miércoles, 28 de febrero de 2018

Sálvanos, Señor, por tu misericordia


¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este miércoles de la 2ª semana de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (18,18-20):

ELLOS dijeron:
«Venga, tramemos un plan contra Jeremías porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta. Venga, vamos a hablar mal de él y no hagamos caso de sus oráculos».
Hazme caso, Señor,
escucha lo que dicen mis oponentes.
¿Se paga el bien con el mal?,
¡pues me han cavado una fosa!
Recuerda que estuve ante ti,
pidiendo clemencia por ellos,
para apartar tu cólera.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 30,5-6.14.15-16

R/.
 Sálvame, Señor, por tu misericordia

V/. Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

V/. Oigo el cuchicheo de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida. R/.

V/. Pero yo confío en ti, Señor;
te digo: «Tú eres mi Dios».
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,17-28):

EN aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

Palabra del Señor

Comentario

1. Sufrir por ser bueno

1.1 Si hay cosa absurda y dolorosa en esta tierra es lo que nos cuenta la primera lectura: el sufrimiento de Jeremías, imagen de todos los que sufren por ser buenos. Cosa tan chocante como ver prosperar a los malvados, y descubrir que la intriga, la violencia o la trampa logran su cometido.

1.2 Sin embargo, hay otro enfoque sobre este asunto. El que es bueno mientras recibe cosas buenas y deja de serlo cuando las pierde demuestra que no amaba tanto la bondad como su recompensa. Más que un hombre bueno era un buen mercenario, pues iba detrás de su paga. Dicho de otro modo: el que sigue siendo bueno cuando la bondad no es buen negocio demuestra que en realidad sí es lo que parece ser. La maldad es el crisol en que se refina la verdad de la bondad.

2. Vidas reemplazables – Vidas desperdiciadas

2.1 El argumento que utilizan los enemigos de Jeremías es abominable. Es el pragmatismo brutal que considera que siempre se puede reemplazar a una persona por otra que haga el mismo oficio: "tendamos un lazo a Jeremías, porque no le va a faltar doctrina al sacerdote, consejo al sabio, ni inspiración al profeta". Bajo esa consigna es posible matar a cualquiera, porque la vida humana queda reducida a moneda que vale en la medida de su utilidad. La ideología de las vidas reemplazables, tan propia de fascismos y nazismos, termina en homicidios.

2.2 Es interesante ver qué creen estos sanguinarios que aporta Jeremías. Es como si razonaran así: "¿Qué trae el tal Jeremías? ¿Doctrina? Ya nos la dan los sacerdotes. ¿Consejos? Para eso tenemos sabios. ¿Inspiración y oráculos? Por ahí andan profetas. Conclusión: no nos hace falta Jeremías". Pero en esa lista de escalofriante pragmatismo olvidaron algo: Jeremías es un intercesor. Ese aspecto de la vida del profeta está oculto a ojos de ellos y por eso sólo aparece en el secreto de la oración profunda y humilde de este hombre admirable.

2.3 Jeremías es un intercesor. Es alguien capaz de hacer oración por los enemigos. Es uno que tiene la suficiente fuerza interior como para no dejarse infectar por el odio de sus adversarios, y en esto se muestra superior a ellos. Alguien así... es irreemplazable.

3. Jesús anuncia su propia muerte

3.1 Nos impacta sin duda la crudeza y realismo de Jesucristo al referirse a su final: "el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen". Hay quien piensa que estos detalles no los preveía el Señor Jesús sino que sólo fueron añadidos en el proceso de redacción final de los evangelios. Pero creo personalmente que esta es una suposición innecesaria.

3.2 Yo miraría en aquellas palabras de Cristo un ejemplo más de esa faceta fascinante de su liderazgo: estamos ante una persona radicalmente realista. Cristo está en los antípoda de la ilusión. Tiene de todo menos de iluso. Sabe qué terreno pisa y conoce el precio de sangre que tendrá que aportar.

3.3 Y eso es lo admirable de este hombre maravilloso, a quien honramos y adoramos con toda razón: sabiendo el precio, sigue adelante; conociendo la espesa naturaleza de la enfermedad humana, no se arredra, sino que avanza con amor y sencilla generosidad hasta la cumbre del calvario. Cristo, ¡te amamos!

http://fraynelson.com/homilias.html.

lunes, 26 de febrero de 2018

"Dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien"


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¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este martes de la 2ª semana de Cuaresma.
Dios nos bendice...

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (1,10.16-20):

OÍD la palabra del Señor,
príncipes de Sodoma,
escucha la enseñanza de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra.
«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista
vuestras malas acciones.
Dejad de hacer el mal,
aprended a hacer el bien.
Buscad la justicia,
socorred al oprimido,
proteged el derecho del huérfano,
defended a la viuda.
Venid entonces, y discutiremos
—dice el Señor—.
Aunque vuestros pecados sean como escarlata,
quedarán blancos como nieve;
aunque sean rojos como la púrpura,
quedarán como lana.
Si sabéis obedecer,
comeréis de los frutos de la tierra;
si rehusáis y os rebeláis,
os devorará la espada
—ha hablado la boca del Señor—».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 49,8-9.16bc-17.21.23

R/.
 Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios


V/. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. R/.

V/. ¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R/.

V/. Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):

EN aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor

Comentario

1. Lava tus culpas

1.1 Isaías utiliza un lenguaje brusco para dirigirse a su propio pueblo. Llama a los jefes de Judá "príncipes de Sodoma" y a la gente del común "pueblo de Gomorra", comparándolos así con las ciudades pecadoras por excelencia, aquellas en que el pecado se volvió una forma de vida y una especie de ley (cf. Gén 13,13; 18,20).

1.2 Una comparación tan drástica sólo podía significar una cosa: el destino de Judá está echado; no cabe esperar otra cosa sino fuego y azufre desde el cielo (cf. Gén 19,24). Sin embargo, he aquí que la voz del profeta no anuncia un diluvio de condenación sino una proclama de conversión: "lávense, purifíquense". El mensaje de fondo, entonces, tiene una connotación fortísima de esperanza, cual si dijera: "de un lodazal como Sodoma y de una ciénaga como Gomorra es posible aún la limpieza; es posible aún la conversión".

1.3 Lavarse es apartar la inmundicia, es liberarse de la mugre. Isaías nos enseña los pasos fundamentales para esta liberación: deja de hacer el mal, aprende a hacer el bien, busca la justicia, haz bien al necesitado. Destaquemos que se trata ante todo de acciones y no de sentimientos o afectos. No hay que esperar a sentirnos con ganas de ser buenos para empezar a ser buenos. Las "ganas" pueden estar o no, pero seguramente no nos vamos a deleitar en el bien cuando empezamos a educarnos en el bien. Al principio no tendrá buen sabor, y por eso no se nos pide que nos guste sino que lo hagamos.

1.4 En otro sentido, fijemos nuestra atención en el final del pasaje: comer o ser comido. Si obedeces a Dios puedes comer; si no obedeces a Dios serás comido. ¿Quieres recibir vida o alimentar las entrañas de la muerte? ¿Quieres alimentarte de la tierra o alimentar a la tierra?

2. Enseñanza por contraste

2.1 Jesús utiliza en el evangelio de hoy la enseñanza por contraste. Los fariseos se creían un punto de referencia, y lo eran, aunque no del modo que imaginaban sino al contrario: lejos de ser espejos de bondad, aquí el Señor los trata como monumentos bien visibles a la hipocresía, hasta el punto que en el lenguaje común de hoy, decir a alguien "fariseo" es como decirle "hipócrita".

2.2 La consigna de la hipocresía está en la denuncia que hace Nuestro Señor: "todo lo hacen para que los vea la gente". Es el arte de parecer bueno, y por tanto, de renunciar a la posibilidad de serlo realmente. Lo grave no está en que la fachada sea hermosa, sino que ha sido embellecida para descuidar el resto de la casa.

2.3 El remedio de la hipocresía pasa por la humildad. En cierto sentido es preciso realizar el acto contrario, es decir: si el hipócrita quiere parecer más de lo que es, el humilde procura que su bondad, su inteligencia o su riqueza no aparezcan. Esto lo ejemplifica el Señor valiéndose de los títulos que eran más apetecibles para los fariseos: querían ser vistos como "maestros", "padres" y "guías". Más que proscribir unas palabras tachándolas del uso común, lo que Jesucristo quiere es que estemos alerta ante el engaño interior que supone desear un título por él mismo.

2.4 La cuaresma, pues, es tiempo para quitarse no sólo el peso muerto del pecado sino también el estorboso peso de la imagen decorada que queremos proyectar muchas veces. Por la vía ágil de la sencillez y por el camino llano de la humildad el corazón avanza sin pretensiones al encuentro de la hermosa simplicidad de Aquel que nos conoce bien y nos ama: Dios, el Señor.

http://fraynelson.com/homilias.html.


Perdonen y serán perdonados


¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este lunes de la 2ª semana de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (9,4b-10):

¡AY, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con los que lo aman y cumplen sus mandamientos!
Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.
Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti.
Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 78,8.9.11.13

R/.
 Señor, no nos trates
como merecen nuestros pecados


V/. No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.

V/. Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.

V/. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. R/.

V/. Nosotros, pueblo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de generación en generación. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,36-38):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Palabra del Señor

Comentario

Son varios los textos donde se habla del perdón. Esto significa la importancia que le dio Jesús. El perdón se convierte en clave de identidad cristiana. El ejemplo lo puso Jesús cuando en la cruz perdonó a sus victimarios.

Como en el padrenuestro, el perdón y el dar, deben ser actos recíprocos. Ambos son expresiones de humildad y generosidad que serán retribuidas por el mismo Dios. Jesús añade otra actitud, la compasión. Esta se entiende como una actitud y una tarea.

No se trata de alimentar el sentimiento de la compasión, que solemos traducir en “pobrecito”, sino en una actitud y una práctica compasiva, que se define como la opción de compartir el sufrimiento con el otro, incluyendo el compromiso de ayudar y transformar la realidad que crea las condiciones de sufrimiento. La compasión abre en el cristianismo las puertas de la solidaridad y el compromiso con el “siervo   sufriente”.

La   cruz   será el   signo   por   excelencia   de   la compasión   de   Jesús   con la   humanidad.  Juzgar   o   condenar   no   es nuestra competencia, hacerlo sería usurpar el papel de Dios.

Servicio Bíblico Latinoamericano