lunes, 9 de agosto de 2010

Sumisos sólo a Dios y a su proyecto de justicia y dignidad

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y, meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes en que se celebra la fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), virgen y mártir, copatrona de Europa.

Edith Stein era el nombre de la niña judía. Convertida al cristianismo e incorporada al Carmelo, se llamó Teresa Benedicta. Nació en Breslavia en 1891, de padres judíos de fe profunda. Cursó humanidades y Filosofía en Breslavia.

Después se trasladó a Gottinga, donde compartió estudios con varios filósofos de relieve y se hizo discípula de Husserl, cuya filosofía le encantaba. A partir de 1917, por conversaciones y lecturas espirituales fue percibiendo la grandeza del misterio de Cristo, y en 1922 recibió el bautismo.

Ejerció la docencia durante unos diez años y, al mismo tiempo, se fue compenetrando con la espiritualidad carmelitana de Santa Teresa y con la espiritualidad benedictina. En 1934 recibió el hábito del Carmen. Entregada a Dios totalmente, en medio de las persecuciones que padecían los judíos, se fue ofreciendo a sí misma como víctima de expiación. Moría con los que morían, sufría con cuantos sufrían, y por todos oraba ante el Señor.

En 1942 fue arrestada por la Gestapo y llevada con otra hermana suya a los campos de concentración de Auschwitz, donde fue asesinada.

¡Qué horrores comete la humanidad obcecada! De Edith Stein, Teresa Benedicta, nos han quedado páginas extraordinarias de vida, de pensamiento, de amor, de entrega. Canonizada por Juan Pablo II en 1988, fue proclamada co-patrona de Europa con santa Brígida y santa Catalina de Siena (Dominicos 2003).

Dios los bendiga…

Mateo 17, 22-27

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús: l Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día. Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Contestó: Sí. Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños? Contestó: A los extraños. Jesús le dijo: Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.

Comentario

El texto de hoy esta construido a partir de dos pequeñas unidades literarias: la primera corresponde a un segundo anuncio de la pasión: "El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres" (17, 22-23), y la segunda parte tiene que ver con el pago del tributo del templo (17, 24-27). Las dos unidades aparentemente no tienen relación; sin embargo, su punto de encuentro lo podemos descubrir en el tema de la pérdida de la propia vida por causa las autoridades civiles y religiosas.

El acento de estos primeros versículos (vv. 22-23) está puesto sobre la inminencia de la pasión de Jesús. Los discípulos se juntan inquietos en torno a él, o más bien, todos los discípulos vuelven a encontrarse alrededor de Jesús después de la separación de la transfiguración. Desde ahora, la pasión y los sufrimientos de Jesús son inminentes; él ve con claridad el fin que le espera y por tanto le habla a sus discípulos de ello.

Mateo dice que Jesús va a ser "entregado", es decir, va a ofrecer la vida, va a padecer a manos de los hombres y la consecuencia de ello es que lo "matarán". Al igual que en los otros anuncios de la pasión, a la afirmación de la muerte, aquí también le sigue inmediatamente la de la resurrección: "y al tercer día resucitará". Se puede percibir en el tono de estas palabras un contenido catequético y litúrgico de una profesión de fe vivida por las primeras comunidades cristianas.

La segunda parte del texto tiene que ver con el pago del tributo del templo (vv. 24-27). Estos versículos son propios de Mateo. El texto constituye un testimonio histórico precioso de la actitud de Jesús y de los primeros cristianos frente al tributo del templo e incluso frente al poder político, económico, social y religioso de su tiempo. En las palabras de Jesús no podemos ver sólo su actitud frente al templo de Jerusalén, sino también ante el poder político de su época. Supuesto esto, es obvio pensar que el relato sobre el tributo al César significa que hay que pagar, pero como hombres libres, porque hay que darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Sumisos sólo a Dios y a su proyecto de justicia y dignidad, porque él pagará el tributo a la ley en la persona de su hijo.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)

www.mercaba.org

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