¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la 2ª. Semana del
Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio
según San Marcos 3,13-19.
Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
Comentario
Marcos resume en tres
puntos el discipulado: "estar con Jesús, anunciar el Reino y expulsar
demonios".
En primer lugar, compartir
la vida con el Maestro significa aprender directamente de su comportamiento lo
que hay que hacer. Si el discípulo aprende esta primera y gran lección, en los
momentos de dificultad bastará que se pregunte qué haría el Maestro, para
encontrar la respuesta segura. Estar con Jesús no es aprender lo que él hizo,
para repetirlo después. Significa algo más: adquirir sus criterios, para tener
la libertad de hacer nuevas cosas -las que exige cada tiempo, cada lugar, cada
cultura, cada nueva historia- pero siempre de acuerdo a lo haría el mismo
Jesús.
En segundo lugar, hay que
decir que el seguimiento de Jesús no está pensado sólo desde la individualidad.
Se trata de un proyecto de humanización que hay que compartir con otros, que
debe ser anunciado. Para eso habrá que romper fronteras y enfrentar nuevas
circunstancias histórico-culturales. La lista de los que "estuvieron con
Jesús" se abre con Pedro y se cierra con Judas. La fidelidad de Pedro
hacia Jesús es proverbial, precisamente por haber pasado por la infidelidad y
por haberla superado. Pedro y Judas, símbolos de fidelidad e infidelidad,
resumen la historia de la iglesia y la historia personal de cada discípulo. Lo
importante es que no cerremos con una traición nuestra relación con Jesús.
En tercer lugar, Jesús da
a los Doce el poder de expulsar demonios. Recojamos esta figura con toda la
carga teológico-cultural del tiempo de Jesús. Demonio era el símbolo donde se
acumulaba lo negativo de la historia: enfermedad, injusticia, pecado... El
poder de expulsar demonios no debe ser visto tanto como poder de hacer milagros
y exorcismos, sino como la capacidad de humanizar al ser humano, para acercarlo
al diseño original -que es Jesús- de ser la imagen más fiel de Dios Padre.
Servicio
Bíblico Latinoamericano
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