jueves, 4 de diciembre de 2014

La coherencia entre la fe que se profesa y la vida no admite “medias tintas”

¡Amor y paz!

La puerta de entrada en el reino de Dios que Jesús anuncia tiene una llave: cumplir la voluntad del Padre que está en los cielos. Podemos decir, prometer, expresar... Pero sólo hay una llave para entrar: cumplir.

Nuestra condición humana nos lleva muchas veces a vivir de apariencias, a saber quedar bien. Podemos llegar incluso a profetizar, expulsar demonios y hacer muchos milagros... “Pero yo les responderé: -No os conozco”.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la I Semana de Adviento.

Dios los bendiga,

Evangelio según San Mateo 7,21.24-27. 
Jesús dijo a sus discípulos: "No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".
 Comentario

No podemos vivir de apariencias. Ser cristianos de verdad nos lleva más lejos de lo que a veces querríamos. Por eso la vida del cristiano supone tanta generosidad, tanta fidelidad.

Os invito a leer este texto que nos anima a poner nuestra vida al servicio del Reino.

“Sólo Dios puede dar la esperanza...Pero tú puedes devolverla a tus hermanos.

Sólo Dios puede dar la paz...Pero tú puedes animar al desanimado.

Sólo Dios puede dar la fe ...Pero tú puedes dar testimonio.

Sólo Dios es la luz...Pero tú puedes hacer que brille a los ojos de todos.

Sólo Dios es la vida...Pero tú puedes hacer que florezca el deseo de vivir.

Sólo Dios puede hacer lo que parece imposible. Pero tú puedes hacer lo posible.

Sólo Dios se basta a sí mismo...Pero prefiere contar contigo”.

La otra parte del texto evangélico de hoy habla de construir sobre roca; una roca que resiste a la lluvia, los torrentes, los huracanes... Y esa roca es la palabra de Jesús que no engaña, que no falla, que da vida.

Carlos Latorre 
Claretianos 2004

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