¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este viernes de la 7ª
semana de Pascua.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: JUAN
21,15-19
Viernes, 18 mayo, 2018
Tiempo de Pascua
1) ORACIÓN INICIAL
¡Oh Dios!, que por la
glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las
puertas de tu reino; haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a
dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las
riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor.
2) LECTURA
Del santo Evangelio según
Juan 21,15-19
Después de haber comido,
dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»
Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí,
Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice
por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le
preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo;
tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. «En verdad, en
verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías;
pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará
adonde tú no quieras.» Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a
glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»
3) REFLEXIÓN
• Estamos en los últimos
días de Pentecostés. Durante la cuaresma, la selección de los evangelios del
día sigue la antigua tradición de la Iglesia. Entre Pascua y Pentecostés, la
preferencia es para el evangelio de Juan. Así, en estos últimos dos días antes
de Pentecostés, los evangelios diarios presentan los últimos versículos del
evangelio de Juan. Luego retomamos el Tiempo Común, y volvemos al evangelio de
Marcos. En las semanas del Tiempo Común, la liturgia diaria hace la lectura
continua del evangelio de Marcos (desde la 1ª hasta la 9ª semana común), de
Mateo (desde la 10º hasta la 21ª semana común) y de Lucas (desde la 22ª hasta
la 34ª semana común).
• Los evangelios de hoy y
de mañana presentan el último encuentro de Jesús con sus discípulos. Fue un
reencuentro de celebración, marcado por la ternura y por el cariño. Al final,
Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces: "¿Me amas?" Solamente
después de haber recibido, por tres veces, la misma respuesta afirmativa, Jesús
da a Pedro la misión de cuidar de las ovejas. Para que podamos trabajar en la
comunidad Jesús no pregunta si sabemos muchas cosas. ¡Lo que pide es que
tengamos mucho amor!
• Juan 21,15-17: El amor
en el centro de la misión. Después de una noche de pesca en el lago sin pescar
ni un pez, al llegar a orillas de la playa, los discípulos descubren que Jesús
había preparado una comida con pan y pescado asado sobre las brasas. Terminada
la comida, Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces: "¿Me amas?"
Tres veces, porque fue por tres veces que Pedro negó a Jesús (Jn 18,17.25-27).
Después de tres respuestas afirmativas, también Pedro se vuelve hacia el
"Discípulo Amado" y recibe la orden de cuidar de las ovejas. Jesús no
pregunta a Pedro si había estudiado exégesis, teología, moral o derecho
canónico. Sólo le pregunta:"¿Me amas?" El amor en primer lugar. Para
las comunidades del Discípulo Amado la fuerza que las sustenta y que las
mantiene unidas no es la doctrina, sino el amor.
• Juan 21,18-19: La
previsión de la muerte. Jesús dice a Pedro: En verdad, en verdad te digo:
cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando
llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú
no quieras. A lo largo de la vida, Pedro y todos vamos madurando. La práctica
del amor se irá estableciendo en la vida y la persona deja de ser dueña de sí
misma. El servicio de amor a los hermanos y hermanas nos ocupará del todo y nos
conducirá. Otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras. Este es el sentido
del seguimiento. Y el evangelista comenta: “Con esto indicaba la clase de
muerte con que Pedro iba a glorificar a Dios”. Y Jesús añadió:
"Sígueme."
• El amor en Juan – Pedro,
¿me amas? – El Discípulo Amado. La palabra amor es una de las palabras que más
usamos, hoy en día. Por esto mismo, es una palabra muy desgastada. Pero es con
esta palabra que las comunidades del Discípulo Amado manifestaban su identidad
y su proyecto. Amar es ante todo una experiencia profunda de relación entre
personas, donde existe una mezcla de sentimientos y valores como alegría,
tristeza, sufrimiento, crecimiento, renuncia, entrega, realización, donación,
compromiso, vida, muerte, etc. Este conjunto en la Biblia se resume en una
única palabra en lengua hebraica.
Esta palabra es Hesed. Es
una palabra de difícil traducción para nuestra lengua. En nuestras Biblias
generalmente se traduce por caridad, misericordia, fidelidad o amor. Las
comunidades del Discípulo Amado tratan de vivir esta práctica de amor en toda
su radicalidad. Jesús la revela a los suyos en sus encuentros con las personas,
con sentimientos de amistad y de ternura, como, por ejemplo, en su relación con
la familia de Marta en Betania: “Jesús amaba a Marta y a su hermana y a
Lázaro”. Llora ante la tumba de Lázaro (Jn 11,5.33-36). Jesús encarnó siempre
su misión como una manifestación de amor: “Habiendo amado a los suyos los amó
hasta el fin” (Jn 13,1). En este amor Jesús manifiesta su profunda identidad
con el Padre (Jn 15,9). Para las comunidades no había otro mandamiento que
éste: “Actuar como actuaba Jesús” (1Jn 2,6). Esto implica “amar a los hermanos”
(1Jn 2,7-11; 3,11-24; 2Jn 4-6). Siendo un mandamiento tan central en la vida de
la comunidad, los escritos joaneos definen así el amor: “En esto conocemos el
Amor: que el dio su vida por nosotros. Nosotros también debemos dar nuestra vida
por nuestros hermanos y hermanas”. Por esto no debemos “amar sólo de palabra,
sino dar la vida por nuestros hermanos”. (1Jn 3,16-17). Quien vive el amor lo
manifiesta en sus palabras y actitudes y se vuelve también Discípula Amada,
Discípulo Amado.
4) PARA LA REFLEXIÓN
PERSONAL
• Mira dentro de ti y di
cuál es el motivo más profundo que te lleva a trabajar en comunidad. ¿Es el
amor o te preocupan las ideas?
• A partir de las
relaciones que tenemos entre nosotros, con Dios y con la naturaleza, ¿qué tipo
de comunidad estamos construyendo?
5) ORACIÓN FINAL
Bendice, alma mía, al Señor,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)
Comunidad de los Carmelitas
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