¡Amor y paz!
Una vez ha pronunciado las parábolas mediante las
cuales compara el Reino de los Cielos, Jesús retorna a su pueblo, donde
maravilla a todos, pero no hace milagros, a causa de la falta de fe de sus
paisanos.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este viernes de la 17ª. Semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio según San Mateo 13,54-58.
Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia". Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Comentario
Jesús regresa a su pueblo después de haber
proclamado el sermón de las parábolas. La intimidad con el Padre le permite
llamarlo “Abba”. Jesús nos revela la presencia de un Dios Padre y Madre que no
se cansa de acompañar a su pueblo en el camino de la historia. Pero Jesús sigue
siendo para la gente de su pueblo el hijo del carpintero.
¿Cómo unir estas dos realidades? Imposible sin la
fe. Es lo que sucede con sus paisanos y con su misma familia. Siempre es bueno
regresar al lugar donde se nace, pero qué difícil allí la profecía. Dios, para
la conciencia de la gente de Nazaret está lejos y es demasiado excelso. Para la
gente de su pueblo esa sabiduría solo se puede conseguir en alguna escuela
rabínica de Jerusalén, que no es el caso de Jesús, hijo del carpintero y de
María.
Su adhesión a la ley no les permite entender los
milagros de Jesús, no como espectáculos de poder sino como signos del Reino del
amor y la solidaridad con los marginados. La falta de fe impide ver más allá de
nuestras narices. La fe, en cambio, nos habilita para abrir nuestra vida a las
novedades cotidianas del Reino.
Servicio Bíblico Latinoamericano
Assertum
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