¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en
este miércoles
de la 2ª semana de Cuaresma.
Dios
nos bendice...
Primera
lectura
Lectura del libro de
Jeremías (18,18-20):
ELLOS dijeron:
«Venga, tramemos un plan contra Jeremías porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta. Venga, vamos a hablar mal de él y no hagamos caso de sus oráculos».
Hazme caso, Señor,
escucha lo que dicen mis oponentes.
¿Se paga el bien con el mal?,
¡pues me han cavado una fosa!
Recuerda que estuve ante ti,
pidiendo clemencia por ellos,
para apartar tu cólera.
Palabra de Dios
ELLOS dijeron:
«Venga, tramemos un plan contra Jeremías porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta. Venga, vamos a hablar mal de él y no hagamos caso de sus oráculos».
Hazme caso, Señor,
escucha lo que dicen mis oponentes.
¿Se paga el bien con el mal?,
¡pues me han cavado una fosa!
Recuerda que estuve ante ti,
pidiendo clemencia por ellos,
para apartar tu cólera.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 30,5-6.14.15-16
R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia
V/. Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.
V/. Oigo el cuchicheo de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida. R/.
V/. Pero yo confío en ti, Señor;
te digo: «Tú eres mi Dios».
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.
R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia
V/. Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.
V/. Oigo el cuchicheo de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida. R/.
V/. Pero yo confío en ti, Señor;
te digo: «Tú eres mi Dios».
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (20,17-28):
EN aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor
EN aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor
Comentario
1. Sufrir por ser bueno
1.1 Si hay cosa absurda y
dolorosa en esta tierra es lo que nos cuenta la primera lectura: el sufrimiento
de Jeremías, imagen de todos los que sufren por ser buenos. Cosa tan chocante
como ver prosperar a los malvados, y descubrir que la intriga, la violencia o
la trampa logran su cometido.
1.2 Sin embargo, hay otro
enfoque sobre este asunto. El que es bueno mientras recibe cosas buenas y deja
de serlo cuando las pierde demuestra que no amaba tanto la bondad como su
recompensa. Más que un hombre bueno era un buen mercenario, pues iba detrás de
su paga. Dicho de otro modo: el que sigue siendo bueno cuando la bondad no es
buen negocio demuestra que en realidad sí es lo que parece ser. La maldad es el
crisol en que se refina la verdad de la bondad.
2. Vidas reemplazables –
Vidas desperdiciadas
2.1 El argumento que
utilizan los enemigos de Jeremías es abominable. Es el pragmatismo brutal que
considera que siempre se puede reemplazar a una persona por otra que haga el
mismo oficio: "tendamos un lazo a Jeremías, porque no le va a faltar
doctrina al sacerdote, consejo al sabio, ni inspiración al profeta". Bajo
esa consigna es posible matar a cualquiera, porque la vida humana queda
reducida a moneda que vale en la medida de su utilidad. La ideología de las vidas
reemplazables, tan propia de fascismos y nazismos, termina en homicidios.
2.2 Es interesante ver qué
creen estos sanguinarios que aporta Jeremías. Es como si razonaran así:
"¿Qué trae el tal Jeremías? ¿Doctrina? Ya nos la dan los sacerdotes.
¿Consejos? Para eso tenemos sabios. ¿Inspiración y oráculos? Por ahí andan
profetas. Conclusión: no nos hace falta Jeremías". Pero en esa lista de
escalofriante pragmatismo olvidaron algo: Jeremías es un intercesor. Ese
aspecto de la vida del profeta está oculto a ojos de ellos y por eso sólo
aparece en el secreto de la oración profunda y humilde de este hombre
admirable.
2.3 Jeremías es un
intercesor. Es alguien capaz de hacer oración por los enemigos. Es uno que
tiene la suficiente fuerza interior como para no dejarse infectar por el odio
de sus adversarios, y en esto se muestra superior a ellos. Alguien así... es
irreemplazable.
3. Jesús anuncia su propia
muerte
3.1 Nos impacta sin duda
la crudeza y realismo de Jesucristo al referirse a su final: "el Hijo del
hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo
condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de él, lo
azoten y lo crucifiquen". Hay quien piensa que estos detalles no los
preveía el Señor Jesús sino que sólo fueron añadidos en el proceso de redacción
final de los evangelios. Pero creo personalmente que esta es una suposición
innecesaria.
3.2 Yo miraría en aquellas
palabras de Cristo un ejemplo más de esa faceta fascinante de su liderazgo:
estamos ante una persona radicalmente realista. Cristo está en los antípoda de
la ilusión. Tiene de todo menos de iluso. Sabe qué terreno pisa y conoce el
precio de sangre que tendrá que aportar.
3.3 Y eso es lo admirable
de este hombre maravilloso, a quien honramos y adoramos con toda razón:
sabiendo el precio, sigue adelante; conociendo la espesa naturaleza de la
enfermedad humana, no se arredra, sino que avanza con amor y sencilla
generosidad hasta la cumbre del calvario. Cristo, ¡te amamos!
http://fraynelson.com/homilias.html.