¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este lunes en que celebramos la memoria de Nuestra Señora de los Dolores, ciclo C.
Dios nos bendice
1ª Lectura (1Cor 10,14-22):
Amigos míos, no tengáis que ver con la idolatría. Os
hablo como a gente sensata, formaos vuestro juicio sobre lo que digo. El cáliz
de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el
pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así
nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos
del mismo pan.
Considerad a Israel según la carne: los que comen de las víctimas se unen al
altar. ¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas son algo o que los ídolos son algo?
No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios, y
no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber de los dos cálices, del
del Señor y del de los demonios. No podéis participar de las dos mesas, de la
del Señor y de la de los demonios. ¿Vamos a provocar al Señor? ¿Es que somos
más fuertes que él?
Salmo responsorial: 115
R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al
Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.
Versículo antes del Evangelio (---):
Aleluya, aleluya. Dichosa la Virgen María, que sin morir, mereció la palma del martirio junto a la cruz del Señor. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 2,33-35):
En aquel tiempo, el padre de Jesús y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».
Comentario
Hoy, en la fiesta de Nuestra Señora, la Virgen de los
Dolores, escuchamos unas palabras punzantes en boca del anciano Simeón: «¡Y a
ti misma una espada te atravesará el alma!» (Lc 2,35). Afirmación que, en su
contexto, no apunta únicamente a la pasión de Jesucristo, sino a su ministerio,
que provocará una división en el pueblo de Israel, y por lo tanto un dolor
interno en María. A lo largo de la vida pública de Jesús, María experimentó el
sufrimiento por el hecho de ver a Jesús rechazado por las autoridades del
pueblo y amenazado de muerte.
María, como todo discípulo de Jesús, ha de aprender a situar las relaciones
familiares en otro contexto. También Ella, por causa del Evangelio, tiene que
dejar al Hijo (cf. Mt 19,29), y ha de aprender a no valorar a Cristo según la
carne, aun cuando había nacido de Ella según la carne. También Ella ha de
crucificar su carne (cf. Ga 5,24) para poder ir transformándose a imagen de
Jesucristo. Pero el momento fuerte del sufrimiento de María, en el que Ella
vive más intensamente la cruz es el momento de la crucifixión y la muerte de
Jesús.
También en el dolor, María es el modelo de perseverancia en la doctrina
evangélica al participar en los sufrimientos de Cristo con paciencia (cf. Regla
de san Benito, Prólogo 50). Así ha sido durante toda su vida, y, sobre todo, en
el momento del Calvario. De esta manera, María se convierte en figura y modelo
para todo cristiano. Por haber estado estrechamente unida a la muerte de
Cristo, también está unida a su resurrección (cf. Rm 6,5). La perseverancia de
María en el dolor, realizando la voluntad del Padre, le proporciona una nueva
irradiación en bien de la Iglesia y de la Humanidad. María nos precede en el
camino de la fe y del seguimiento de Cristo. Y el Espíritu Santo nos conduce a
nosotros a participar con Ella en esta gran aventura.
P. Abad Dom Josep Mª SOLER OSB Abad de Montserrat(Barcelona, España)
Evangeli.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario