¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario,
en este viernes 29 de diciembre. Feria de Navidad.
Dios
nos bendice...
Primera
lectura
Lectura de la primera
carta del apóstol san Juan (2,3-11):
En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Palabra de Dios
En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 95,1-2a.2b-3.5b-6
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo. R/.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo. R/.
Evangelio de
hoy
Lectura del santo
evangelio según san Lucas (2,22-35):
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Palabra del Señor
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Palabra del Señor
Comentario
1. Ofertas de Luz
1.1 Las lecturas de hoy
van unidas en el tema de la luz. El que está en Cristo tiene luz porque Cristo
mismo es la luz. ¿Qué significa esto para nosotros?
1.2 Es interesante al
respecto recordar que los cristianos llamaban "iluminación" a la
recepción del bautismo: era entendido este sacramento como entrar en la luz.
1.3 Mas luego llegaron
otras ofertas de luz. En el siglo XVIII se llamó "oscura" a la época
en que la fe tenía preponderancia social y presencia académica. El tiempo entre
el humanismo griego y el humanismo renacentista fue considerado una época
"sombría," de modo que ser bautizado y público creyente fue
considerado "oscurantismo." Los pensadores que estas cosas decían
llamaron a su propio tiempo "iluminación," o, como es conocido más
comúnmente, "ilustración."
1.4 La luz vuelve a ser
tema en la Nueva Era. En multitud de metáforas y sugestivas imágenes la Nueva
Era nos quiere invitar a acoger la luz, pero esta vez se trata de una luz que
ya no predica la sola (y "fría") racionalidad sino que anuncia una
especie de experiencia espiritual, de fusión con el cosmos o de conexión con
potencias celestiales o mensajeros de sabiduría.
1.5 En el ambiente
esotérico es común hablar de los "grandes maestros" (entre los que
estaría el mismo Cristo) y presentarlos como ejemplos de verdaderos
"iluminados." Según estos "nuevaeristas," la iluminación
viene a través de la meditación, la superación o anulación del ego, y otras
cosas que en realidad pretenden superar los males del racionalismos egocéntrico
de la Modernidad, es decir, de la anterior Iluminación o Ilustración.
2. La Nueva Era Es Todo,
Menos Nueva
2.1 La Primera Carta de
Juan ya tuvo que tratar el tema de la gente que se creía muy iluminada pero que
llevaba una vida oscura. Lo básico es que la vida tiene que resplandecer, y que
una luz que se queda en el nivel del conocimiento no es luz verdadera.
2.2 El racionalismo de la
Ilustración o las experiencias mentales de la Nueva Era suceden en el nivel del
intelecto, esto es, de la mente entendida como superior o independiente de la
realidad temporal y corporal que tenemos. La razón endiosada o el cerebro
recargado de sensaciones densas se suponen superiores a la vida que transcurre
más allá de la reflexión o el conocimiento. El texto de hoy va exactamente en
contra de ese modo de ver las cosas.
2.3 Frente a los que se
enorgullecían de su conocimiento (que en griego se dice "gnosis")
Juan pronuncia una palabra clara: ¿cómo está tu vida? Y la vida se refleja en
criterios visibles: los mandamientos, no sólo en el sentido de los Diez
Mandamientos, que no quedan excluidos, sino en el sentido amplio de conformidad
con el querer divino. Y en cuanto ese querer significa vida y salvación para mi
hermano, tener luz es estar en camino de anunciar y comunicar vida, amor,
salvación a mi hermano.
http://fraynelson.com/homilias.html.
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