¡Amor y paz!
Jesús se vale hoy de otras dos parábolas para ayudarnos a entender cómo es el Reino que él quiere instaurar. La del candil, que está pensado para que ilumine, no para que quede escondido. Es él, Cristo Jesús, y su Reino, lo primero que no quedará oculto, sino aparecerá como manifestación de Dios. El que dijo «yo soy la Luz». La de la medida: la misma que utilicemos será usada para nosotros.
Los que acojan en sí mismos la semilla de la Palabra se verán llenos, generosamente llenos, de los dones de Dios. Sobre todo al final de los tiempos experimentarán cómo Dios recompensa con el ciento por uno lo que hayan hecho.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este 3er jueves del Tiempo Ordinario. Hoy se celebra la memoria de San Tomás de Aquino.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Marcos 4,21-25.
Jesús les decía: "¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!". Y les decía: "¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía. Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene".
Comentario
El evangelista Marcos nos ha conservado algunas palabras de la predicación de Jesús, como las que escuchamos hoy. Jesús, a veces, hablaba enigmáticamente, para que lo que decía se quedará grabado más firmemente en la memoria de sus oyentes, que tenían que hacer entonces un esfuerzo de comprensión. ¿Qué significa por ejemplo eso de "quien tenga oídos para oír que oiga"? ¿Acaso no es lo normal? Pero es que no se trata sólo de oír con los oídos; hay que estar disponibles para comprender y asimilar lo que se escucha.
Los enigmáticos dichos de Jesús nos hablan hoy de ocultar y descubrir, de esconder y encontrar. Como la lámpara que no se mete debajo de la cama sino que se pone en un lugar donde pueda esparcir su luz. Hay muchas cosas malas ocultas, en nuestro mundo, que deben ser descubiertas, denunciadas: injusticias, atropellos, desapariciones, torturas, acaparamientos... Nuestra voz de cristianos debe revelarlas, la comunidad, la Iglesia, debe denunciarlas.
También hay muchas cosas buenas ocultas, que brillarán por sí mismas como una lámpara sobre el candelabro: la solidaridad entre los pobres, el cuidado de los más débiles: los niños, los enfermos, los ancianos; la ternura y la fidelidad de los esposos, la abnegación de los padres, la educación de los que no saben... Tantas cosas buenas ocultas que brillarán en medio de las tinieblas de nuestro mundo.
Es fácil aceptar y comprender el dicho de Jesús: "la medida que ustedes usen la usarán con ustedes"; así funciona a veces nuestra sociedad. Es como decir: "ojo por ojo y diente por diente" o "el que la hace, la paga". Pero lo que enseguida añade Jesús es desconcertante. ¿Cómo es eso de que "al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará aún lo que tiene"? ¿No es eso injusto? Pero es que hay formas de tener: si uno tiene, por ejemplo, esperanza y solidaridad, capacidad de compartir, sentido comunitario, anhelo de justicia y de paz, misericordia y capacidad de perdonar, todo eso mismo Dios le dará con creces.
Pero si uno está lleno de egoísmo y de codicia, de malignidad y de orgullo, de indiferencia y dureza de corazón, cosechará en su vida de esa maldad acumulada y de sus consecuencias. Por eso a todos nos llama Jesús a la conversión: "¡atención a lo que están oyendo!".
SERVICIO BIBLICO LATINOAMERICANO
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