¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este jueves de la 5a semana
de Cuaresma.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Juan 8,51-59
Lectio
Jueves,
11 Abril , 2019
Tiempo
de Cuaresma
1) Oración inicial
Escucha nuestras
súplicas, Señor, y mira con amor a los que han puesto su esperanza en tu
misericordia; límpialos de todos sus pecados, para que perseveren en una vida
santa y lleguen de este modo a heredar tus promesas. Por nuestro Señor.
2) Lectura del Evangelio
Del
Evangelio según Juan: 8,51-59
En verdad, en verdad
os digo: si alguno guarda mi palabra, no verá la muerte jamás.»
Le dijeron los judíos:
«Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, y también los
profetas; y tú dices: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte
jamás.' ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abrahán, que murió? También
los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» Jesús respondió:
«Si yo me glorificara
a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien
vosotros decís: `Él es nuestro Dios', y sin embargo no le conocéis, yo sí que
le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros.
Pero yo le conozco, y
guardo su palabra. Vuestro padre Abrahán se regocijó
pensando en ver mi
Día; lo vio y se alegró.»
Entonces los judíos le
dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?» Jesús les
respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, Yo
Soy.» Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió
del Templo.
3) Reflexión
• El capítulo 8 parece
una exposición de obras de arte, en la que se pueden admirar y contemplar
famosas pinturas, una al lado de otra. El evangelio de hoy trae otra pintura,
un diálogo entre Jesús y los judíos. No hay mucho nexo entre una y otra pintura.
Es el espectador o la espectadora que, en su observación atenta y orante,
consigue descubrir el hilo invisible que enlaza entre sí las pinturas, los
diálogos. De este modo vamos penetrando poco a poco en el misterio divino que
envuelve a la persona de Jesús.
• Juan 8,51: ‘Si alguno guarda mi palabra, no
probará la muerte jamás’. Jesús hace
una solemne afirmación. Los profetas decían: ¡Oráculo del Señor! Jesús
dice: “¡En verdad,
en verdad os digo!” Y la afirmación
solemne es ésta: “¡Si
alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás!” De muchas maneras este mismo tema aparece y reaparece
en el evangelio de Juan. Son palabras de grande profundidad.
• Juan 8,52-53: Abrahán y los profetas murieron. La reacción de los judíos es inmediata: "Ahora
estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, y también los
profetas. ;y tú dices: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte
jamás.'¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abrahán, que murió? También
los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?” Ellos no entendieron
el alcance de la afirmación de Jesús. Diálogo de sordos..
• Juan 8,54-56: Quien me glorifica es mi Padre. Siempre y de nuevo Jesús toca la misma tecla: el
está de tal modo unido al Padre que nada de lo que dice y hace es de él. Todo
es del Padre. Y añadía: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi
Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: `Él es nuestro Dios', y sin
embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco,
sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su palabra.
Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se
alegró”. Estas palabras de Jesús deben
haber sido como una espada que hiere la auto-estima de los judíos. Decir a las
autoridades religiosas: “¡No conocéis al Dios que decís conocer!" ¡Yo le
conozco y vosotros no le conocéis!”, es lo mismo que acusarlos de total
ignorancia en aquel asunto sobre el cual enseñaban ser doctores especializados.
Y la palabra final aumenta la medida: “Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi Día; lo
vio y se alegró”.
• Juan 8,57-59: “¿Aún no tienes cincuenta años y has
visto a Abrahán?” Tomaron todo al
pie de la letra mostrando así que no entendían nada de lo que Jesús estaba
diciendo. Y Jesús hace una nueva afirmación solamente: “¡En verdad, en verdad os
digo: antes de que Abrahán existiera, YO SOY!” Para los que creen en Jesús, es aquí que alcanzamos el corazón del
misterio de la historia. De nuevo piedras para matar a Jesús. Ni siquiera esta
vez lo conseguirán, ¡pues aún no ha llegado la hora! ¡Quien determina el tiempo
y la hora es Jesús!
4) Para la reflexión personal
• Diálogo de sordos
entre Jesús y los judíos. ¿Has tenido alguna vez la experiencia de conversar
con alguien que piensa exactamente lo contrario y no se da cuenta de ello?
• ¿Cómo entender esta
frase: “Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se
alegró”?
5) Oración final
Recurrid al Señor y a
su poder,
buscad continuamente
su rostro.
Recordad las
maravillas que hizo,
sus prodigios, las
sentencias de su boca. (Sal 104)
Orden de los Carmelitas
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