¡Amor y paz!
La mujer ha desempeñado un papel muy importante en la vida de la Iglesia y en la evangelización. Son realmente incontables las que de una manera humilde y silenciosa han dedicado sus vidas a la causa de Cristo a lo largo de la historia. En hospitales, asilos y orfanatos; en escuelas y colegios; en ciudades, aldeas y zonas apartadas; en los hogares como amas de casa y madres y esposas; líderes políticas y prominentes intelectuales, gerentes y administradoras, religiosas y seglares, etc., etc.
Y entonces, como una película interminable, aparecen las imágenes de tantas y tantas mujeres destacadas, a la cabeza de las cuales está la santísima Virgen María, pero también mujeres ejemplares como Ruth y Sara en el Antiguo Testamento; o María Magdalena en el Nuevo; o santas como Teresa de Jesús, Rosa de Lima, Edith Stein o Teresa de Calcuta.
El Evangelio de hoy nos habla de las mujeres que acompañaron a Jesús en el trabajo misionero, lo que nos trae a la memoria que incluso cuando la mayoría de los seguidores lo abandonaron, ellas continuaron fieles al pie de la cruz. Fueron las primeras testigos de la resurrección. Mantuvieron la fe en quien las había sanado y llamado, aunque los discípulos no les creyeran.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio en este viernes de la XXIV Semana del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 8,1-3.
Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Comentario
a) En el grupo que acompañaba a Jesús durante sus viajes de predicación, además de los doce apóstoles había también varias mujeres.
Jesús evangelizaba. La palabra "evangelio" viene del griego: "eu", bueno, y "angelion", mensaje, noticia. La Buena Noticia. En esta misión se hacía ayudar de un grupo de discípulos.
Se no ha hablado de la mujer anónima, con fama de pecadora, que obtuvo el perdón y dio muestras de gratitud y amor hacia Jesús. Hoy se añade un detalle que a nosotros nos puede parecer normal, pero no lo era en su tiempo. Nunca un rabino admitía a mujeres en el grupo de sus discípulos. Jesús, Sí. Eran mujeres a las que había curado de alguna enfermedad o mal espíritu, y "le ayudaban con sus bienes". Lucas nos transmite el nombre de varias de ellas.
b) ¡Cuántas veces aparecen las mujeres en el evangelio con una actitud positiva y admirable! Baste recordar las que estuvieron cerca de él en el momento más trágico, al pie de la cruz, junto con María, su madre. Y que luego fueron las primeras que tuvieron la alegría de ver al Resucitado y anunciarlo a los demás.
Son un buen símbolo de las incontables mujeres que, a lo largo de los siglos, han dado en la Iglesia testimonio de una fe recia y generosa: religiosas, laicas, misioneras, catequistas, madres de familia, enfermeras, maestras... Que ayudaron a Jesús en vida y que colaboran eficazmente en la misión de la Iglesia, cada una desde su situación, entregando su tiempo, su trabajo y también su ayuda económica. La primera persona europea que creyó en Cristo, por la predicación de Pablo, fue una mujer: Lidia (Hch 16).
Deberíamos ser más abiertos en nuestra idea teológica y social de Iglesia: no es comunidad de puros y santos, sino también de personas pecadoras y débiles, como en el evangelio se ve, tanto en cuanto a las mujeres como a los hombres (baste recordar las actuaciones de algunos de los apóstoles). No es comunidad sólo de mayores, sino también de jóvenes y niños. No sólo de hombres, sino también de mujeres. No de una sola raza o lengua, sino pluralista.
En la Iglesia, aunque no se vea actualmente la posibilidad de admitir a las mujeres al ministerio ordenado (diáconos, presbíteros, obispos), es bueno que recordemos que lo principal lo tenemos en común, la fe y la misión evangelizadora. Jesús dijo: "¿quién es mi madre y mis hermanos? El que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica". Y en eso las mujeres han sido, ya desde el principio (la Virgen Maria: "hágase en mi según tu palabra") las que más ejemplo nos han dado a toda la comunidad. No serán obispos ni párrocos, como tampoco las que acompañaban a Jesús fueron elegidas y enviadas como apóstoles, pero las mujeres cristianas, religiosas o laicas, siguen realizando una misión hermosísima y meritoria en la vida de la comunidad.
Es interesante recordar que, en la lenta y progresiva valoración de la mujer por parte de la Iglesia, Pablo VI nombró a dos mujeres insignes "doctoras de la Iglesia", santa Teresa de Jesús y santa Catalina de Siena, y Juan Pablo II hizo lo mismo con santa Teresa del Niño Jesús.
J. ALDAZÁBAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 82-86
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 82-86
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