¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes de la 3ª
semana del Tiempo Ordinario, Ciclo C.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: MARCOS
3,31-35
Lectio:
Martes, 29 enero,
2019
Tiempo ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Que vive y reina contigo. Amén.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Marcos 3,31-35
Llegan su madre y sus
hermanos y, quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a
su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están
fuera y te buscan.» Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?» Y
mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi
hermano, mi hermana y mi madre.»
3) Reflexión
• La familia de Jesús. Los
parientes llegan a la casa donde se encuentra Jesús. Probablemente venían de
Nazaret. De allí hasta Cafarnaún hay unos 40 km. Su madre estaba con él. No
entran, pero envían un recado: ¡Tu madre, tus hermanos y tus hermanas, están
afuera y preguntan por ti! La reacción de Jesús es firme: ¿Quién es mi madre y
quiénes son mis hermanos? Y él mismo responde apuntando hacia la multitud que
estaba alrededor: ¡Aquí están mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace
la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre! Para entender
bien el significado de esta respuesta conviene mirar la situación de la familia
en el tiempo de Jesús.
• En el antiguo Israel, el clan, es decir la gran familia (la comunidad) era la base de la convivencia social. Era la protección de las familias y de las personas, la garantía de la posesión de la tierra, el cauce principal de la tradición, la defensa de la identidad. Era la manera concreta que la gente de la época tenía de encarnar el amor de Dios en el amor al prójimo. Defender el clan era lo mismo que defender la Alianza.
• En Galilea, en el tiempo
de Jesús, a causa del sistema implantado durante los largos gobiernos de
Herodes Magno (37 aC a 4 aC) y de su hijo Herodes Antipas (4 aC a 39 dC), el
clan (la comunidad) se estaba debilitando. Había que pagar impuestos tanto al
gobierno como al Templo, la deuda pública crecía, dominaba la mentalidad individualista
de la ideología helena, había frecuentes amenazas de represión violenta de
parte de los romanos, la obligación de acoger a los soldados y de hospedarles,
los problemas cada vez mayores de supervivencia, todo esto llevaba las familias
a encerrarse en sus propias necesidades. Esta cerrazón se veía reforzada por la
religión de la época. Por ejemplo, quienes dedicaban su herencia al Templo,
podían dejar a sus padres sin ayuda. Esto debilitaba el cuarto mandamiento que
era el gozne del clan (Mc 7,8-13). Además de esto, la observancia de las normas
de pureza era factor de marginalización para mucha gente: mujeres, niños,
samaritanos, extranjeros, leprosos, endemoniados, publicanos, enfermos,
mutilados, paralíticos.
• Y así, la preocupación
por los problemas de la propia familia impedía que las personas se unieran en
comunidad. Ahora, para que el Reino de Dios pudiera manifestarse en la
convivencia comunitaria de la gente, las personas tenían que superar los
límites estrechos de la pequeña familia y abrirse, nuevamente, para la gran
familia, para la Comunidad. Jesús nos da el ejemplo. Cuando su familia trató de
apoderarse de él, reacción y alargó la familia: “¿Quién es mi madre, quiénes
son mis hermanos?” Y el mismo da respuesta apuntando hacia la multitud
alrededor: ¡Aquí están mi madre y mis hermanos! ¡Porque todo el que hace la
voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre! (Mc 3,33-35). Creó
comunidad.
• Jesús pedía lo mismo a
todos los que querían seguirlo. Las familias no podían encerrarse en sí mismas.
Los excluidos y los marginados debían ser acogidos dentro de la convivencia y,
así, sentirse acogidos por Dios (cf. Lc 14,12-14). Este era el camino para
alcanzar el objetivo de la Ley que decía: “No debe de haber pobres en medio de ti”
(Dt 15,4). Como los grandes profetas del pasado, Jesús procura reforzar la vida
comunitaria en las aldeas de Galilea. El retoma el sentido profundo del clan,
de la familia, de la comunidad, como expresión de la encarnación del amor de
Dios en el amor hacia el prójimo.
4) Para la reflexión personal
• Vivir la fe en comunidad. ¿Cuál es el lugar y la influencia de las comunidades en mi manera de vivir la fe?
• Hoy, en grandes ciudades, la masificación promueve el individualismo que es lo contrario de la vida en comunidad. ¿Qué estoy haciendo para combatir este mal?
5) Oración final
Yo esperaba impaciente al Señor:
hacia mí se inclinó
y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un cántico nuevo,
una alabanza a nuestro Dios. (Sal 40,2.4)
Orden de los Carmelitas
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