sábado, 18 de septiembre de 2010

¿Aprovechamos o desperdiciamos la Palabra de Dios?

¡Amor y paz!

La parábola del sembrador que Jesús relata hoy nos hace reflexionar sobre si estamos aprovechando o no la Palabra de Dios que leemos o escuchamos diariamente.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Sábado de la XXIV Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 8,4-15.

Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola: "El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno". Y una vez que dijo esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!". Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les dijo: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender. La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás. Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia.
Comentario

El texto de la parábola de la semilla -que cae en campos fértiles, áridos, entre espinas, al borde los caminos- no precisa de comentario. Solo requiere lectura meditativa:

- ¿Soy camino trillado por todo tipo de tentaciones, corazón que pisotea nobles sentimientos de amor, justicia, paz, solidaridad, oblación por los demás?

- ¿Soy vida complicada y amarga, indiferente, egoísta, que no retiene sentimientos de piedad, compasión, altruismo?

- ¿Soy persona enredada en la maleza y espinas y no logro despegarme de los intereses mezquinos que me encadenan?

- ¿Cuánto tengo en mi alma de tierra fecunda, con hambre de Dios, sed de justicia, espíritu de servicio, de entrega a la misión evangélica a que he sido llamado?

Dominicos 2003

www.mercaba.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario