¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y
meditar el Evangelio, en este martes de la 31a semana del Tiempo Ordinario,
ciclo C.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Lucas 14,15-24
Lectio
Martes,
5 Noviembre , 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y
agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles; concédenos caminar sin
tropiezos hacia los bienes que pos prometes. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas
14,15-24
Al oír esto, uno de los comensales le dijo: « ¡Dichoso el que
pueda comer en el Reino de Dios!» Él le respondió: « Un hombre dio una gran
cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los
invitados: `Venid, que ya está todo preparado.' Pero todos a una empezaron a
excusarse. El primero le dijo: `He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te
ruego me dispenses.' Y otro dijo: `He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a
probarlas; te ruego me dispenses.'Otro dijo: `Me acabo de casar, y por eso no
puedo ir.'
«Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, el dueño
de la casa, airado, dijo a su siervo: `Sal en seguida a las plazas y calles de
la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, a ciegos y cojos.' Dijo
el siervo: `Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio.' Dijo el
señor al siervo: `Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se
llene mi casa.' Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi
cena.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy sigue la reflexión alrededor de asuntos
enlazados con la comida y las invitaciones. Jesús cuenta la a parábola del
banquete. Mucha gente ha sido invitada, pero la mayoría no acudió. El dueño de
la fiesta se indigna viendo que los convidados no acuden y manda llamar a los
pobres, a los lisiados, a los ciegos, a los cojos. Pero sigue habiendo sitio.
Entonces el dueño manda convidar a todo el mundo, hasta que la casa queda
llena. Esta parábola es una luz para las comunidades del tiempo de Lucas.
• En las comunidades del tiempo de Lucas había cristianos,
venidos del judaísmo y cristianos venidos de los paganos. A pesar de las
diferencias de raza, clase y género, ellos tenían un gran ideal, basado en el
compartir y en la comunión (Hec 2,42; 4,32; 5,12). Pero había muchas
dificultades, pues los judíos tenían normas de pureza legal que les impedían
comer con los paganos. Y hasta después de haber entrado en la comunidad
cristiana, algunos de ellos guardan la antigua costumbre de no sentarse con los
paganos alrededor de la misma mesa. Así, Pedro tuvo conflictos en la comunidad
de Jerusalén, por haber entrado en casa de Cornelio, un pagano y haber comido
con él (Hec 11,3). En vista de esta problemática de las comunidades, Lucas
guarda una serie de palabras de Jesús respecto a la comunión alrededor de la
mesa (Lc 14,1-24). La parábola que aquí meditamos es un retrato de lo que
estaba aconteciendo en las comunidades.
• Lucas 14,15: Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios.
Jesús había terminado de contar dos parábolas: una sobre la elección de los
lugares (Lc 14,7-11), y la otra sobre la elección de los invitados (Lc
14,12-14). Al oír estas parábolas, alguien que estaba en la mesa con Jesús
tiene que haber percibido el alcance de la enseñanza de Jesús y dice:
"¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!". Los judíos
comparaban el tiempo futuro del Mesías a un banquete, marcado por la hartura,
la gratitud y la comunión (Is 25,6; 55,1-2; Sal 22,27). El hambre, la pobreza y
la carestía hacían que el pueblo tuviera esperanza de cara al futuro. La
esperanza de los bienes mesiánicos, comúnmente experimentada en los banquetes,
se proyectaba para el final de los tiempos.
• Lucas 14,16-20: El gran banquete está listo. Jesús responde
con una parábola. "Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos".
Pero los deberes de cada cual impiden a los invitados a que acepten la
invitación. El primero dice: “He comprado un campo. ¡Tengo que ir a verlo!” El
segundo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas”. El tercero:
“Me casé. No puedo ir”. Dentro de las normas y de las costumbres de la época,
aquellas personas tenían derecho a no aceptar la invitación (cf. Dt 20,5-7).
• Lucas 14,21-22: El banquete permanece de pie. El dueño de la
fiesta queda indignado con las excusas. En el fondo, quien se indigna es Jesús
mismo, pues las normas de estricta observancia de la ley reducían el espacio
para que la gente pudiera vivir gratuitamente un banquete amigo que engendraba
fraternidad y compartir. Allí, el dueño de la fiesta manda los empleados a que
inviten a los pobres, a los ciegos, a los cojos, a los lisiados. Los que,
normalmente, eran excluidos como impuros, ahora son invitados a sentarse
entorno a la mesa del banquete.
• Lucas 14,23-24: Todavía hay sitio. La sala no se llenó. Había
sitio todavía. Entonces, el dueño de la casa manda invitar a los que andan por
los caminos. Son los paganos. Ellos también son invitados a sentarse entorno a
la mesa. Así, en el banquete de la parábola de Jesús, se sientan juntos a la
misma mesa, judíos y paganos. En el tiempo de Lucas había muchos problemas que
impedían la realización de este ideal de la mesa común. Por medio de la
parábola, Lucas muestra que la práctica de la comunión de la mesa venía de
Jesús mismo.
Después de la destrucción de Jerusalén, en el año 70, los
fariseos asumieron el liderazgo en las sinagogas, exigiendo el cumplimiento
rígido de las normas que lo identificaban como pueblo judío. Los judíos que se
convertían al cristianismo eran considerados como una amenaza, pues derribaban
los muros que separaban Israel de los demás pueblos. Los fariseos trataban de
obligarlos a abandonar la fe en Jesús. Todo esto producía una lenta y paulatina
separación entre judíos y cristianos y era fuente de mucho sufrimiento, sobre
todo para los judíos convertidos (Rom 9,1-5). En la parábola, Lucas deja bien
claro que estos judíos convertidos no son infieles a su pueblo. ¡Es lo
contrario! Son los invitados que aceptaron ir al banquete. Son los verdaderos
continuadores de Israel. Infieles fueron quienes no aceptaron la invitación y
no quisieron reconocer en Jesús al Mesías (Lc 22,66; Hec 13,27).
4) Para la reflexión personal
• ¿Cuáles son las personas que generalmente son invitadas y
cuáles no son invitadas a nuestras fiestas?
• ¿Cuáles son los motivos que limitan hoy la participación de
las personas en la sociedad y en la Iglesia? Y ¿cuáles son los motivos que
algunos alegan para excluirse de la comunidad? ¿Son motivos justos?
5) Oración final
Actúa con esplendor y majestad,
su justicia permanece para siempre.
De sus proezas dejó un memorial.
¡Clemente y compasivo, Señor! (Sal 111,3-4)
Orden de los Carmelitas
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