¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en
este jueves de la 4a semana de Cuaresma, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Juan 5,31-47
Lectio
Jueves,
26 de marzo de 2020
Tiempo de Cuaresma
1)
Oración inicial
Padre lleno de amor, te pedimos que, purificados por la
penitencia y por la práctica de las buenas obras, nos mantengamos fieles a tus
mandamientos, para llegar, bien dispuestos, a las fiestas de Pascua. Por
nuestro Señor.
2)
Lectura el Evangelio
Del Evangelio según Juan 5,31-47
Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no
sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el
testimonio que da de mí.
Vosotros mandasteis enviados a Juan, y él dio testimonio de la verdad. En cuanto a mí, no es de un hombre del que recibo testimonio; pero digo esto para que vosotros seáis salvos.
Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz.
Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí.
Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que él ha enviado. Vosotros investigáis las Escrituras,
ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres.
Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre,
a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre.
Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza.
Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero si no creéis en sus escritos,¿cómo vais a creer en mis palabras?»
Vosotros mandasteis enviados a Juan, y él dio testimonio de la verdad. En cuanto a mí, no es de un hombre del que recibo testimonio; pero digo esto para que vosotros seáis salvos.
Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz.
Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí.
Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que él ha enviado. Vosotros investigáis las Escrituras,
ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres.
Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre,
a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre.
Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza.
Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero si no creéis en sus escritos,¿cómo vais a creer en mis palabras?»
3)
Reflexión
• Juan, intérprete de Jesús. Juan es un buen intérprete
de las palabras de Jesús. Un buen intérprete debe tener una doble fidelidad.
Fidelidad a las palabras de aquel que habla, y fidelidad al lenguaje de aquel
que escucha. En el Evangelio de Juan, las palabras de Jesús no son transmitidas
materialmente al pie de la letra, sino que son traducidas y transpuestas al
lenguaje de la gente de las comunidades cristianas del final del primer siglo
en Asia Menor. Por este motivo, las reflexiones del Evangelio de Juan no son
siempre fáciles de entender. Pues en ellas se juntan las palabras de Jesús y
las palabras del evangelista que refleja el lenguaje de fe de las comunidades
de Asia Menor. Por esto mismo, no basta el estudio erudito o científico de las
palabras para poder captar el sentido pleno y profundo de las palabras de
Jesús. Es necesario tener en nosotros también una vivencia comunitaria de la
fe. El evangelio del día de hoy es un típico ejemplo de la profundidad
espiritual y mística del discípulo amado.
• Iluminación mutua entre vida y fe. Aquí vale repetir lo
que Juan Cassiano dijo respecto del descubrimiento del sentido pleno y profundo
de los salmos: “Instruidos por aquello que sentimos, no percibimos el texto
como algo que solamente oímos, sino como algo que experimentamos y tocamos con
nuestras manos; no como una historia extraña e inaudita, sino como algo que
damos a luz desde lo más profundo de nuestro corazón, como si fueran
sentimientos que forman parte de nuestro ser. Repitámoslo: no es la lectura
(estudio) lo que nos hace penetrar en el sentido de las palabras, sino la
propia experiencia adquirida anteriormente en la vida de cada día” (Collationes
X,11). La vida ilumina el texto, el texto ilumina la vida. Si, a veces, el
texto no nos dice nada, no es por falta de estudio ni por falta de oración,
sino sencillamente por falta de profundidad en nuestra vida.
• Juan 5,31-32: El valor del testimonio de Jesús. El testimonio
de Jesús es verdadero, porque no se promueve a sí mismo, ni se exalta a sí
mismo. “Otro es el que da testimonio de mí”, y es el Padre. Y su testimonio es
verdadero y merece fe.
• Juan 5,33-36: El valor del testimonio de Juan Bautista
y de las obras de Jesús. Juan Bautista también dio testimonio respecto de Jesús
y lo presentó a la multitud como enviado de Dios que debía venir a este mundo
(cf. Jn 1,29.33-34; 3,28-34). Por esto, por muy importante que sea el
testimonio de Juan, Jesús no depende de él. El tiene un testimonio a su favor
que es mayor que el testimonio de Juan, a saber, las obras que el Padre realiza
por medio de él (Cf. Jn 14,10-11).
• Juan 5,37-38: El Padre da testimonio a favor de Jesús.
Anteriormente, Jesús había dicho: “Quien es de Dios oye las palabras de Dios”
(Jn 8,47). Los judíos que acusan a Jesús no tienen la mente abierta para Dios.
Por ello, no consiguen percibir el testimonio del Padre que les llega a través
de Jesús.
• Juan 5,39-41: La escritura da testimonio a favor de
Jesús. Los judíos dicen tener fe en las escrituras, pero en realidad no
entienden la Escritura, pues la propia Escritura habla de Jesús (cf. Jn 5,46;
12,16.41; 20,9).
• Juan 5,42-47: El Padre no juzga, pero confía el juicio
al hijo. Los judíos se dicen fieles a la Escritura y a Moisés y, por ello,
condenan a Jesús. En realidad, Moisés y la escritura hablan respecto de Jesús y
piden creer en él.
4)
Para la reflexión personal
• La vida ilumina el texto y el texto ilumina la vida.
¿Has experimentado esto alguna vez?
• Trata de profundizar en el valor del testimonio de
Jesús.
5)
Oración final
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. (Sal 144)
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. (Sal 144)
Orden de los Carmelitas
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