¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este martes de la 2ª semana del Tiempo
Ordinario, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Marcos 2,23-28
Lectio
Martes,
21 de enero de 2020
Tiempo
ordinario
1)
Oración inicial
Dios
todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente
la oración de tu pueblo, y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en
tu paz. Por nuestro Señor. Amen.
2)
Lectura
Del
santo Evangelio según Marcos 2,23-28
Y
sucedió que un sábado cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos
empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira, ¿por
qué hacen en sábado lo que no es lícito?» Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo
que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron
hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, y
comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y
dio también a los que estaban con él?» Y les dijo: «El sábado ha sido
instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo
del hombre también es señor del sábado.»
3)
Reflexión
La
ley existe para el bien de las personas. En el día de sábado, los discípulos
pasan por las plantaciones y se abren camino arrancando espigas. En Mateo 12,1
se dice que tenían hambre. Invocando la Biblia, los fariseos critican la
actitud de los discípulos. Sería una trasgresión de la ley del Sábado (cf. Ex
20,8-11). Jesús responde invocando la misma Biblia para mostrar que los
argumentos de los demás no tienen fundamento. Recuerda que el mismo David hizo
algo prohibido, ya que sacó los panes consagrados del templo y los dio de comer
a los soldados que tenían hambre (1 Sam 21,2-7). Y Jesús termina con dos frases
importantes: (a) El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el
sábado (b) ¡El Hijo del Hombre es dueño del sábado!
•
El sábado es para el ser humano, y no el ser humano para el sábado. Durante más
de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época
de Jesús, los judíos habían observado la ley del sábado. Esta observancia secular
se volvió para ellos en una fuerte señal de identidad. El sábado era
rigurosamente observado. En la época de los Macabeos, hacia la mitad del siglo
II antes de Cristo, esta rígida observancia llegó a un punto crítico. Atacados
por los griegos en día de sábado, los rebeldes Macabeos preferían dejarse matar
y no transgredir el sábado usando las armas para defender su vida. Por esto,
murieron mil personas (1Mac 2,32-38). Reflexionando sobre esta masacre, los
líderes macabeos concluyeron que debían resistir y defender su vida, aunque
fuera sábado (1Mac 2,39-41). Jesús tuvo la misma actitud: relativizar la ley
del sábado a favor de la vida, pues la ley existe para el bien de la vida
humana, y no ¡el contrario!
•
¡El Hijo del Hombre es dueño del sábado! La nueva experiencia de Dios como
Padre/Madre hace que Jesús, el Hijo del Hombre, diera una llave para descubrir
la intención de Dios que está en el origen de las leyes del Antiguo Testamento.
Por esto, el Hijo del Hombre, es dueño hasta del Sábado. Al convivir con el
pueblo de Galilea, durante treinta años y sintiendo en su piel la opresión y la
exclusión a que tantos hermanos y hermanas estaban condenados en nombre de la
Ley de Dios, Jesús percibió que esto no podía ser el sentido de aquellas leyes.
Si Dios es el Padre, entonces acoge a todos como hijos e hijas. Si Dios es
Padre, entonces tenemos que ser hermanos y hermanas unos de otros. Fue lo que
Jesús vivió y rezó, desde el comienzo hasta el fin. La Ley del Sábado debe
estar al servicio de la vida y de la fraternidad. Fue por su fidelidad a este
mensaje que Jesús fue preso y condenado a muerte. El incomodó el sistema, y el
sistema se defendió, usando la fuerza contra Jesús, pues El quería la ley al
servicio de la vida, y no lo contrario.
•
Jesús y la Biblia. Los fariseos criticaban a Jesús en nombre de la Biblia.
Jesús responde y critica a los fariseos usando la Biblia. El conocía la Biblia
de memoria. En aquel tiempo, no había Biblias impresas como tenemos hoy en día.
En cada comunidad había sólo una Biblia, escrita a mano, que quedaba en la
sinagoga. Si Jesús conocía tan bien la Biblia, era señal de que, durante
aquellos 30 años de su vida en Nazaret, había participado intensamente en la
vida de la comunidad, donde el sábado se leían las Escrituras. ¡Nos falta mucho
para que tengamos la misma familiaridad con la Biblia y la misma participación
en la comunidad!
4)
Para la reflexión personal
•
El sábado es para el ser humano, y no viceversa. ¿Cuáles son los puntos de mi
vida que
he
de cambiar?
•
Aún sin tener la Biblia en casa, Jesús la conocía de memoria. ¿Y yo?
5)
Oración final
Doy
gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión de los justos y en la comunidad.
Grandes son las obras del Señor,
meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)
en la reunión de los justos y en la comunidad.
Grandes son las obras del Señor,
meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)
Orden
de los Carmelitas
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