¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en
este sábado en que cele tramos la memoria de Santa Marta.
Dios nos bendice...
Primera
lectura
Lectura de la primera
carta del apóstol san Juan (4,7-16):
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
Palabra de Dios
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 33
R/. Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.
R/. Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.
Evangelio de
hoy
Lectura del santo
evangelio según san Juan (11,19-27):
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Palabra del Señor
Comentario
Dios es amor
La primera carta de Juan
sigue siendo uno de los escritos que más ha fascinado a los creyentes de
todos los tiempos, incluso al cristiano de hoy, quien puede encontrar en esta
carta algunas claves para dar respuesta a las crisis tanto personales, como
comunitarias e incluso ambientales, que éste pueda vivir. El autor quiere
invitar a sus oyentes a tomar conciencia de la riqueza de la fe en Jesús y
presentarles los auténticos criterios de comunión con él.
Algunos creyentes de
aquel tiempo, basaban su fe en Jesús más en el conocimiento que proporciona
la inteligencia humana, que en la conversión del corazón a Cristo. El autor
va a intentar resolver este problema exponiendo los criterios que van a
ayudar a la comunidad a realizar un auténtico discernimiento, tanto personal
como comunitario desde la fe y el amor.
La lectura de hoy está
incluida en la sección cumbre de esta carta (4,7-5,4). En ella convergen dos
ideas fundamentales íntimamente relacionadas que ya hemos señalado: el amor y
la fe. Podemos indicar además algunas líneas de estructura del texto que se
quedan en la superficie, ante la profundidad del mensaje.
Comenzamos con un
principio: Dios es amor (4,7-8), la exhortación con el apelativo cariñoso de
“queridos” tiene como contenido la fórmula del amor fraterno y la razón que
explica este mandamiento se expresa en primer lugar: porque el amor es de
Dios. A continuación, viene la antítesis entre el que ama y el que no ama. No
hay excusa, el que ama conoce a Dios y el que no ama no lo ha conocido
porque el ser de Dios es Amor.
A continuación, el autor
fundamenta este principio (4,9-10), el amor de Dios se ha manifestado, se ha
hecho visible en la encarnación de su Hijo, Él ha sido el gran don de Dios a
la humanidad. De ahí la grandeza de un amor que toma la iniciativa para que
el ser humano se sienta liberado de cualquier atadura y viva.
Finalmente, una primera
consecuencia (4,11-16), El amor mutuo es la primera consecuencia de la
comunión con Dios-Amor. Y puesto que a Dios nadie le ha visto nunca, Cristo
es el camino de encuentro con Él. El amor a los hermanos es la prueba de que
Dios permanece en nosotros, y nos anima a creer en el amor y ser testigo
de él. Como creyentes, ¿Somos testigos del amor de Dios? ¿Lo traducimos en
signos de fraternidad y solidaridad con los próximos y los lejanos?
Señor, si hubieras
estado aquí no habría muerto mi hermano
Estamos en el último
signo, el séptimo, de la primera parte del evangelio según San Juan: la
resurrección de Lázaro. La lectura de hoy nos presenta el encuentro entre
Jesús y Marta una de las dos hermanas de Lázaro, más tarde Jesús se
encontrará con María, la otra hermana.
Jesús y Marta
Jesús llega a Betania
después de haber sido avisado de la enfermedad de su amigo Lázaro para
encontrarse con que ya llevaba cuatro días en la tumba. Muchos judíos, habían
ido a dar el pésame a las hermanas y cumplir así con los ritos fúnebres.
Parece que sólo Marta
escucha que viene Jesús y sale en su busca, mientras María permanece en la
casa. Frente a Marta que se dispone para el encuentro con el Señor, María
permanece inmóvil, como ausente, en la casa. Ella saluda a Jesús con las
mismas palabras que había utilizado para avisarle sobre la enfermedad de su
hermano: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano”. Marta
va a confesar su fe en él como hacedor de milagros, reconociendo que si Jesús
se hubiera apresurado habría curado a su hermano. La razón de esta fe se
encuentra en su convicción de que cuanto Jesús pidiera a Dios, incluso
en aquel momento, sucedería.
La fe en la autoridad
del Maestro para hacer milagros no llega a la auténtica fe. Marta repite esta
forma de entender a Jesús como un rabbí que procede de Dios y hace signos
maravillosos porque Dios está con él. La respuesta de Jesús va a corregir su
error y le comunica que Lázaro resucitará. Marta interrumpiendo sus palabras,
dice a Jesús lo que significa para ella la resurrección: “Sé que resucitará
en la resurrección del último día”.
Jesús trasciende la
limitada expectación escatológica de Marta y se centra en su propia persona
como la resurrección y la vida. Él es la resurrección y la vida, y la fe en
él es el único camino que lleva a la verdadera vida. Creer en Jesús implica
tener vida ahora y siempre. El creyente, aunque muera físicamente,
vivirá.
Jesús concluye su
autorevelación preguntándole a Marta con toda claridad: «¿Tú crees esto? La
utilización del pronombre personal “yo” señala lo que Marta ha entendido: tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tiene que venir al mundo.
Hoy celebramos la
festividad de Santa Marta y es un momento propicio para preguntarnos: ¿Cómo
está nuestra fe en Jesús? ¿Creemos que Él es la resurrección y la Vida? Él es
el verdadero y auténtico camino hacia el Padre, esto es lo que Marta descubre
de ese amigo siempre cercano y compasivo.
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