¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, hoy Miércoles de Ceniza.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Miércoles
de Ceniza
Miércoles, 26 de febrero de 2020
El
significado de la oración, de la limosna y del ayuno
Cómo
utilizar bien el tiempo de la Cuaresma
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu
Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual
Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la
Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios
en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que
parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida
y resurrección.
Crea en nosotros el silencio
para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y
en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos
oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos
experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de
paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y
enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Clave de
lectura:
El evangelio de este
Miércoles de Ceniza está sacado del Sermón de la Montaña y quiere ofrecernos
una ayuda para hacernos entender cómo practicar las tres obras de piedad:
oración, limosna y ayuno y cómo utilizar bien el tiempo de Cuaresma. El modo de
cumplir estas tres obras ha cambiado mucho a través de los siglos, según las
culturas y costumbres de los pueblos y la salud de las personas. Hoy las
personas más ancianas recuerdan el ayuno severo y obligatorio de cuarenta días
durante toda la cuaresma. A pesar de los cambios en el modo de practicar las
obras de piedad, queda la obligación humana y cristiana (i) de compartir
nuestros bienes con los pobres (limosna), (ii) de vivir en contacto con el
Creador (oración) y (iii) de saber controlar nuestro ímpetu y nuestros deseos
(ayuno). Las palabras de Jesús que meditamos pueden hacer surgir en nosotros la
creatividad necesaria para encontrar nuevas formas para vivir estas tres
prácticas tan importantes de la vida cristiana.
b) Una
división del texto para ayudarnos en su lectura:
Mateo 6,1: La clave general
para entender la enseñanza que sigue
Mateo 6, 2: Cómo no hacer limosna
Mateo 6,3-4: Cómo hacer limosna
Mateo 6,5: Cómo no orar
Mateo 6,6: Cómo orar
Mateo 6,16. Cómo no hacer ayuno
Mateo 6,17-18: Cómo hacer ayuno
c) Texto:
«Cuidad de no practicar
vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo
contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Por
tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen
los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados
por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio,
cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así
tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
«Y cuando oréis, no seáis
como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de
las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que
ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y,
después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
«Cuando ayunéis, no pongáis
cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres
vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio,
cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto,
no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre,
que ve en lo secreto, te recompensará.
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios
pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la
meditación y en la oración.
a) ¿Cuál
es el punto del texto que más te ha llamado la atención o que te ha gustado
más?
b) ¿Cómo entender la advertencia inicial hecha por Jesús?
c) ¿Qué critica y qué enseña Jesús sobre la limosna? Haz un resumen para ti
d) ¿Qué critica y qué enseña Jesús sobre la oración? Haz un resumen para ti
e) ¿Qué critica y que enseña Jesús sobre el ayuno? Haz un resumen para ti
5. Para aquellos que quisieran profundizar más en el tema
a)
Contexto:
Jesús habla de tres cosas:
la limosna (Mt 6,1-6), la oración (Mt 6,5-15) y el ayuno (Mt 6,16-18). Eran las
tres obras de piedad de los judíos. Jesús critica el hecho de que practican la
piedad para ser vistos de los hombres (Mt 6,1). No permite que la práctica de
la justicia y de la piedad se use como un medio de promoción social en la
comunidad (Mt 6,2.5.16). En las palabras de Jesús aparece un nuevo tipo de
relación con Dios que se abre para nosotros. Él dice: “Tu Padre que ve en el
secreto te recompensará” (Mt 6,4). “Vuestro Padre que conoce vuestras
necesidades antes de que le pidáis cualquier cosa” (Mt 6,8). “Si perdonáis a los
hombres sus faltas, también vuestro Padre celestial os perdonará” (Mt 6,14).
Jesús nos ofrece un nuevo camino de acceso al corazón de Dios. La meditación de
sus palabras referentes a las obras de piedad podrá ayudarnos a descubrir este
nuevo camino.
b)
Comentario del texto
Mateo 6,1: La clave general
para entender la enseñanza que sigue
Jesús dice: “Cuidad de no
practicar vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos;
de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los
cielos”. La justicia de la que habla Jesús consiste en conseguir el lugar donde
Dios nos quiere. El camino para llegar allí está expresado en la Ley de Dios.
Jesús avisa del hecho de que no se debe observar la ley para ser elogiados de
los hombres. Antes había dicho: “Si vuestra justicia no supera la justicia de
los doctores de la ley y de los fariseos, no entraréis en el Reino de los
cielos” (Mt 5,26). Cuando leemos esta frase, no debemos pensar sólo en los
fariseos del tiempo de Jesús, sino más bien en el fariseo que duerme en cada
uno de nosotros. Si José, esposo de María, hubiese seguido la justicia de la
ley de los fariseos, hubiera debido denunciar a María. Pero él era “justo” (Mt
1,19), poseía ya la nueva justicia anunciada por Jesús. Por esto transgredió la
antigua ley y salva la vida de María y de Jesús. La nueva justicia anunciada
por Jesús reposa sobre otra base, sale de otra fuente. Debemos construir
nuestra seguridad desde dentro, no en lo que nosotros hacemos por Dios, sino en
lo que Dios hace por nosotros. Y esta es la clave principal para entender la
enseñanza de Jesús sobre las obras de piedad. En todo lo que sigue, Mateo
aplica este principio general a la práctica de la limosna, de la oración y del
ayuno. Desde el punto de vista didáctico, primero dice cómo no debe ser, y
luego enseguida enseña cómo debe ser.
Mateo 6,2: Cómo no hacer
limosna
El modo errado de hacer
limosna, sea en tiempos pasados como hoy, es el de usar un modo vistoso, para
ser reconocido y aclamado por los otros. A veces sobre los bancos de la iglesia
se ven escritas estas palabras: “Obsequio de la familia tal”. En televisión, a
los políticos les gusta mostrarse como grandes benefactores de la humanidad en
las inauguraciones de obras públicas al servicio de la comunidad. Jesús dice: “
Aquellos que así obran, ya han recibido su recompensa”.
Mateo 6,3-4: Cómo hacer
limosna
El modo correcto de hacer
limosna es éste: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. O sea,
debo dar limosna de tal modo que ni yo tenga la sensación de estar haciendo una
cosa buena, que merece una recompensa por parte de Dios y elogio por parte de
los hombres. La limosna es una obligación. Es una forma de compartir algo que
tengo, con aquéllos que no tienen nada. En una familia, lo que es de uno es de
todos. Jesús elogia el ejemplo de la viuda, que daba hasta lo que le era
necesario (Mc 12,44).
Mateo 6,5: Cómo no orar
Hablando de algunos modos
equivocados de orar, Jesús menciona algunos usos y costumbres raras de aquella
época. Cuando se tocaba la trompeta para la oración de la mañana, del mediodía
o de la tarde, había gente que le gustaba encontrarse en mitad de la calle para
orar solemnemente con los brazos abiertos haciéndose así ver de todos y ser
considerados, de esta forma, como gente piadosa. Otros en la sinagoga, asumían
posturas extravagantes, para llamar la atención de la comunidad.
Mateo 6,6: Cómo orar
Para no dejarnos dudas,
Jesús exagera sobre cómo orar. Dice que se necesita orar, en secreto, solo
delante de Dios Padre. Ninguno te verá. Incluso, para los otros, tú serás
alguien que no reza. ¡No importa! También de Jesús dijeron: “No es de Dios”. Y
esto porque Jesús oraba mucho de noche y no le importaba la opinión de los
demás. Lo que importa es tener la conciencia en paz y tener la certeza de que
Dios es el Padre que me acoge y no a partir de lo que hago por Dios o a partir
de la satisfacción que busco en el hecho de que otros me aprecian como una
persona pía que ora.
Mateo 6,16: Cómo no ayunar
Jesús critica las prácticas
equivocadas del ayuno. Había gente que se desfiguraban el rostro, no se
lavaban, usaban vestidos rotos, no se peinaban, de modo que todos pudiesen ver
que estaban ayunando y de un modo perfecto.
Mateo 6,17-18: Cómo ayunar
Jesús recomendaba lo
contrario. Cuando tú ayunes derrama perfume sobre tu cabeza, lávate la cara, de
modo que ninguno se dé cuenta de que estás ayunando, sino sólo tu Padre que
está en los cielos. Como decíamos antes, se trata de un camino nuevo de acceso
al corazón de Dios que se abre delante de nosotros. Jesús, para asegurarnos
interiormente, no pide lo que nosotros hacemos por Dios, sino más bien lo que
Dios hace por nosotros. La limosna, la oración y el ayuno no son dineros para
comprar el favor de Dios, sino sólo la respuesta de gratitud al amor recibido y
experimentado.
c)
Ampliando conocimientos:
i) El
contexto más amplio del Evangelio de Mateo
El Evangelio de Mateo ha
sido escrito para una comunidad de judíos convertidos que estaban atravesando
una crisis profunda de identidad, con relación a su pasado. Después de
convertirse a Jesús, habían continuado viviendo según sus antiguas tradiciones
y frecuentaban las sinagogas, junto con los parientes y amigos, como antes.
Pero sufrían, a causa de una fuerte presión por parte de los amigos judíos que
no aceptaban a Jesús como Mesías. Esta tensión aumentó después de los años
setenta. Cuando, en el 66 d. de Cristo, explotó la revuelta de los judíos
contra Roma, dos grupos no quisieron participar, el grupo de los fariseos y el
grupo de los judíos cristianos. Ambos grupos sostenían que ir contra Roma no
tenía nada que ver con la venida del Mesías, como otros defendían. Después de
la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos en el 70, los otros grupos
judíos desaparecieron todos. Quedaron sólo los fariseos y los judíos
cristianos. Ambos pretendían ser los herederos de las promesas de los profetas,
y por esto, aumentaba la tensión entre los hermanos a causa de la herencia. Los
fariseos reorganizaron el resto del pueblo y tomaron posición cada vez más
encontrada contra los cristianos, que acabaron por ser excomulgados de la
sinagoga. Esta excomunicación reabrió todo el problema de la identidad. Ahora
los cristianos eran de modo oficial y formal separados del pueblo de las
promesas. No podían frecuentar más sus sinagogas y sus rabinos. Y ellos se
preguntaban: “¿Quién es el verdadero pueblo de Dios ellos o nosotros?” ¿Es
Jesús verdaderamente el Mesías?
Mateo, por tanto, escribe su
evangelio (1) para este grupo de cristianos, como un evangelio de consolación
para aquéllos que estaban excomulgados y perseguidos por los judíos:
ayudándoles a superar el trauma de la rotura; (2) como un evangelio de
revelación, mostrando que Jesús es el verdadero Mesías, el nuevo Moisés, que
cumple las promesas; (3) como un evangelio de nueva práctica, mostrando cómo
deben hacer para llegar a la verdadera justicia, mucho mayor que la justicia de
los fariseos.
ii) Una
clave para el Sermón de la Montaña
El Sermón de la Montaña es
el primero de los cinco discursos del Evangelio de Mateo. Describe las
condiciones que permiten a una persona el poder entrar en el Reino de Dios: la
puerta de entrada, la nueva lectura de la ley, el modo nuevo de ver y practicar
las obras de piedad; el modo nuevo de vivir en comunidad. En una palabra, en el
Sermón de la Montaña, Jesús comunica el modo nuevo de mirar las cosas de la
Vida y del Reino. Se trata de una división que sirve de clave de lectura:
Mt 5,1-16: La puerta de
entrada
Mt 5,1-10: Las ocho
Bienaventuranzas ayudan a percibir donde el Reino está ya presente (Mt entre
los pobres y perseguidos) y donde estará en breve (Mt entre los otros seis
grupos).
Mt 5,12-16: Jesús dirige
palabras de consuelo a los discípulos y avisa: aquél que viva las
bienaventuranzas será perseguido (Mt 5,11-12), pero su vida tendrá un sentido,
un significado, porque será sal de la tierra (Mt 5,13) y luz del mundo (Mt
5,14-16).
Mt 5,17 al 6,18: La nueva
relación con Dios: Una nueva Justicia
Mt 5,17-48: La nueva
justicia debe superar la justicia de los fariseos
Jesús radicalizaba la ley, o
sea, la llevaba a su raíz, a su objetivo principal y último que es servir la
vida, la justicia, el amor y la verdad. Los mandamientos de la ley indican un
nuevo camino de vida, evitado por los fariseos (Mt 5,17-20).
De pronto Jesús presenta
varios ejemplos de cómo deben ser entendidos los mandamientos de la Ley de Dios
dada por Moisés: antiguamente se os dijo, pero yo os digo ((Mt 5,21- 48).
Mt 6,1-18: La nueva justicia
no debe buscar recompensa o mérito (Es el evangelio de este Miércoles de
Ceniza)
Mt 6,19-34: La nueva
relación con los bienes de la tierra: una nueva visión de la creación
Afronta las necesidades
primarias de la vida: alimentos, vestidos, casa, salud. Es la parte de la vida
que produce más angustias en las personas. Jesús enseña cómo relacionarse con
los bienes materiales y con las riquezas de la tierra: no acumular bienes (Mt
6,19-21), no mirar al mundo con mirada afligida (Mt 6,22-23), no servir a Dios
y al dinero al mismo tiempo (Mt 6, 24), no preocuparse por lo que comeremos o
beberemos (Mt 6,23-34).
Mt 7,1-29: La nueva relación
con las personas: una nueva vida en comunidad
No buscar la paja en el ojo
de tu hermano (Mt 7,1-15), no echar las perlas a los puercos (Mt 7,6); no tener
miedo de buscar las cosas de Dios (Mt 7,7-11); la regla de oro (Mt 7,12);
escoger el camino estrecho y difícil (Mt 7, 13-14) ; poner atención a los
falsos profetas (Mt 7,15-20); no sólo hablar sino obrar (Mt 7,21-23); la
comunidad construida sobre esta base estará segura, en pie, a pesar de la
tempestad (Mt 7,24-27) . El resultado de estas palabras es una nueva conciencia
delante de los escribas y fariseos (Mt 7,28-29).
6. Oración de un Salmo: Salmo 40 (39)
Dichoso será el hombre
que pone en Yahvé su confianza,
Anunciar la gran justicia de Dios
Yo esperaba impaciente a Yahvé:
hacia mí se inclinó
y escuchó mi clamor.
Me sacó de la fosa fatal,
del fango cenagoso;
asentó mis pies sobre roca,
afianzó mis pasos.
Puso en mi boca un cántico nuevo,
una alabanza a nuestro Dios;
muchos verán y temerán,
y en Yahvé pondrán su confianza.
y no se va con los rebeldes
que andan tras los ídolos.
¡Cuántas maravillas has hecho,
Yahvé, Dios mío,
cuántos designios por nosotros;
nadie se te puede comparar!
Quisiera publicarlos, pregonarlos,
mas su número es incalculable.
No has querido sacrificio ni oblación,
pero me has abierto el oído;
no pedías holocaustos ni víctimas,
dije entonces: «Aquí he venido».
Está escrito en el rollo del libro
que debo hacer tu voluntad.
Y eso deseo, Dios mío,
tengo tu ley en mi interior.
He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he contenido mis labios,
tú lo sabes, Yahvé.
No he callado tu justicia en mi pecho,
he proclamado tu lealtad, tu salvación;
no he ocultado tu amor y tu verdad
a la gran asamblea.
Y tú, Yahvé, no retengas
tus ternuras hacia mí.
Que tu amor y lealtad
me guarden incesantes.
Pues desdichas me envuelven
en número incontable.
Mis culpas me dan caza
y ya no puedo ver;
más numerosas que mis cabellos,
y me ha faltado coraje.
los que me insultan: «Ja,
ja».
¡En ti gocen y se alegren
¡Dígnate,
Yahvé, librarme;
Yahvé, corre en mi ayuda!
¡Queden confusos y humillados
los que intentan acabar conmigo!
¡Retrocedan confundidos
los que desean mi mal!
Queden corridos de vergüenza
todos los que te buscan!
¡Digan sin cesar: «Grande es Yahvé»
los que ansían tu victoria!
Aunque soy pobre y desdichado,
el Señor se ocupará de mí.
Tú eres mi auxilio y libertador,
¡no te retrases, Dios mío!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia
por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu
Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que
Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no
sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas
con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los
siglos. Amén.
Orden de los Carmelitas