¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario,
en este lunes de la 23ª semana del tiempo ordinario.
Dios nos bendice...
Primera Lectura
Primera lectura,
Colosenses, 1,24-2,3
Ahora me alegro de
sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo,
sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado
ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo:
el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que
ahora ha revelado a sus santos. A éstos Dios ha querido dar a conocer la
gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que
Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a
ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de
la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo: ésta
es mi tarea, en la que lucho denonadamente con la fuerza poderosa que él me da.
Quiero que tengáis
noticia del empeñado combate que sostengo por vosotros y los de Laodicea, y
por todos los que no me conocen personalmente.
Busco que tengan ánimos
y estén compactos en el amor mutuo, para conseguir la plena convicción que da
el comprender, y que capten el misterio de Dios.
Este misterio es Cristo,
en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer.
Salmo
Sal 61, 6-7. 9
R/. De Dios viene mi
salvación y mi gloria.
Descansa sólo en Dios,
alma mía,
porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. R/.
Pueblo suyo, confiad en
él,
desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo
evangelio según san Lucas 6,6-11
Un sábado, entró Jesús
en la sinagoga a enseñar.
Había allí un hombre que
tenla parálisis en el brazo derecho.
Los escribas y los
fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué
acusarlo.
Pero él, sabiendo lo que
pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico:
- «Levántate y ponte ahí
en medio.»
Él se levantó y se quedó
en pie.
Jesús les dijo:
- «Os voy a hacer una
pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno
o dejarlo morir?»
Y, echando en torno una
mirada a todos, le dijo al hombre:
- «Extiende el brazo.»
Él lo hizo, y su brazo
quedó restablecido.
Ellos se pusieron
furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.
Reflexión
Actitudes tóxicas
Lo que subyace hoy en el
Evangelio son las actitudes, ciertamente envenenadas, tóxicas, de los
letrados y fariseos frente a la autenticidad y limpieza de Jesús. Por otra
parte, lo más importante en la persona humana es la actitud, el corazón, la
fuente de donde proceden nuestras acciones y omisiones.
Llama la atención que
sean precisamente los fariseos, los escribas los saduceos y los sacerdotes
los que sobresalen por sus malas actitudes. Eran las personas más y mejor
formadas, las que oficialmente más sabían de Dios y de religión; pues bien,
Jesús no tiene más remedio que enfrentarse con ellos, porque, a su vez,
ellos, no hacen más que provocar a Jesús. Hoy “están al acecho para ver si
Jesús cura en sábado, y encontrar de qué acusarlo”.
El gran pecado de los
fariseos era la hipocresía, y Jesús, que no podía soportarla, tuvo para ellos
las peores palabras: “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas,
insensatos, guías ciegos que coláis un mosquito y os tragáis el camello,
sepulcros blanqueados, hermosos por fuera, mas por dentro llenos de huesos de
muerto y de toda suerte de inmundicia. Así también vosotros, por fuera
parecéis justos a los hombres, mas por dentro estáis llenos de hipocresía y
de iniquidad. Serpientes, raza de víboras” (Mt 23, 13ss).
Actitudes sanas
Sobre Jesús existían
opiniones encontradas. Los letrados y fariseos, dice hoy el Evangelio,
discutían sobre qué hacer con Jesús; sin embargo, la gente sencilla, y, en
particular, los muchos que habían sido curados o atendidos por Jesús pensaban
de él que hablaba con autoridad, o sea, con credibilidad.
Jesús, además de conocer
la Ley, conocía el corazón humano; y, cuando hablaba o actuaba, tenía en
cuenta, por encima de la Ley, a la persona, para que, en la medida de lo
posible, pudiera llevar una vida más digna, más humana. Jesús tenía un buen
corazón, y del corazón es de donde salen las actitudes, en su caso, sanas,
buenas, creíbles.
En concreto hoy les
habla de cómo hay que entender la importancia del descanso sabático y cómo
compaginarlo con la dignidad y el bienestar de la persona humana. ¿Qué mejor
forma –les viene a decir- que dignificar la vida de una persona, incluso en
sábado, y de esta forma, bendecir a Dios como él desea ser adorado? No se
discute suprimir la Ley o ningunearla; se trata de colocarla en su sitio,
poniendo antes a Dios en el suyo, y siendo coherentes sobre lo que el mismo
Jesús nos ha dicho sobre el amor al prójimo junto al amor a su Padre Dios. Se
trata de limpiar el corazón.
¿No crees que ‘qué se
puede hacer en sábado’ sigue interpelándonos cada vez que nos enfrascamos en
‘hasta dónde puedo…’, ‘me obliga o no…’, ‘es pecado…’?
Nosotros que intentamos ser “personas para los demás”, ¿nos percatamos de que lo primero –y lo último- es ir al otro con un corazón limpio y la consiguiente actitud sana? |
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