¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la 21ª. Semana del
tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio
según San Mateo 24,42-51.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. ¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará', y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Comentario
Con un lenguaje sumamente
gráfico, Jesús apremia a todos con el mandamiento de velar. Es muy interesante ver
que él mismo, siendo quien es, se compara a un ladrón, en el texto del
evangelio que hoy hemos leído. Y en este género de comparación no estamos ante
un hecho insólito en los evangelios, pues muchas veces Jesús opta por presentar
a Dios no como es en sí mismo sino como cada cual lo percibe.
¿Recordamos, por ejemplo, esa vez en que habla
de Dios comparándolo en cierta manera con un juez injusto al que una pobre
viuda tiene que insistirle una y otra vez (Lc 18,3-7)? Dios NO ES un juez
injusto, pero a quien sufre y no se siente escuchado LE PUEDE PARECER que Dios
es así, y Jesús opta continuamente por situarse "del lado del
cliente", no del lado de la teoría o de "la verdad en sí misma".
En el caso presente, hay
que decir que Dios parece un ladrón para quien se siente tan dueño de su vida,
su tiempo y sus cosas, que no quiere perderlos jamás. Para el que quiere vivir
mil años, Dios es un ladrón de años. Para el que quiere disfrutar todos los
placeres, Dios sólo puede ser un ladrón de placeres. Para el que quiere gozarse
de la creación para siempre, estorba el llamado del Creador.
Notemos que en todos los
casos en que Dios parece un ladrón es porque el hombre ha querido sentirse
"dueño". La clave en el discurso de Jesús está en esto: no te sientas
dueño y no verás en Dios un ladrón. Siéntete siervo, siervo amado, siervo fiel,
siervo en el que se puede confiar, y descubrirás un Dios que te otorga el don
de su amor y de su confianza.
http://fraynelson.com/homilias.html.
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