexión termina con la oración de Jesús para las comunidades. En ella afloran los sentimientos y las preocupaciones que, según el evangelista, estaban en Jesús en el momento de salir de este mundo para el Padre. Ahora Jesús está ante el Padre con estos sentimientos y con esta preocupación, intercediendo por nosotros. Por esto, la Oración Sacerdotal es también el Testamento de Jesús. Mucha gente, en el momento de despedirse por siempre, deja algún mensaje. Todo el mundo guarda palabras importantes del padre y de la madre, sobre todo cuando son de los últimos momentos de la vida. Conservar estas palabras es como guardar a las personas. Es una forma de añoranza.

• El capítulo 17 es un texto diferente. Es más de amistad que de razonamientos. Para captar bien todo su sentido, no basta la reflexión de la cabeza, de la razón. Este texto debe ser meditado y acogido también en el corazón. Por esto, no hay que preocuparse si no se entiende todo de inmediato. El texto exige toda una vida para meditarlo y profundizarlo. Un texto así, hay que leerlo, meditarlo, pensarlo, leerlo de nuevo, repetirlo, rumiarlo, como se hace con un caramelo en la boca, un caramelo que gusta. Uno le da vueltas y vueltas en la boca, hasta terminarlo del todo. Por esto, cierra los ojos, haz silencio dentro de ti y escucha a Jesús que te está hablando a ti, transmitiéndote en el Testamento su mayor preocupación, su última voluntad. Trata de descubrir cuál es el punto en que Jesús insiste más y que considera el más importante.

• Juan 17,1-3: ¡Ha llegado la hora! “Padre, ¡ha llegado la hora!" Es la hora largamente esperada (Jn 2,4; 7,30; 8,20; 12,23.27; 13,1; 16,32). Es el momento de la glorificación que se hará a través de la pasión, muerte y resurrección. Es el momento de la glorificación, que se hará mediante la pasión, la muerte y la resurrección. Al llegar al final de su misión, Jesús mira hacia atrás y hace una revisión. En esta plegaria, él va a expresar el sentimiento más íntimo de su corazón y el descubrimiento más profundo de su alma: la presencia del Padre en su vida.

• Juan 17,4-8: ¡Padre, reconocerán que vengo de Ti! Al volver a ver su vida, Jesús se ve a si mismo como la manifestación del Padre para los amigos que el Padre le dio. Jesús no vivió para sí. Vivió para que todos pudiesen tener un atisbo de bondad y de amor que está encerrado en el Nombre de Dios que es Abba, Padre.

• Juan 17,9-11a: Todo lo mío es tuyo, todo lo tuyo es mío. En el momento de dejar el mundo, Jesús expone al Padre su preocupación y reza por los amigos que él deja atrás. Ellos continúan en el mundo, pero no son del mundo. Son de Jesús, son de Dios, son señales de Dios y de Jesús en este mundo. Jesús se preocupa de las personas que quedan, y reza por ellas.

4) Para la reflexión personal

• ¿Cuáles son las palabras de las personas queridas que tu guardas con cariño y que orientan tu vida? En caso de que te fueras, ¿qué mensaje dejarías para tu familia y para la comunidad?

• ¿Cuál es la frase del Testamento de Jesús que más me tocó? ¿Por qué?

5) Oración final

¡Bendito sea el Señor, día tras día!
Él se encarga de nuestra salvación. Pausa.
Nuestro Dios es un Dios salvador,
el Señor libera de la muerte. (Sal 68,20-21)

Orden de los Carmelitas