¡Amor y paz!
Durante las primeras nueve
semanas del Tiempo Ordinario, proclamamos el evangelio de Marcos, que se lee en
primer lugar entre los tres sinópticos, haciendo caso a los estudiosos actuales
que sitúan a Marcos como el evangelio más antiguo, del que dependen en buena
parte los otros dos, Mateo y Lucas. Se podría decir, por tanto, que Marcos es
el inventor de ese género literario tan provechoso que se llama «evangelio»: no
es tanto historia, ni novela, sino «buena noticia». Pudo ser escrito en los
años 60, o, si hacemos caso de los papiros descubiertos en el Qumran, incluso
antes.
Con un estilo sencillo,
concreto y popular, Marcos va a ir haciendo pasar ante nuestros ojos los hechos
y palabras de Jesús: con más relieve los hechos que las palabras. Marcos no nos
aporta, por ejemplo, tantos discursos de Jesús como Mateo o tantas parábolas
como Lucas. Le interesa más la persona que la doctrina. En sus páginas está
presente Jesús, con su historia palpitante, sus reacciones, sus miradas, sus
sentimientos de afecto o de ira. Lo que quiere Marcos, y lo dice desde el
principio, es presentarnos «el evangelio de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios»
(Mc 1,1). Hacia el final del libro pondrá en labios del centurión las mismas
palabras: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios» (Mc 15,39).
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la primera semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga.,..
Evangelio según San Marcos 1,14-20.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia". Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
Comentario
La página que leemos hoy
nos narra el comienzo del ministerio de Jesús en Galilea, que ocupará varios
capítulos. En los versículos anteriores (Mc 1,1-13) nos hablaba de Juan el
Precursor y del bautismo de Jesús en el Jordán. Son pasajes que leímos en el
tiempo de Adviento y Navidad.
El mensaje que Marcos pone
en labios de Jesús es sencillo pero lleno de consecuencias: ha llegado la hora
(en griego, «kairós»), las promesas del Antiguo Testamento se empiezan a
cumplir, está cerca el Reino de Dios, convertíos y creed la Buena Noticia: la
Buena Noticia que tiene que cambiar nuestra actitud ante la vida.
En seguida empieza ya a
llamar a discípulos: hoy a cuatro, dos parejas de hermanos. El relato es bien
escueto. Sólo aporta dos detalles: que es Jesús el que llama y que los llamados
le siguen inmediatamente, formando ya un grupo en torno suyo.
Somos invitados a escuchar
a Jesús, nuestro auténtico Maestro, a lo largo de todo el año, y a seguirle en
su camino. Nuestro primer «evangelio de cabecera» en los días entre semana será
Marcos. Es la escuela de Jesús, el Evangelizador verdadero.
Somos invitados a
«convertirnos», o sea, a ir aceptando en nuestras vidas la mentalidad de Jesús.
Si creyéramos de veras, como aquellos cuatro discípulos, la Buena Noticia que
Jesús nos anuncia también a nosotros, ¿no tendría que cambiar más nuestro
estilo de vida? ¿No se nos tendría que notar que hemos encontrado al Maestro
auténtico?
«Convertíos y creed en la
Buena Noticia». Convertirse significa cambiar, abandonar un camino y seguir el
que debe ser, el de Jesús. El Miércoles de Ceniza escuchamos, mientras se nos
impone la ceniza, la doble consigna de la conversión (porque somos polvo) y de
la fe (creer en el evangelio de Jesús). El mensaje de Jesús es radical: no nos
puede dejar indiferentes.
«Lo dejaron todo y le
siguieron». Buena disposición la de aquellos pescadores.
A veces los lazos de
parentesco (son hermanos) o sociales (los cuatro son pescadores) tienen también
su influencia en la vocación y en el seguimiento. Luego irán madurando, pero ya
desde ahora manifiestan una fe y una entrega muy meritorias.
«Lo dejaron todo y le
siguieron». No es un maestro que enseña sentado en su cátedra. Es un maestro
que camina por delante. Sus discípulos no son tanto los que aprenden cosas de
él, sino los que le siguen, los que caminan con él. Es más importante la
persona que la doctrina. Marcos no nos revela tanto qué es lo que enseñaba
Jesús -aunque también lo dirá- sino quién es Jesús y qué significa seguirle.
J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 4.
Tiempo Ordinario. Semanas 1-9
Barcelona 1997.Pág. 14-19
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 4.
Tiempo Ordinario. Semanas 1-9
Barcelona 1997.Pág. 14-19
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