¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en
este martes
de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario.
Dios
nos bendice...
Primera lectura
Lectura del primer
libro de los Reyes (8,22-23.27-30):
En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: «¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia. Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona.»
Palabra de Dios
En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: «¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia. Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 83,3.4.5.10.11
R/. ¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fliate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R/.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.
R/. ¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fliate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R/.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (7,1-13):
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»
Palabra del Señor
Comentario
1.1
Salomón ora en el templo, el grandioso templo que será durante siglos el
corazón de la vida de la fe del pueblo de Dios. Sus palabras destacan la
grandeza de Dios que hace ver pequeño al templo mismo; y piden compasión y
perdón. Hay pues, un juego maravilloso de contrastes entre lo grande del momento
y de la construcción, y lo pequeñas que son nuestras vidas y nuestras obras
frente a la santidad y la inmensidad del Señor.
1.2 Hay
varios modos de aprovechar para nuestra vida las enseñanzas de la primera
lectura de hoy. Ante todo, es bello que Salomón es tan humilde cuando era más
grande a los ojos de su pueblo. Esto me hace acordar de lo que leí una vez
sobre la práctica de la fe en las familias. Para un niño, su papá es
"dios;" es alguien muy grande, en todo caso. Ver al papá arrodillarse
frente a Jesús y adorarle es un modo muy concreto de inculcar en el niño cómo
es de grande el Señor. El niño no puede sino pensar: "Si mi papá que es
TAN grande reconoce que Dios es inmenso, ¡cómo será de grande Dios!" La
catequesis hecha a base de estos gestos sencillos cala profundamente en las
mentes infantiles.
1.3 Otro
aspecto interesante es aquello de no idolatrar las obras de nuestras manos. Se
dice que los constructores del Titanic dijeron que ni Dios podría hundirlo. Es
un caso extremo de orgullo y vanidad. Pero puede tentarnos. Lo más sano es ver
todo lo que hacemos como Salomón vio su templo. Él sabía que no iba a hacer
nada más grande en su vida y sin embargo comprendió que el Dios que rebasa los
cielos sobrepasa también el breve espacio de unos ladrillos. Los verdaderos
santos no han idolatrado sus obras. Vicente de Paúl sentía dolor por todos a
los que no había podido servir, eso que él hizo más por los pobres que
muchísima gente. Tomás de Aquino consideraba que era "paja" lo que
había escrito. No es falsa modestia: es la sincera conciencia de que Dios es de
veras grande, muy grande.
2. El
mal viene de dentro
2.1 ¿Has
visto con cuánta facilidad los niños buscan disculpas a sus equivocaciones o
errores? La palabra "disculpa" alude a quitarse una culpa, pero eso
en realidad no sucede así. La mayor parte de las dis-culpas lo que pretenden es
disolver, diluir, ocultar la culpa, pero no la admiten, ni la reconocen, ni la
sanan.
2.2 Estas
reflexiones nacen del evangelio de hoy. Jesús se opone a una visión simple e
irresponsable que quiere encontrar las causas de la impureza afuera del hombre,
causando un grave engaño implícito: "por fuera me ensucian, pero por
dentro soy limpio". Lo grave, en efecto, de la postura de los fariseos es
eso: mientras miran lo sucio como algo "exterior", se están
declarando interiormente limpios. Y el que se cree limpio no se limpia.
2.3 Eso explica la actitud fuerte, casi punzante, de Jesucristo. Él ha
venido precisamente a traer salud, pureza, verdad. Aquel que ya se considera
sano, puro y verdadero no tiene qué recibir de Jesús. Esto significa que lo que
nos puede parecer simple disgusto o ira de Cristo en realidad es fruto de un
amor que no quiere que nos engañemos ni quiere que perdamos los dones y
bendiciones que él ha venido a traernos y por los que ciertamente entregó hasta
su propia sangre.
http://fraynelson.com/homilias.html.
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