¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este sábado de la 5ª
semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: MARCOS
8,1-10
Lectio:
Sábado, 16 febrero, 2019
1) Oración
Vela, Señor, con amor
continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha
puesto su esperanza. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Marcos
8,1-10
Por aquellos días,
habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus
discípulos y les dice: «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres
días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Si los despido en ayunas a
sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos.»
Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí
en el desierto?» Él les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos le
respondieron: «Siete.» Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra
y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus
discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente. Tenían
también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó
que también los sirvieran. Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos
sobrantes siete espuertas. Fueron unos cuatro mil; y Jesús los despidió. Subió
a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá.
3) Reflexión
• El texto del evangelio
de hoy nos trae la segunda multiplicación de los panes. El hilo que une los
varios episodios de esta parte de Marcos es el alimento, el pan. Después del
banquete de la muerte (Mc 6,17-29), viene el banquete de la vida (Mc 6,30-44).
Durante la travesía del lago, los discípulos tienen miedo, porque no
entendieron nada de la multiplicación del pan en el desierto (Mc 6,51-52). En
seguida, Jesús declara puros todos los alimentos (Mc 7,1-23). En la
conversación de Jesús con la mujer Cananea, los paganos van a comer las migas
que caen de la mesa de los hijos (Mc 7,24-30). Y aquí, en el Evangelio de hoy,
Marcos relata la segunda multiplicación del pan (Mc 8,1-10).
• Marcos 8,1-3: La
situación de la gente y la reacción de Jesús. La multitud, que se reúne
alrededor de Jesús en el desierto, estaba sin comer. Jesús llama a los
discípulos y expone el problema: “Siento compasión de esta gente, porque hace
ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. ¡Si los despido en
ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino! En esta preocupación de Jesús
despuntan dos cosas muy importantes: a) La gente olvida casa y comida para ir
detrás de Jesús en el desierto. Señal de que Jesús tiene que haber tenido una
simpatía ambulante, hasta el punto que la gente le sigue en el desierto y ¡se
queda tres días con él! b) Jesús no manda resolver el problema. Apenas
manifiesta su preocupación a los discípulos. Parece un problema sin
solución.
• Marcos 8,4: La reacción
de los discípulos: el primer mal-entendido. Los discípulos piensan en una
solución, segundo la cual alguien tiene que buscar pan para la gente. No se les
pasa por la cabeza que la gente misma puede tener una solución. Y dicen: “¿Cómo
podrá alguien saciar de pan a éstos, aquí en el desierto?” Con otras palabras,
piensan en una solución tradicional. Alguien tiene que recaudar dinero, comprar
el pan y distribuirlo a la gente. Ellos mismos perciben que, en aquel desierto,
esta solución no es viable, pero no encuentran otra para resolver el problema.
Es decir: si Jesús insiste en no mandar a la gente de vuelta a casa, ¡no habrá
solución para el hambre de la gente!
• Marcos 8,5-7: Jesús
encuentra una solución. Primero, pregunta cuántos panes tienen: “¡Siete!” En
seguida, manda la gente a sentarse. Después, tomando los siete panes y dando
gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran.
Hizo lo mismo con los peces. Como en la primera multiplicación (Mc 6,41), la
forma en la que Marcos describe la actitud de Jesús recuerda la Eucaristía. El
mensaje es éste: la participación en la Eucaristía tiene que llevarnos a dar y
a compartir con los que no tienen pan.
• Marcos 8,8-10: El
resultado. Todos comieron, quedaron saciados y ¡hasta sobró! Solución
inesperada, nacida desde dentro del pueblo, desde lo poco que habían traído. En
la primera multiplicación, sobraron doce cestos. Aquí, siete. En la primera
había cinco mil personas. Aquí, cuatro mil. En la primera, había cinco panes y
dos peces. Aquí, siete panes y algunos peces.
• El peligro de la
ideología dominante. Los discípulos pensaban de una manera, Jesús piensa de
otra manera. En la manera de pensar de los discípulos emerge la ideología
dominante, la manera común de pensar de las personas. Jesús piensa de forma
diferente.
No es porque una persona
va con Jesús y vive en comunidad que ya es santa y renovada. En medio de los
discípulos, cada vez de nuevo, se infiltraba la mentalidad antigua, ya que el
“fermento de Herodes y de los fariseos” (Mc 8,15), esto es, la ideología
dominante, tenía raíces profundas en la vida de aquella gente. La conversión
que Jesús pide va más allá y más al fondo. El quiere llegar a la raíz y
erradicar los varios tipos de “fermento”:
* el “fermento” de la comunidad encerrada en si misma, sin apertura: “¡Quien no está en contra, está a favor!" (Mc 9,39-40). Para Jesús, lo que importa no es si la persona es o no miembro de la comunidad, lo importante para él es si hace o no el bien que la comunidad debe realizar.
* el “fermento” de la comunidad encerrada en si misma, sin apertura: “¡Quien no está en contra, está a favor!" (Mc 9,39-40). Para Jesús, lo que importa no es si la persona es o no miembro de la comunidad, lo importante para él es si hace o no el bien que la comunidad debe realizar.
* el “fermento” del grupo
que se considera superior a los otros. Jesús responde "No sabéis con qué
espíritu estáis siendo animados" (Lc 9,55).
* el “fermento” de la
mentalidad de clase y de competitividad, que caracterizaba la sociedad del
Imperio Romano y que se infiltraba ya en la pequeña comunidad que estaba
comenzando. Jesús responde:"El primero que sea el último" (Mc 9, 35).
Es el punto en que más insistió y del que más dio testimonio: “No he venido
para ser servido, sino para servir” (Mc 10,45; Mt 20,28; Jn 13,1-16).
* el “fermento” de la
mentalidad de la cultura de la época que marginaba a los pequeños, a los niños.
Jesús responde:” ¡Dejad que los niños vengan a mí!” (Mc 10,14). El pone a los
niños como profesores de los adultos: “Quien no recibe el Reino de Dios como un
niño, no entrará en él” (Lc 18,17).
Como en el tiempo de
Jesús, también hoy la mentalidad neoliberal renace y reaparece en la vida de
las comunidades y de las familias. La lectura orante del Evangelio, hecha en
comunidad, puede ayudarnos a cambiar vida y visión y a seguir convirtiéndonos,
siendo fieles al proyecto de Jesús.
4) Para la reflexión
personal
• Entre amigos y con los
enemigos puede que haya malentendidos. ¿Cuál es el malentendido entre Jesús y
los discípulos en ocasión de la multiplicación de los panes? Jesús, ¿cómo se
enfrenta a estos malentendidos? Tú, ¿has tenido algún malentendido en casa, con
los vecinos y en la comunidad? ¿Cómo has reaccionado? Su comunidad, ¿ha
enfrentado ya algún malentendido o conflicto con las autoridades del
ayuntamiento o de la iglesia? ¿Cómo fue?
• ¿Cuál es el fermento que
hoy impide la realización del evangelio y que debe ser eliminado?
5) Oración final
Señor, tú has sido para
nosotros
un refugio de edad en edad.
Antes de ser engendrados los montes,
antes de que naciesen tierra y orbe,
desde siempre hasta siempre tú eres Dios. (Sal 90,1-2).
un refugio de edad en edad.
Antes de ser engendrados los montes,
antes de que naciesen tierra y orbe,
desde siempre hasta siempre tú eres Dios. (Sal 90,1-2).
Orden de los Carmelitas
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