¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este martes de la sexta semana del Tiempo Ordinario,
ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Marcos 8,14-21
Lectio
Martes,
18 Febrero , 2020
Tiempo Ordinario
1)
Oración inicial
Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos y
sencillos de corazón; concédenos vivir por tu gracia de tal manera, que
merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor.
2)
Lectura
Del santo Evangelio según Marcos 8,14-21
Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo
en la barca más que un pan. Él les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y
guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.» Ellos
hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué
estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es
que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?
¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos
canastos llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen.«Y cuando partí los
siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?»
Le dicen: «Siete.» Y continuó: «¿Aún no entendéis?»
3)
Reflexión
• El evangelio de ayer hablaba del malentendido entre
Jesús y los fariseos. El evangelio de hoy habla del malentendido entre Jesús y
los discípulos y muestra como la “levadura de los fariseos y de Herodes”
(religión y gobierno), se había infiltrado también en la cabeza de los
discípulos hasta el punto de que no fueron capaces de acoger la Buena Nueva.
• Marcos 8,14-16: Cuidado con la levadura de los fariseos
y de Herodes. Jesús advierte a los discípulos: “Guardaos de la levadura de los
fariseos y de Herodes”. Pero ellos no entendían las palabras de Jesús. Piensan
que habla así porque habían olvidado comprar el pan. Jesús dice una cosa y
ellos entienden otra. Este desencuentro era el resultado de la influencia
insidiosa de la “levadura de los fariseos” en la cabeza y en la vida de los
discípulos.
• Marcos 8,17-18ª: Las preguntas de Jesús. Ante esta
falta casi total de percepción en los discípulos, Jesús hace una serie de
preguntas rápidas, sin esperar una respuesta. Preguntas duras que evocan cosas
muy serias y revelan una total incomprensión por parte de los discípulos. Por
increíble que parezca, los discípulos llegaron a un punto en que no se
diferenciaban de los enemigos de Jesús. Anteriormente, Jesús se había quedado
triste con la “dureza de corazón” de los fariseos y de los herodianos (Mc 3,5).
Ahora, los discípulos mismos tenían un “corazón endurecido” (Mc 8,17).
Anteriormente, “los de fuera” (Mc 4,11) no entendían las parábolas, porque
“tenían ojos y no veían oídos y escuchaban” (Mc 4,12). Ahora, los discípulos mismos
no entendían nada, porque “tienen ojos y no ven, oídos y no oyen” (Mc 8,18).
Además de esto, la imagen del “corazón endurecido” evocaba la dureza del
corazón de la gente del AT que siempre se desviaba del camino. Evocaba asimismo
el corazón endurecido del faraón que oprimía y perseguía al pueblo (Ex 4,21;
7,13; 8,11.15.28; 9,7...). La expresión “tienen ojos y no ven, oídos y no oyen”
evocaba no sólo a la gente sin fe, criticada por Isaías (Is 6,9-10), sino que
también a los adoradores de los falsos dioses, de los cuales el salmo decía:
“Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen” (Sal 115,5-6).
• Marcos 18b-21: Las dos preguntas sobre el pan. Las dos
preguntas finales son sobre la multiplicación de los panes: ¿Cuántos cestos
recogieron la primera vez? ¡Doce! Y ¿la segunda? ¡Siete! Como los fariseos,
también los discípulos, a pesar de haber colaborado activamente en la
multiplicación de los panes, no llegaron a comprender su significado. Jesús
termina: "¿Aún no entendéis?" La forma que Jesús tiene de lanzar
estas preguntas, una después de otra, casi sin esperar respuesta, parece una
ruptura. Revela un desencuentro muy grande. ¿Cuál es la causa de este
desencuentro?
• La causa del desencuentro entre Jesús y los discípulos.
La causa del desencuentro entre Jesús y los discípulos no fue su mala voluntad.
Los discípulos no eran como los fariseos. Estos también no entendían, pero en
ellos había malicia. Se servían de la religión para criticar y condenar a Jesús
(Mc 2,7.16.18.24; 3,5.22-30). Los discípulos, por el contrario, eran buena
gente. No tenían mala voluntad. Pues, aún siendo víctimas de la “levadura de
los fariseos y de los herodianos”, no estaban interesados en defender el
sistema de los fariseos y de los herodianos en contra de Jesús. Entonces, ¿cuál
era la causa? La causa del desencuentro entre Jesús y los discípulos tenía que
ver con la esperanza mesiánica. Había entre los judíos una gran variedad de
expectativas mesiánicas. De acuerdo con las diversas interpretaciones de las
profecías, había gente que esperaba a un Mesías Re (cf. Mc 15,9.32). Otros, a
un Mesías Santo o Sacerdote (cf. Mc 1,24). Otros, a un Mesías Guerrillero
subversivo (cf Lc 23,5; Mc 15,6; 13,6-8). Otros, a un Mesías Doctor (cf. Jn
4,25; Mc 1,22.27). Otros, a un Mesías Juez (cf. Lc 3,5-9; Mc 1,8). Otros, a un
Mesías Profeta (6,4; 14,65). A lo que parece, nadie esperaba a un Mesías
Siervo, anunciado por el profeta Isaías (Is 42,1; 49,3; 52,13). Ellos no daban
valor a la esperanza mesiánica como servicio del pueblo de Dios a la humanidad.
Cada cual, según sus propios intereses y según su clase social, esperaba al
Mesías, queriendo encajarlo en su propia esperanza. Por esto, el título Mesías,
dependía de las personas o de la posición social, podía significar cosas bien
diferentes. ¡Había mucha confusión de ideas! Es en esta actitud de Siervo que
está la llave que va a encender una luz en la oscuridad de los discípulos y que
los ayudará a convertirse. Solamente aceptando al Mesías como el Siervo
sufriente de Isaías, ellos serán capaces de abrir los ojos y comprender el
Misterio de Dios en Jesús.
4)
Para la reflexión personal
• ¿Cuál es hoy la levadura de los fariseos y de Herodes
para nosotros? ¿Qué significa hoy, para mí, tener el “corazón endurecido”?
• La levadura de Herodes y de los fariseos impedía a los
discípulos entender la Buena Nueva. La propaganda de la televisión ¿nos impide
hoy entender la Buena Nueva de Jesús?
5)
Oración final
Cuando digo: «Vacila mi pie»,
tu amor, Señor, me sostiene;
en el colmo de mis cuitas interiores,
tus consuelos me confortan por dentro. (Sal 94,18-19)
tu amor, Señor, me sostiene;
en el colmo de mis cuitas interiores,
tus consuelos me confortan por dentro. (Sal 94,18-19)
Orden de los Carmelitas
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