martes, 31 de enero de 2023

Tu fe te ha salvado

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo A.

 

Dios nos bendice....

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la Carta a los Hebreos 12, 1-4

 

Por lo tanto, ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta.

Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Piensen en aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento.

Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO         

 

Sal 21, 26b-28.30abcd.31b-32

 

R: Te alabarán, Señor, los que te buscan.

 

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.

Los desvalidos comerán hasta saciarse,

alabarán al Señor los que lo buscan:

viva su corazón por siempre. R.

 

Lo recordarán y volverán al Señor

hasta de los confines del orbe;

en su presencia se postrarán

las familias de los pueblos.

Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,

ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R.

 

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,

hablarán del Señor a la generación futura,

contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:

todo lo que hizo el Señor. R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 5, 21-43

 

Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva.» Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados.

Se encontraba allí una mujer que desde hacia doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: «Con sólo tocar su manto quedaré curada.» Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal.

Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: « ¿Quién tocó mi manto?»

Sus discípulos le dijeron: « ¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?» Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido.

Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad.

Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad.»

Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: «Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?» Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: «No temas, basta que creas.» Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa del jefe de la sinagoga.

Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba. Al entrar, les dijo: « ¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme.» Y se burlaban de él.

Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: «Talitá kum», que significa: « ¡Niña, yo te lo ordeno, levántate.» En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que le dieran de comer.

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • El autor de la carta anima a sus lectores a que permanezcan firmes en su seguimiento de Cristo mediante la expresiva comparación del estadio y los atletas que compiten: El atleta se despoja de todo lo que estorba para poder correr ágilmente y el cristiano se despoja del pecado que lo traba en su camino hacia Cristo. 
  • La multitud de espectadores que ocupan el estadio y animan a llegar a la meta, son la multitud de testigos del Antiguo Testamento y los contemporáneos, que han dado ejemplo con sus vidas a lo largo de la historia y estimulan a los cristianos actuales a ser fuertes y alcanzar la meta.
  • Cristo Jesús va delante en la carrera de la fe. Él supo aceptar las dificultades y la contradicción; renunciar a todo entregándose a la muerte y ahora está triunfante junto a Dios. La carta es una invitación a todos a tener la mirada puesta en Él.

***

  • Después del milagro de la «tempestad calmada» y del «endemoniado liberado» nos encontramos hoy otros dos milagros estrechamente ligados uno a otro. Estos gestos van realizando una progresión en la fe de los discípulos. San Marcos nos va llevando paulatinamente a creer en el poder de la resurrección de Jesús.
  • Los dos milagros están muy ligados: son dos mujeres las destinatarias de la acción salvadora de Jesús. La edad de la niña, es igual a la cantidad de años de enfermedad de la mujer. Ambas, por ser mujeres y por sus enfermedades son consideradas impuras y están excluidas de la sociedad.
  • El relato comienza con la llegada de Jairo, un jefe de sinagoga que viene al encuentro de Jesús a pedirle que salve a su hija. Este gesto pone de manifiesto que la sinagoga se declara impotente para dar vida; sus líderes no pueden luchar contra la muerte. La ley por encima del ser humano los ha encerrado en un círculo de muerte.
  • Una vez que Jesús accede a este pedido, entre la multitud que acompaña a Jesús hacia la casa de Jairo, surge una mujer, que durante muchos años ha cargado con una enfermedad triplemente grave, por el sufrimiento físico, el empobrecimiento económico, y su exclusión religiosa. La mujer enferma no se atreve a pedir: se acerca disimuladamente y lo toca. Al instante sintió la curación, y Jesús, también al instante, sintió que una fuerza salía de Él. La mujer ha tocado la fuente de la vida.
  • De Jesús no brota otra cosa que la vida en plenitud. Jesús busca quien lo ha tocado. La mujer se acerca con temor porque sabe que con su actitud ha hecho impuro al Maestro. El Señor mismo provoca la confesión. Deliberadamente quiere que esta mujer que se escondía, saliera del anonimato. La obliga a darse a conocer para que entre en relación personal con Él. La hace pasar de la creencia mágica, a una fe verdadera. La fe es una relación personal con Jesús. Ahora sí, Jesús «vuelve a darle», la curación que había «robado».
  • La fe es condición fundamental para que se obren los milagros. No es el contacto con su ropa lo que la salvó, sino el encuentro personal con Jesús a través de la fe.
  • Llegan entonces unos mensajeros para avisar que la niña ha muerto.
    Jesús habla con el padre de la niña para pedirle que siga teniendo fe. Para Jairo es la prueba mayor. Cuando llegan, a pesar de que la liturgia de la muerte ya había comenzado, la fuerza del Reino de la vida ocupa su lugar. Jesús, toma a la niña de la mano y le ordena que se levante.
  •  “Tu fe te ha salvado”  y “no temas, solamente ten fe” son la clave de esta Buena Noticia. Jesús no nos pide otra cosa: tener fe. Y esto a veces sucede en situaciones de muerte y desesperantes. En esos momentos necesitamos escuchar que Él nos grita con fuerza: levántate, no te quedes ahí, no te dejes vencer por la muerte, Yo soy tu salvador, te estoy llamando, me estoy ocupando de tu vida, quiero que vivas, que andes en pie, que seas fuente de alegría y esperanza para todos.
  • Ante la enfermedad, como experiencia de debilidad y la muerte, como el gran interrogante, la Iglesia debe anunciar la respuesta positiva de Cristo. Ambas tienen en Cristo, no una solución del enigma, pero sí un sentido profundo. Dios nos tiene destinados a la salud y a la vida. Eso se nos ha revelado en Cristo Jesús y su promesa sigue en pie: “El que cree en mí, aunque muera, vivirá; el que me come tiene vida eterna”.
  • Alrededor de Jesús surge la vida, la muerte es vencida y los desesperanzados renacen. Por la fe, celebramos la vida nueva que surge de la muerte de Jesús, esperamos contra toda esperanza, que la vida es más fuerte que la muerte aunque esta aparezca siempre como más poderosa con el rostro de la violencia, el caos, el dolor. El misterio de la vida está siempre cercano a la muerte; y la vida está ligada esencialmente al amor, y el amar consiste en dar la vida, dando vida libremente hasta la muerte.
  • El odio, el egoísmo, la insolidaridad, la injusticia, la pasividad engendran muerte. Quién lucha contra las formas de muerte, crea y comunica vida. Quién arriesga su vida y corre la carrera que le toca, sin retirarse, cansarse, desanimarse; quien da su vida por amor, hace posible la esperanza y la vida de los otros. Sólo el amor crea vida y la devuelve a quien la ha perdido.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Me acerco a Jesús buscando el encuentro o sólo interesadamente?
  • ¿Creo en su poder salvador?
  • ¿Acepto sus caminos y sus tiempos?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Fijamos nuestros ojos en Ti, Jesús

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral

 

lunes, 30 de enero de 2023

¡Sal de este hombre, espíritu impuro!

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este lunes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo A.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la carta a los Hebreos  11, 32-40

 

Hermanos:

 

¿Y qué más puedo decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los Profetas.

Ellos, gracias a la fe, conquistaron reinos, administraron justicia, alcanzaron el cumplimiento de las promesas, cerraron las fauces de los leones, extinguieron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada. Su debilidad se convirtió en vigor: fueron fuertes en la lucha y rechazaron los ataques de los extranjeros.

Hubo mujeres que recobraron con vida a sus muertos. Unos se dejaron torturar, renunciando a ser liberados, para obtener una mejor resurrección.

Otros sufrieron injurias y golpes, cadenas y cárceles. Fueron apedreados, destrozados, muertos por la espada. Anduvieron errantes, cubiertos con pieles de ovejas y de cabras, desprovistos de todo, oprimidos y maltratados. Ya que el mundo no era digno de ellos, tuvieron que vagar por desiertos y montañas, refugiándose en cuevas y cavernas.

Pero, aunque su fe los hizo merecedores de un testimonio tan valioso, ninguno de ellos entró en posesión de la promesa. Porque Dios nos tenía reservado algo mejor, y no quiso que ellos llegaran a la perfección sin nosotros.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO         

 

Sal 30, 20. 21. 22. 23. 24 (R.: 25)

 

R.        Sean fuertes y valerosos, todos los que esperan en el Señor.

 

¡Qué grande es tu bondad, Señor!

Tú la reservas para tus fieles;

y la brindas a los que se refugian en ti.,

en la presencia de todos.  R.

 

Tú los ocultas al amparo de tu rostro

de las intrigas de los hombres;

y los escondes en tu Tienda de campaña,

lejos de las lenguas pendencieras.  R.

 

¡Bendito sea el Señor!

El me mostró las maravillas de su amor

en el momento del peligro.  R.

 

En mi turbación llegué a decir:

«He sido arrojado de tu presencia.»

Pero tú escuchaste la voz de mi súplica,

cuando yo te invocaba.  R.

 

Amen al Señor, todos sus fieles,

porque él protege a los que son leales

y castiga con severidad a los soberbios.  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos  5, 1-20

 

Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu impuro. El habitaba en los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo. Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras.

Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: «¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!» Porque Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu impuro!» Después le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» El respondió: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.» Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región.

Había allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus impuros suplicaron a Jesús: «Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.» El se lo permitió. Entonces los espíritus impuros salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara -unos dos mil animales- se precipitó al mar y se ahogó.

Los cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. La gente fue a ver qué había sucedido. Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su sano juicio, al que había estado poseído por aquella Legión, y se llenaron de temor. Los testigos del hecho les contaron lo que había sucedido con el endemoniado y con los cerdos. Entonces empezaron a pedir a Jesús que se alejara de su territorio.

En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti.» El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • El autor les trae a la memoria el ejemplo de los antiguos judíos, que realizaron cosas difíciles por la fe y permanecieron fieles en la prueba, sin volver su vista atrás, sino, muy al contrario, dispuestos a la aventura de la fe. Los antepasados sometieron reinos y ejercieron justicia; cerraron la boca de los leones, o dominaron la violencia del fuego; resucitaron hijos y otros que, se han dejado torturar sin ceder, o exiliar.
  • El autor recalca de las personas que vivieron en esa etapa el mérito de haber vivido en un tiempo de promesas: no en los tiempos mesiánicos. La fe, que es algo sobrenatural, se vive dentro de la experiencia humana y se caracteriza por el don que uno hace de sí mismo para el futuro, el riesgo que uno corre de abandonar su seguridad y darse de lleno a la novedad.  El contenido del sacrificio de Cristo no es otro que su fe total en el Padre, capaz de hacer surgir lo inesperado más allá incluso de la muerte.

***

  • Jesús llega a la región de los gerasenos, o sea, a un territorio pagano, por lo tanto, impuro. Lejos del poblado, entre los sepulcros, vive un hombre poseído por el espíritu maligno. La sociedad lo ha marginado: la forma más rápida de resolver el problema es encerrar al enfermo para que no moleste.
  • Jesús se acerca a los que la sociedad ha apartado. Es un pobre hombre desquiciado, privado de sus facultades mentales, que no es dueño de sí mismo y se ha convertido en su propio enemigo. Cristo ha venido a combatir el mal que divide al hombre en lo más profundo de sí mismo y lo empuja contra sí mismo.
  • El encuentro con Jesús, la llegada del Reino, no es únicamente una curación, sino una verdadera liberación, un encontrarse a sí mismo, una reconquista de la propia vida. De un ser dividido e insociable, Jesús ha hecho un hombre dueño de sí mismo, lo ha convertido en un hermano.
  • Los gerasenos a pesar de admirarse de la curación cuando se enteran de que los cerdos se han precipitado en el lago invitan a Jesús alejarse de su territorio. Es demasiado el precio que han tenido que pagar por la liberación de un hombre. La vida de este hombre vale menos que una piara de puercos. Para Jesús, conducir a un hombre a su liberación, tiene un valor mucho más alto que cualquier otra cosa.
  • Luego, el hombre que había tenido el espíritu malo le pidió que lo dejara ir con Él, pero Jesús no se lo permitió. En cambio, lo enviará a su casa con la misión de manifestar a sus compatriotas la misericordia divina que él acaba de experimentar. Era la primera vez que se anunciaba la Buena Noticia en tierra de gentiles.
  • Las fuerzas del mal atacan al hombre, lo desvían de su ruta normal, le impiden realizar su camino humano y cristiano: realizarse como hombre y como hijo de Dios. El pecado siempre es antihumano aun cuando tome la apariencia de ser su placer o su bien.
  • Desde la muerte y resurrección de Jesús el demonio ya no tiene poder sobre el hombre. Solamente el poder que el hombre mismo le concede. Aquí está la buena nueva: las miles de pasiones que lo deformaban, la legión de demonios que lo habitaban, han sido vencidos. Jesús es más fuerte que las fuerzas maléficas del hombre.
  • Todos necesitamos ser liberados de la legión de malas tendencias que experimentamos: orgullo, sensualidad, ambición, envidia, egoísmo, violencia, intolerancia, avaricia, miedo. Una vez liberados, el Señor nos enseña que seguirlo también es saber quedarse allí donde estamos, dando testimonio de las maravillas que puede obrar el Señor si le damos paso en nuestra vida.
  • El endemoniado geraseno, es como un prototipo de tantos hermanos nuestros, excluidos de la vida social, comunitaria, por algún estigma llamado: enfermedad, pobreza, ignorancia, absoluta miseria, otra raza, otra lengua, por tener que ganarse la vida en la mendicidad, o revolviendo la basura de nuestras calles. Pero Jesús los ama y quiere liberarlos. Todas las imágenes que nos presenta este texto nos dejan adivinar la importancia del gesto misionero que hace Jesús: liberar al hombre cualquiera sea su degradación.
  • La Iglesia ha recibido la misión de continuar este poder liberador, la lucha y la victoria contra todo mal. El hombre no evangelizado es un hombre «encadenado», no libre. Para liberar la Iglesia tiene que anunciar la Buena Nueva y comunicar la vida de Cristo. El evangelio nos muestra el modo: salir a la periferia, acercarnos a toda realidad, no anteponer ningún valor material al valor de la vida, escuchar el clamor del sufriente y desde un vínculo basado en el amor, auténticamente evangélico, ayudarlo a recuperar la unidad perdida y la dignidad.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Hay en mí algunos sectores que hay que liberar?
  • ¿De veras queremos ser salvados?
  • ¿Vamos hacia todos aquellos que esperan aún su liberación aunque no estén en el medio cristiano?

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral

 

domingo, 29 de enero de 2023

Bienaventurados los pobres

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este 4º Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo A.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la profecía de Sofonías           2, 3; 3, 12-13

 

Busquen al Señor, ustedes, todos los humildes de la tierra, los que ponen en práctica sus decretos. Busquen la justicia, busquen la humildad, tal vez así estarán protegidos en el Día de la ira del Señor.

Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO         

 

Sal 145, 6c-7. 8abc y 9a. 9b y 8d-10 (R.: Mt 5, 3)

 

Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

 

El Señor mantiene su fidelidad para siempre,

hace justicia a los oprimidos

y da pan a los hambrientos.

El Señor libera a los cautivos.  R.

 

El Señor abre los ojos de los ciegos

y endereza a los que están encorvados.

El Señor ama a los justos.

El Señor protege a los extranjeros.  R.

 

Sustenta al huérfano y a la viuda;

y entorpece el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

reina tu Dios, Sión,

a lo largo de las generaciones.  R.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto             1, 26-31

 

Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles.

Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios.

Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.

 

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según San Mateo   4,25 – 5, 12

 

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.

Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:

«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el

Reino de los Cielos.

Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.

Felices los afligidos, porque serán consolados.

Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.

Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.

Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.

Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo.»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Sofonías preveía la destrucción de Jerusalén y la deportación de los importantes del pueblo. Sólo un pueblo humilde y pobre permanecerá en la tierra prometida y podrá buscar refugio en el nombre del Señor y no en las potencias extranjeras del norte o el sur, ni en su fuerza o riqueza. El «resto de Israel» lo formarán los humildes, los que ponen su confianza en Dios. El profeta Sofonías invita al pueblo de Israel a la moderación, la pobreza, la humildad, la honradez, la búsqueda de la paz y la verdad. Dios no aprecia a los ricos y pagados de sí mismos, a los que confían en sus propias fuerzas.

***

  • La comunidad cristiana de Corinto fundada por Pablo por el año 51, y muy amada por él se sentía agitada por divisiones internas. Algunos estaban demasiado engreídos como si fueran alguien ante el Señor. Pablo les recuerda que somos muy poca cosa delante el Señor y que la sabiduría cristiana no es la sabiduría del mundo sino la de Dios, la de la caridad, la de la cruz que escandaliza a unos y otros. Es la sabiduría del humilde, del sencillo, del que vive abierto al Espíritu. A ése es al que llama el Señor a su Reino.

***

  • Jesús inaugura la llegada del reino e invita a seguirlo. Lo hace con la proclamación solemne de las bienaventuranzas. La enseñanza de Jesús en el evangelio se dirige expresamente a sus discípulos, es decir: a aquellos que están dispuestos no sólo a oírlo sino también a seguirlo.
  • Jesús es el bienaventurado porque encarna perfectamente la salvación querida por Dios para el mundo y la hace posible.
  • El sermón de la montaña es la proclamación de las consecuencias exigentes y liberadoras al mismo tiempo de la fe cristiana cuando se vive de verdad.
  • Jesús no nos está invitando a aceptar la pobreza económica, cultural o humana con una actitud de resignación pasiva. Jesús mismo pasó su vida ayudando, curando, consolando, perdonando, enseñando, liberando de todo mal.
  • Cristo, al afirmar que «son dichosos los pobres, los pacíficos, los perseguidos, los que sufren», no está brindando un camino de evasión para conformarnos con las injusticias; ni un calmante para «aguantar porque la vida es así»; o un consuelo que nos lleva a soñar en la  recompensa en el «más allá» de lo que no hemos conseguido en el «más acá».
  • Las bienaventuranzas se mueven en el ámbito de la fe y del discipulado. Son algo «a posteriori» de un encuentro personal con Cristo. No son otra cosa que la nueva realidad de los que han optado por Cristo. Las bienaventuranzas son algo que sucede después de haberse decidido por el reino de Dios, que lleva al discípulo a adoptar posturas concretas.
  • Ser discípulo de Jesús, seguir el Evangelio, trae, necesariamente, una serie de consecuencias. Si estas no aparecen en la vida del cristiano, su compromiso puede llegar a ser dudoso. Quien se ha encontrado con Cristo y se ha definido a favor de Él no tiene más remedio que optar por un cierto estilo de vida que se construye sobre el Evangelio y que es realmente diferente de cualquier otro estilo de vida. Por eso es dichoso el pobre porque su pobreza es fruto de una opción por Jesús o el perseguido porque está viviendo con coherencia.
  • Las bienaventuranzas son una promesa de felicidad que Dios quiere que experimentemos en esta vida cuando, aceptando ser pobres, sintamos la profunda libertad que nos da no construir otro reino que el de Dios, y cuando reconozcamos que, gracias a nuestro esfuerzo y a la ayuda del Padre, en el mundo reina la justicia de Dios. Hacerse pobre para poder trabajar para que reine la justicia de Dios; hacerse pobre para que no haya pobres: ese es el pobre bienaventurado. El camino de las bienaventuranzas, el camino de la felicidad es el camino del seguimiento de Jesús por el que hay que ir avanzando cada día con esfuerzo y con voluntad sostenidos por la gracia. Nuestra fe es una llamada a la felicidad y una llamada a avanzar constantemente en esa manera de ser hombre o mujer que Jesús nos propone.
  • Las bienaventuranzas son una llamada a la conversión, al cambio personal. Aquí se nos da la clave que cada uno de nosotros, ricos o pobres debemos tener para ser bienaventurados: humildad y pobreza ante Dios y ante los demás. Lo demás: búsqueda de paz, pureza de corazón, misericordia, sencillez de apetencias y ambiciones, es consecuencia.
  • La pobreza de espíritu, quizá sea la bienaventuranza más importante y la que engloba a todas las demás. Más que la carencia de bienes materiales es una manera de vivir desprendidos de lo que no tiene valor absoluto. Jesús relativiza el tener o no tener, colocando el acento en el hombre mismo, ya que él en cuanto persona es su mayor valor. Sólo un hombre que se siente vacío puede ser llenado por algo. El hombre que se cree perfecto, es un pobre hombre, un ciego. La experiencia más fascinante que existe es la de sentirse siempre un poco niño, un poco necesitado, un poco aprendiz, un poco en camino.
  • Todo, incluso el dolor y la persecución, puede ser motivo de felicidad para el hombre que da sentido a su existencia mirando más allá de su propia vida. Son bienaventurados los que ansían un mundo radicalmente nuevo, anhelan el Reino. Los que ansían ese mundo son pobres, lloran, padecen, pero gracias a la experiencia de encuentro con Jesús tienen esperanza. Una esperanza distinta, nueva, que contradice las esperanzas horizontales y egoístas que propone el mundo, pero que mantiene viva la llama de Aquél que vino para darnos vida en abundancia.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Dónde busco la felicidad?
  • ¿A quiénes considero felices en este mundo?
  • ¿Dónde concentro todos mis esfuerzos y luchas?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Señor, ayúdame a buscar la verdadera felicidad

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral