¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este sábado 30º del
Tiempo Ordinario, en que celebramos la memoria de San Martín de Porres,
religioso.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: LUCAS
14,1.7-11
Lectio:
Sábado, 3 noviembre,
2018
Tiempo Ordinario
1) Oración
inicial
Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor.
Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Lucas 14,1.7-11
Sucedió que un sábado fue a comer a casa de uno de los jefes de los fariseos. Ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado a otro más distinguido que tú y, viniendo el que os invitó a ti y a él, te diga: `Deja el sitio a éste', y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último puesto. Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te invitó, te diga: `Amigo, sube más arriba.' Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
3) Reflexión
• El contexto. La Palabra de gracia que Jesús revela con su enseñanza y sus curaciones, corre el riesgo de ser anulada; para Jesús, cada día está más cerca el hecho de la muerte, como ocurrió a todos los profetas que lo precedieron. Esta realidad, hacia la que Jesús se dirige, muestra con claridad el rechazo del hombre y la paciencia de Dios. Rechazando a Jesús como el primer enviado, como la única Palabra de gracia del Padre, el hombre se acarrea su propia condenación y cierra la posibilidad que el Padre le había abierto de acceder a la salvación. Sin embargo, todavía no se ha apagado la esperanza: es posible que un día reconozca el hombre a Jesús como “aquel” que viene en el nombre del Señor, lo cual será un motivo de alegría. Por tanto, la conclusión del cap. 13 de Lucas nos hace comprender que la salvación no es una empresa humana, sino que sólo puede ser recibida como un don absolutamente gratuito. Veamos, pues, cómo acontecerá este don de la salvación, teniendo siempre presente este rechazo de Jesús como enviado único de Dios.
• La invitación al banquete. Ante el peligro de ser obligado a callar, fue
sugerido a Jesús que huyese, y sin embargo acepta la invitación a una comida.
Esta actitud de Jesús hace comprender que él no teme las tentativas de agresión
a su persona, ni siquiera le dan miedo. El que lo invita es “uno de los jefes
de los fariseos”, una persona con autoridad. La invitación tiene lugar en
sábado, un día ideal para las comidas festivas, que normalmente se tenía hacia
mediodía, después que todos habían participado en la liturgia sinagogal.
Durante la comida, los fariseos “lo estaban observando” (v.1): una acción de
control y de vigilancia que hace alusión a la sospecha sobre su comportamiento.
Con otras palabras, lo observaban esperando de él alguna acción incompatible
con la idea que ellos tenían de la ley. Pero a fin de cuentas lo controlan no
tanto para salvaguardar la observancia de la ley, sino para atraparlo en algún
gesto. El sábado, después de haber curado ante los fariseos y doctores de la
lay a un hidrópico, ofrece dos reflexiones sobre cómo hay que acoger la
invitación a la mesa y con qué ánimo hay que hacer la invitación (vv. 12-14).
La primera la llama Lucas “una parábola”, es decir, un ejemplo, un modelo o
enseñanza a seguir. Ante todo, hay que invitar gratuitamente y con libertad de
ánimo. Con frecuencia, los hombres, en vez de esperar la invitación, se
adelantan y se hacen invitar. Para Lucas, el punto de vista de Dios es el
contrario, el de la humildad: “Ha derrocado del trono a los poderosos y ha
ensalzado a los humildes”. La llamada a participar de la “gran cena” del Reino
tiene como éxito la mejora del nivel de vida del que sabe acoger gratuitamente
la invitación a la salvación.
• El último lugar. Es verdad que ceder el propio sitio a los otros no resulta
gratificante, sino que puede ser humillante; es una limitación del propio
orgullo.
Pero resulta más humillante y motivo de vergüenza cuando hay que
cambiarse al último lugar; entonces es un deshonor ante los ojos de todos. Por
una parte, Lucas piensa en todas las situaciones humillantes y dolorosas en las
que el creyente se puede encontrar, y por otra, en el sitio reservado para el
que vive estos acontecimientos ante los ojos de Dios y de su reino. Los
orgullosos, los que buscan los primeros lugares, los notables, se pavonean de
su situación social. Al contrario, cuando Jesús vino a habitar entre nosotros,
“no había sitio para él” (2,7) y decidió seguir ocupando un lugar entre la
gente humilde y pobre. Por esto Dios lo ha ensalzado. De aquí, la preciosa
sugerencia de optar por su misma actitud, escogiendo el último lugar. El lector
puede encontrarse incómodo ante estas palabras de Jesús que minan el sentido
utilitarista y egoísta de la vida; pero a la larga, su enseñanza se muestra
determinante para subir más alto; el camino de la humildad conduce a la gloria.
4) Para la reflexión
personal
• En tu relación de amistad con los demás ¿prevalece el cálculo interesado, la búsqueda de recibir recompensa?
• Al relacionarte con los demás, ¿está tu yo siempre y a toda costa en el centro de la atención, incluso cuando haces algo a favor de los hermanos? ¿Estás dispuesto a dar lo que tú eres?
5) Oración final
Como anhela la cierva los arroyos,
así te anhela mi ser, Dios mío.
Mi ser tiene sed de Dios,
del Dios vivo;
¿cuándo podré ir a ver
el rostro de Dios? (Sal 42,2-3)
Orden de los Carmelitas
No hay comentarios:
Publicar un comentario