¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes de la 1ª
semana de Adviento, ciclo C.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: LUCAS
10,21-24
Lectio:
Martes, 4 diciembre, 2018
1) Oración inicial
Señor y Dios nuestro,
acoge favorablemente nuestras súplicas y ayúdanos con tu amor en nuestro
desvalimiento; que la presencia de tu Hijo, ya cercana, nos renueve y nos libre
de volver a caer en la antigua servidumbre del pecado. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
2) Lectura
Del santo Evangelio según
Lucas 10,21-24
En
aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: "Te
doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí,
Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y
nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar."
Y
volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven
lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver
lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."
3) Reflexión
El texto de hoy revela el
fondo del corazón de Jesús, la razón de su alegría. Los discípulos habían ido a
la misión, y al volver, comparten con Jesús su experiencia misionera. (Lc
10,17-21).
• La razón de la alegría de Jesús es la alegría de los amigos. Al escuchar su experiencia y al percibir su alegría, Jesús también siente una gran alegría. La razón de la alegría de Jesús es el bienestar de los demás.
• No es una alegría superficial. Viene del Espíritu Santo. La razón de la alegría es que los discípulos y las discípulas van a experimentar algo de Jesús durante su experiencia misionera.
• Jesús los llama “pequeños”. ¿Quiénes son los pequeños? Son los setenta y dos discípulos (Lc 10,1) que vuelven de la misión: padres y madres de familia, chicos y chicas, casados y solteros/as, viejos y jóvenes. Ellos no son doctores. Son personas sencillas, sin muchos estudios que entienden las cosas de Dios mejor que los doctores.
• “Sí, Padre,
¡porque así te pareció bien!” Frase muy seria. Le parece bien al Padre
que los doctores y los sabios no entiendan las cosas del Reino y que las
entiendan los pequeños. Por consiguiente, si los grandes quieren entender las
cosas del Reino, tienen que hacerse discípulos de los pequeños.
• Jesús los mira y dice:
“¡Bienaventurados!” Y ¿por qué son bienaventurados? Porque están viendo cosas
que los profetas quisieran ver, pero no logran ver. Y ¿qué verán? Serán capaces
de percibir la acción del Reino en las cosas comunes de la vida: cuidar de los
enfermos, consolar a los afligidos, echar los males de la vida.
4) Para la reflexión
personal
• Si me pongo en el lugar
de la gente: ¿me considero perteneciente al grupo de los pequeños o de los
doctores? ¿Por qué?
• Me pongo en el lugar de
Jesús: ¿cuál es la raíz de mi alegría? ¿Superficial o profunda?
5) Oración final
"Yo te bendigo,
Padre,
porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes
y se las has revelado a ingenuos." (cf Lc 10,21)
porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes
y se las has revelado a ingenuos." (cf Lc 10,21)
Orden de los Carmelitas
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