¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este lunes de la 23a semana
del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Lucas 6,6-11
Lectio
Lunes, 9 septiembre de 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración
inicial
Señor,
tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos
siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo,
alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Lucas 6,6-11
Otro
sábado entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que
tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si
curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero él, conociendo sus
pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en
medio.» Él se levantó y se puso allí. Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto
si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en
vez de destruirla.» Y, mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano.» Él
lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron y deliberaban entre
sí qué harían a Jesús.
3) Reflexión
•
Contexto. Nuestro pasaje presenta a Jesús curando a un hombre que tenía una
mano seca. A diferencia del contexto de los cap. 3-4 en los que Jesús aparece
solo, aquí Jesús aparece rodeado de sus discípulos y de las mujeres que lo
acompañaban. En los primeros tramos de este camino encontrará el lector
diversos modos de escuchar la palabra de Jesús por parte de los que lo siguen
que en definitiva podrían sintetizarse en dos experiencias que reclaman a su
vez dos tipos de aproximación a Jesús: el de Pedro (5,1-11) y el del centurión
(7,1-10). El primero encuentra a Jesús que, después de la pesca milagrosa, lo
invita a ser pescador de hombres, y cae después de rodillas ante Jesús:
“Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador” (5,8). El segundo no tiene
ninguna comunicación directa con Jesús: ha oído hablar muy bien sobre Jesús y
le envía intermediarios para pedirle la curación de su criado que está
muriendo; pide algo no para sí, sino para una persona muy querida.
La figura de
Pedro representa la actitud del que, sintiéndose pecador, pone su obrar bajo el
influjo de la Palabra de Jesús. El centurión, mostrando su solicitud por el
criado, aprende a escuchar a Dios. Pues bien, la curación del hombre que tiene
una mano seca se coloca entre estas vías o actitudes que caracterizan la
itinerancia de la vida de Jesús. El hecho milagroso se produce en un contexto
de debate o controversia: las espigas arrancadas en sábado y una curación
también en sábado, precisamente la mano seca. Entre las dos discusiones, la
palabra de Jesús juega un papel crucial: “El Hijo del hombre es señor del
sábado” (6,5).
Yendo a nuestro pasaje, preguntémonos qué significa esta mano
seca? Es símbolo de la salvación del hombre que es conducido a su situación
original, la de la creación. Además, la mano derecha expresa el obrar humano.
Jesús devuelve a este día de la semana, el sábado, su más profundo sentido: es
el día de la alegría, de la restauración, y no de la limitación. El sábado que
Jesús presenta es el sábado mesiánico, no el sábado legalista; las curaciones
realizadas por él son signos del tiempo mesiánico, de la restauración y
liberación del hombre.
•
Dinámica del milagro. Lucas pone ante Jesús a un hombre con una mano sin
fuerza, seca, paralizada. Nadie se interesa por pedir su curación y menos aún
el directamente interesado. Pero la enfermedad no era sólo un problema
individual, sino que sus efectos repercuten en toda la comunidad. En nuestro
relato no emerge tanto el problema de la enfermedad sino más bien su relación
con el sábado. Jesús es criticado porque ha curado en sábado. La diferencia con
los fariseos consiste en que éstos, en el día de sábado, no actúan en base al
mandamiento del amor que es la esencia de la ley. Jesús, después de ordenar al
hombre ponerse en el centro de la asamblea, hace una pregunta decisiva: “¿es
lícito o no curar en sábado?”.
Los espacios para la respuesta son reducidos:
curar o no curar, o sea, curar o destruir (v.9). Imaginémonos la dificultad de
los fariseos: había que excluir que en sábado se pudiese hacer el mal o
conducir al hombre a la perdición y menos aún curar ya que ayudar en sábado
estaba permitido sólo en casos de extrema necesidad. Los fariseos se sienten
provocados, lo cual excita su agresividad.
Aparece como evidente que la
intención de Jesús al curar en sábado es procurar el bien del hombre, en primer
lugar el que está enfermo. Esta motivación de amor nos invita a reflexionar
sobre nuestro comportamiento y a fundamentarlo en el de Jesús, que salva. Jesús
no presta atención sólo a la curación del enfermo, sino que está también
interesado por la de sus adversarios: corarlos de su torcida actitud al
observar la ley; observar el sábado sin reanimar al prójimo de sus enfermedades
no está en conformidad con lo que Dios quiere. Para el evangelista, la función
del sábado es hacer el bien, salvar como Jesús hace en su vida terrena.
4) Para la reflexión
personal
•
¿Te sientes urgido las palabras de Jesús? ¿Cómo te comprometes en tu servicio a
la vida? ¿Sabes crear condiciones para que el otro viva mejor?
•
¿Sabes poner en el centro de tu atención a todos los hombres y a sus
necesidades?
5) Oración final
Se
alegrarán los que se acogen a ti,
gritarán
alborozados por siempre;
tú
los protegerás, en ti disfrutarán
los
que aman tu nombre. (Sal 5,12)
Orden de los Carmelitas
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