¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este lunes en que celebramos la solemnidad de San Pedro y San
Pablo, apóstoles.
Dios nos bendice…
Evangelio según San Mateo 16,13-19.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?". Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
Comentario
¡No tienes miedo de venir a esta ciudad de Roma, oh
apóstol san Pedro!... No temes a esta Roma, dueña del mundo, tu que en casa de
Caifás te has acobardado ante una sirvienta del sumo sacerdote. El poder de los
emperadores Claudio y Nerón ¿acaso era menor que el juicio de Pilato
o el furor de los dirigentes judíos? Sencillamente era que la fuerza del amor
triunfaba en ti sobre las razones del temor; no creías deber tuyo temer a
aquellos a quienes has recibido la misión de amar. Esta caridad intrépida, ya
la habías recibido cuando el amor que profesaste al Señor se vio fortificado
por su triple pregunta (Jn 21, 15s)... ¡Y para hacer crecer tu confianza tenías
los signos de tantos milagros, el don de tantos carismas, la experiencia de
tantas obras maravillosas!... Así pues, sin dudar de la fecundidad de la
empresa ni ignorar el tiempo que te quedaba de vida, tu llevaste el trofeo de
la cruz de Cristo a Roma donde te esperaban a la vez, por divina
predestinación, el honor de la autoridad y la gloria del martirio.
En esta misma ciudad llegaba san Pablo, apóstol como tu, instrumento escogido (Ac 9,19) y maestro de los paganos (1Tm 2,7) para estar contigo en este tiempo en el cual todo lo que era inocencia, todo lo que era libertad, todo lo que era pudor estaban oprimidos bajo el poder de Nerón. Fue él quien, en su locura, fue el primero en decretar una persecución general y atroz contra el nombre cristiano, como si la gracia de Dios pudiera ser constreñida por la matanza de los santos... Pero «preciosa es a los ojos de Dios la muerte de sus santos» (sal 115, 15). Ninguna crueldad ha podido destruir la religión fundada por el misterio de la cruz de Cristo. La Iglesia no sólo no ha menguado sino que se ha engrandecido con las persecuciones; el campo del Señor se ha revestido sin cesar de una más rica siega, cuando los granos, cayendo uno a uno, renacían multiplicados (Jn 12,24). ¡Qué gran descendencia han dado esas dos plantas sembradas al desarrollarse! Millares de santos mártires, imitando el triunfo de estos dos apóstoles han... coronado esta ciudad con una diadema de innombrable pedrería!
En esta misma ciudad llegaba san Pablo, apóstol como tu, instrumento escogido (Ac 9,19) y maestro de los paganos (1Tm 2,7) para estar contigo en este tiempo en el cual todo lo que era inocencia, todo lo que era libertad, todo lo que era pudor estaban oprimidos bajo el poder de Nerón. Fue él quien, en su locura, fue el primero en decretar una persecución general y atroz contra el nombre cristiano, como si la gracia de Dios pudiera ser constreñida por la matanza de los santos... Pero «preciosa es a los ojos de Dios la muerte de sus santos» (sal 115, 15). Ninguna crueldad ha podido destruir la religión fundada por el misterio de la cruz de Cristo. La Iglesia no sólo no ha menguado sino que se ha engrandecido con las persecuciones; el campo del Señor se ha revestido sin cesar de una más rica siega, cuando los granos, cayendo uno a uno, renacían multiplicados (Jn 12,24). ¡Qué gran descendencia han dado esas dos plantas sembradas al desarrollarse! Millares de santos mártires, imitando el triunfo de estos dos apóstoles han... coronado esta ciudad con una diadema de innombrable pedrería!
San León Magno (¿-c. 461), papa y doctor de la
Iglesia
Sermón 82/69 para el aniversario de los apóstoles Pedro y Pablo
Sermón 82/69 para el aniversario de los apóstoles Pedro y Pablo
©Evangelizo.org 2001-2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario