viernes, 7 de agosto de 2015

¿A qué he renunciado por ti, Señor?

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la 18ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 16,24-28. 
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino". 
Comentario

El viraje decisivo de los evangelios se hizo a partir de la Confesión de Pedro. Jesús se dirige hacia lo esencial, hacia "su hora"... y se concentra en lo que considera como trabajo suyo principal: la formación profunda del grupo de los Doce.

-Jesús, después de haber anunciado a los discípulos su pasión y su resurrección, les dijo: "El que quiera venirse conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.

"Si alguien quiere venirse conmigo..." Este "si" condicional, o sea la frase inicial: 

"El que quiera", me ayudan a penetrar en un misterio esencial de Dios: El es quien inventó la libertad del hombre... que es la grandeza del hombre según Dios. Jamás la forzará.

"Si tú quieres venir conmigo..." ¡Sí, Señor, lo quiero! Pero ¡ven a ayudar mi flaqueza! Esto es, precisamente, lo que me atrae en el evangelio: seguirte, ir contigo, vivir mi vida humana "como la vivió Cristo".

Tú has ido delante. Tú me precedes a cualquier parte que yo vaya.
Considerarme como "aquel-que-trabaja-con": mis trabajos de hoy, mis responsabilidades, "contigo", siguiéndote.

-Que renuncie... que cargue con su cruz...

Sin estos requisitos no hay vida cristiana verdadera. La vida según el evangelio no es una vida fácil, como agua de rosas, muelle y sin consistencia.

Seguir a Cristo supone un cierto número de elecciones y de rupturas.
He escogido esto, he renunciado a aquello.

Es necesario que revise mi vida para ver si de hecho encuentro que hay en ella renuncias.

¿A qué he renunciado por ti, Señor?

¿El que quiera salvar su vida, la perderá... el que pierde su vida por mí, la conserva.

He aquí una fórmula paradójica que Jesús pronunció ciertamente, y, sin duda, con esas mismas palabras... pues se la encuentra seis veces en los evangelios: 
Mateo 10, 39; 16, 25; Marcos 8, 35; Lucas 9, 24; 17, 33; Juan 12, 25.

Nuestra vida no está hecha para ser guardada, sino para ser entregada. Amar no es "sentir emoción", no es desear poseer al otro, es olvidarse de sí mismo para darse al otro.

Cada vez que uno "toma" para sí, deja de amar. No digas que amas cuando quieres solamente disfrutar del otro: ¿no sería esto entonces un amarte solamente a ti mismo? Sí, amas de veras, si eres capaz de renunciarte, de olvidarte, si eres capaz de morir a ti mismo en beneficio de aquel a quien amas.

El que más ha amado, es Jesucristo.

La "cruz" de Jesús no es solamente un instrumento de suplicio, de renuncia... es el signo mismo del más grande amor que haya levantado jamás a un corazón.

"No te he amado en broma..."

-¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si malogra su vida? o ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?

Es para "salvarse" que hay que "perder": la renuncia no tiene su fin en sí misma... es la condición de una "vida" en plenitud. ¡Por la renuncia y la cruz, Jesús no propone una destrucción, sino un desarrollo... una expansión total y eterna!

-Porque el Hijo del hombre va a venir entre sus ángeles con la gloria de su Padre:

Entonces pagará a cada uno según su conducta.

Señor, ayúdanos a vivir los verdaderos valores.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTES A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 112 s.
 

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