sábado, 29 de agosto de 2009

EL CRISTIANO DEBE SER DEFENSOR DE LA VERDAD

¡Amor y paz!

Hoy celebra la Iglesia la memoria del martirio de San Juan Bautista. El Precursor muere víctima de quien se siente incómodo por sus denuncias.

En la Biblia el concepto de persecución aparece 95 veces en diversas formas, de ellas 20 en el Nuevo Testamento. La primera persecución es la de Abel de parte de su hermano Caín; José, hijo de Jacob, es traicionado y vendido por sus hermanos; en el NT es la de los niños inocentes y de Jesús, luego vendrá la de Juan Bautista y la que sufren los cristianos, según narran las cartas de Pablo y los Hechos de los Apóstoles.

Jesús ha dicho: “Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5, 10-12). Algunos han ofrendado su vida por la causa de Cristo y su Evangelio, pero muchos han preferido callar ante quienes delinquen valiéndose del poder que ostentan, con tal de no ver afectada su tranquilidad.

¿Cuál es nuestra actitud en estos casos?

Dios los bendiga…

Evangelio según San Marcos 6,17-29.

Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano". Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré". Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta. La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre. Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

COMENTARIO

Juan Bautista fue llamado a una vida tensa y difícil. Su nacimiento ha sido milagroso. El Señor lo ha alejado de lo que llena ordinariamente la existencia humana, y lo ha mandado a la soledad. Vive en el desierto, con suprema austeridad, alimentándose de langostas y miel silvestre. Vive pendiente de la voluntad divina. Va a ser el Precursor del Redentor.

Es el último de los profetas y el más grande de todos ellos. Juan por su parte afirma refiriéndose a Jesús: Conviene que Él crezca y que yo mengüe. Yo no soy digno de desatarle la correa de las sandalias. Pero Jesús dirá de él: Es más que un profeta. Entre los nacidos de mujer no hay uno más grande que Juan Bautista. Efectivamente, los profetas dijeron: Pronto llegará el Mesías. Pero Juan dice sin rodeos: Ése es el Cordero de Dios.

Es difícil el destino de los profetas. Ser profeta, dice Guardini, significa decir a su tiempo contra su tiempo, lo que Dios manda decir. - No te es lícito tener como esposa a Herodías, la mujer de tu hermano, le grita Juan a Herodes Antipas. Y Juan lo paga en la cárcel de Maqueronte.
Un día manda Juan mensajeros a Jesús para preguntarle: - ¿Eres tú el que ha de venir, o hemos de esperar a otro? - Y Jesús responde: "Id y referid a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados". Son palabras sacadas de Isaías. Y Juan sabe lo que significan. Jesús añadió: "Y dichoso el que no se escandalice de mí". (Mt 11, 3ss)

Suele decirse que Juan lo preguntó a causa de sus discípulos, para que Jesús les confirmase lo que él ya les había explicado. Pero podría ser que Juan lo preguntase por su propia cuenta. En realidad, la vida de los profetas está expuesta a toda clase de tormentas del espíritu.
No hay descripción más vehemente y emocionante del destino y ser de todo profeta que la de los capítulos 17-19 del primer libro de los Reyes, en que se nos describen los azares y vaivenes del profeta Elías, hasta tumbarse en el desierto, bajo un arbusto, en total desamparo, pidiendo la muerte. Y así se ve en Ezequiel, Jeremías y en otros profetas.

Por eso podemos imaginar que Juan mandó interrogar a Jesús, por su propia cuenta, en aquellas horas de terrible abandono. Siente que la muerte le amenaza, pendiente del capricho de Herodías. ¿No serían estos los momentos más sombríos de su vida? ¿Es verdaderamente el Mesías, cuyo servidor soy -pudo pensar Juan- el que me impone esta prueba?

En este caso, las palabras de Jesús "dichoso el que no se escandalice de mí", serían dichas para confortar a Juan, animándole a aceptar el supremo sacrificio. Los discípulos no entenderían el mensaje que llevan a la oscuridad de la cárcel. Pero Juan Bautista lo ha comprendido.

Luego se cumple su destino. Herodías quiere verlo desaparecer. Cuando su hija Salomé cautiva a los invitados con sus danzas en un banquete, el rey le promete cumplir cualquier deseo que se le ocurra. Salomé acude a su madre, y Herodías le hace pedir la cabeza de Juan Bautista en una bandeja. El rey se estremece ante la enormidad del crimen, pero es débil y cede. Los esbirros cumplen la orden y le traen la cabeza del Bautista.

Juan ha cumplido ya su misión. Pero ¿cómo es posible, Señor, que tus discípulos estén a merced de los impíos? El misterio de la Cruz de Jesús está ya presente en este martirio. Su sangre no será inútil. "La cabeza de Juan Bautista predica mejor desde la bandeja que sobre sus hombros".

Fuente: http://espanol.geocities.com/iglesia_catolica2/santoral/martirioJuanBautista.htm