¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario,
en este miércoles de la 20ª semana del tiempo ordinario.
Celebra hoy la Iglesia la memoria de Santa Rosa de Lima, Patrona de América Latina.
Le pedimos que interceda por nosotros.
Dios
nos bendice...
Libro de los
Jueces 9,6-15.
Entonces se reunieron todos los señores de Siquém y todo Bet Miló, y fueron a proclamar rey a Abimélec, junto a la encina de la piedra conmemorativa que está en Siquém.
Cuando le llevaron la noticia a Jotám, este se puso en la cima del monte Garizím, y gritó con voz potente: "Escúchenme, señores de Siquém, y que Dios los escuche a ustedes:
Los árboles se pusieron en camino para ungir a un rey que los gobernara. Entonces dijeron al olivo: 'Sé tú nuestro rey'.
Pero el olivo les respondió: '¿Voy a renunciar a mi aceite con el que se honra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?'
Los árboles dijeron a la higuera: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la higuera les respondió: '¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?'
Los árboles le dijeron a la vid: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la vid les respondió: '¿Voy a renunciar a mi mosto que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?'.
Entonces, todos los árboles dijeron a la zarza: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la zarza respondió a los árboles: 'Si de veras quieren ungirme para que reine sobre ustedes, vengan a cobijarse bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de la zarza y consumirá los cedros del Líbano'.
Salmo 21(20),2-3.4-5.6-7.
Señor, el rey se regocija por tu fuerza,
¡y cuánto se alegra por tu victoria!
Tú has colmado los deseos de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
Porque te anticipas a bendecirlo con el éxito
y pones en su cabeza una corona de oro puro.
Te pidió larga vida y se la diste:
días que se prolongan para siempre.
Su gloria se acrecentó por tu triunfo,
tú lo revistes de esplendor y majestad;
le concedes incesantes bendiciones,
lo colmas de alegría en tu presencia.
Evangelio según San Mateo 20,1-16a.
Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,
les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.
Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.
Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'.
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,
diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.
El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?
Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'.
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».
Reflexión
Alegato antimonárquico
De forma
resumida, la fábula de Yotán en la que los tres árboles o arbustos más
comunes en Palestina son requeridos sucesivamente para ser rey, se cumple la
pauta no escrita según la cual el que vale no quiere y el que quiere no vale.
Abimelec se encargará de demostrar con creces esta valoración y de dar la
razón a aquellos que tenían no pocas resistencias a la monarquía. Porque
Yahvé es el verdadero rey de Israel, pero el pueblo está a otra cosa y no
pierde ocasión para solicitar tener rey como el resto de las naciones de su
entorno.
El olivo, la
higuera y la vid, al parecer se refieren a Gedeón que rechazó el título de
rey que le ofrecieron; Abimelec, por su parte, parece estar reflejado en la
inútil y amenazante zarza: el fuego de la zarza es capaz de quemar los
árboles y arbustos aludidos. Abimelec, el incapaz, logra ser proclamado rey
en Siquén.
Una vez más,
Israel vive la tensión de ser de Yahvé o de apartarse de él para ser como
todos los pueblos que le rodean. Un rey inepto demostró que puede causar la
ruina de una nación, como es patente en la historia de Abimelec.
¿Vas a envidiarme porque soy
bueno?
El peso de
nuestras valoraciones sobre la equidad no nos facilita ni la comprensión ni
la acogida de esta parábola del Maestro. La intención de la misma no es otra
que justificar su opción a favor de aquellos que no contaban nada en el plano
religioso y social: los pecadores y los pobres.
Es, además, una
fuerte denuncia contra los que se escandalizan porque el amor cristiano sea
gratuito, como el del Dios Padre, y que la salvación se ofrezca a los
alejados, a los de la última hora.
La hermosa
libertad con la que actúa Jesús nos habla del amor y libertad con la que Dios
actúa con nosotros que tiene capacidad de trastocar el orden que establecemos
sin excepción; por eso, el amor y la libertad que nos trasmite el evangelio
posibilita que los últimos sean los primeros y los primeros los
últimos.
Es el misterio
del Reino de Dios que, una vez más, sorprende por sí mismo y, por supuesto,
con esta parábola. El comportamiento de Jesús que abre el corazón y los
brazos a pecadores y descartados manifiesta que la gracia y la vida que Dios
Padre nos ofrece a través de Jesús de Nazaret y su palabra es puro regalo.
Quizá la parábola
responda a una experiencia de la comunidad de Mateo que, ante la entrada de
paganos en la Iglesia, algunos cristianos no entendían que tuvieran el mismo
rango que ellos. En cualquier caso, es un texto que nos provoca a revisar
nuestras proyecciones sobre la bondad y gracia de Dios, que, por fortuna,
desborda incluso lo mejor que podamos pensar. Nos queda aún mucho para
ahondar en la normal bondad de Dios.
La que tuvo el
honor de ser la primera en ser reconocida como santa de toda América, Santa
Rosa de Lima, elaboró a lo largo de su vida una mística biografía con mucha
sencillez, oración y solidaria ascesis, en la que destaca el amor a Cristo
Jesús, y así lo predicaba y vivía en su corazón.
¿Revisamos en la
comunidad los estereotipos, e incluso prejuicios, que pudiéramos tener con
los no creyentes y alejados?
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