Los invito, hermanos, a leer y meditar la 1ª. Lectura
y el Evangelio de la Santa Misa, en este
lunes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice...
Carta de San Pablo a los
Filipenses 2,1-4.
Hermanos: Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.
Evangelio según San Lucas 14,12-14.
Jesús dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".
Comentario
La carta a los Filipenses y el Evangelio de Lucas
nos invitan a la generosidad con todos y en especial con los pobres y
excluidos, viéndolos como “superiores” y buscando el interés de los demás.
Cuando Jesús pide no invitar a los amigos o
parientes no está proponiendo una regla sino una actitud de caridad. Jesús
recuerda la tendencia de todos los tiempos y culturas a invitar a aquellos que
pueden corresponder con otros favores, transformando un encuentro de amor y
compartir algo tan cercano como los alimentos, en un intercambio de favores;
una transacción comercial donde lo que importa es cuánto puedo sacar de
provecho.
No es posible avanzar en el camino de Jesús si
falla la gratuidad. Por otro lado, la propuesta de Jesús es subversiva pues
invitar a personas lisiadas o limitadas en lo físico significaba romper
estructuras porque estas tenían prohibido el acceso al templo por considerar
que lo profanaban. Estas personas estaban excluidas de la vida social y
religiosa.
Hoy somos invitados a recordar que la generosidad
con el necesitado y sin buscar interés alguno, es uno de los valores del Reino.
¿Qué actitud tienes antes los necesitados? ¿Esperas reconocimiento o recompensa
al dar a los demás?
Servicio Bíblico Latinoamericano
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