¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en
este martes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, Ciclo B.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: LUCAS
12,35-38
Lectio:
Martes, 23 octubre,
2018
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y
eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero
corazón. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas
12,35-38
«Tened ceñida la cintura y
las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva
de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos
los siervos a quienes el señor, al venir, encuentre despiertos: yo os aseguro
que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá.
Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así,
¡dichosos ellos!
3) Reflexión
• Por medio de la
parábola, el evangelio de hoy nos exhorta a la vigilancia.
• Lucas 12,35: Exhortación
a la vigilancia. "Tened ceñida la cintura y las lámparas
encendidas”. Ceñirse
significaba amarrar una tela o una cuerda alrededor del traje talar, para que
no estorbara los movimientos del cuerpo. Estar ceñido significaba estar
preparado, pronto para la acción inmediata. La víspera de la huida hacia
Egipto, en la hora de celebrar la pascua, los israelitas debían ceñirse, esto
es, estar preparados para poder partir inmediatamente (Ex 12,11). Cuando
alguien iba a trabajar, a luchar o a ejecutar una tarea se ceñía (Ct 3,8). En
la carta a los Efesios, Pablo describe la armadura de Dios y dice que los
riñones deben estar ceñidos con el cíngulo de la verdad (Ef 6,14). Las lámparas
debían de estar encendidas, pues la vigilancia es tarea tanto para el día como
para la noche. Sin luz no se anda en la oscuridad de la noche.
• Lucas 12,36: La
parábola. Para explicar lo que significa estar ceñido, Jesús cuenta una pequeña
parábola. “Y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda,
para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.” La tarea de aguardar
la llegada del dueño exige una vigilancia constante y permanente, sobre todo
cuando es de noche, pues el dueño no tiene una hora determinada para volver.
Puede hacerlo en cualquier momento. El empleado ¡ha de estar atento, vigilante
siempre!
• Lucas 12,37: Promesa de
felicidad. “Dichosos los siervos a quienes el señor, al venir, encuentre
despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de
uno a otro, les servirá.” Aquí, en esta promesa de felicidad, los papeles se
invierten. El dueño se vuelve empleado y empieza a servir al empleado que se
vuelve dueño. Evoca a Jesús en la última cena que, aún siendo señor y maestro,
se hizo siervo y empleado de todos (Jn 13,4-17). La felicidad prometida tiene
que ver con el futuro, con la felicidad en el fin de los tiempos, y es lo
opuesto de aquello que Jesús prometió en otra parábola que decía: “¿Quién de
vosotros que tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo,
le dice: `Pasa al momento y ponte a la mesa?' ¿No le dirá más bien: `Prepárame
algo para cenar, y cíñete para servirme y luego que yo haya comido y bebido
comerás y beberás tú?' ¿Acaso tiene que dar las gracias al siervo porque hizo
lo que le mandaron? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os
mandaron, decid: No somos más que unos pobres siervos; sólo hemos hecho lo que
teníamos que hacer.” (Lc 17,7-10).
• Lucas 12,38: Repite la
promesa de felicidad. “Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los
encuentra así, ¡dichosos ellos!” Repite la promesa de felicidad que exige
vigilancia total. El dueño puede volver en medio de la noche, a las tres de
madrugada, o en cualquier otro momento. El empleado tiene que estar preparado,
ceñido para poder entrar en acción.
4) Para la reflexión
personal
• Somos empleados de Dios.
Debemos estar ceñidos, preparados, atentos y vigilantes, veinte y cuatro horas
al día. ¿Lo consigues? ¿Cómo?
• La promesa de felicidad
futura es al revés del presente. ¿Qué nos revela esto de cara a la bondad de
Dios para con nosotros, para conmigo?
5) Oración final
Escucharé lo que habla
Dios.
Sí, el Señor habla de futuro
para su pueblo y sus amigos,
que no recaerán en la torpeza.
Su salvación se acerca a sus adeptos,
y la Gloria morará en nuestra tierra.
Sí, el Señor habla de futuro
para su pueblo y sus amigos,
que no recaerán en la torpeza.
Su salvación se acerca a sus adeptos,
y la Gloria morará en nuestra tierra.
(Sal 85,9-10)
Orden de los Carmelitas
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