¡Amor y paz!
Los invito a leer y meditar la Palabra de Dios, en este sábado de la 21ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos bendice...
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 1, 26-31
Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles.
Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios.
Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 32, 12-13. 18-19. 20-21 (R.: cf. 12b)
R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia!
El Señor observa desde el cielo
y contempla a todos los hombres. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
Nuestra alma espera en el Señor:
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Nuestro corazón se regocija en él:
nosotros confiamos en su santo Nombre. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. «Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado.» «Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor.»
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: «Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado.» «Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor.»
Llegó luego el que había recibido un solo talento. «Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!»
Pero el señor le respondió: «Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La comunidad de Corinto no la forman personas humanamente muy importantes, sino gente sencilla; humildes artesanos, descargadores del muelle y seguramente gran cantidad esclavos; gente poco considerada. Dios ama a los que el mundo desprecia.
- Pablo se atreve a decir a unos griegos que estaban acostumbrados A criterios de sabiduría humana para valorar a las personas, que lo que da valor a las personas es, lo que son en Cristo Jesús, que para los cristianos es «sabiduría, justicia, santificación y redención». «El que se gloría, que se gloríe en el Señor».
- Dios ha escogido lo necio del mundo para confundir a los sabios. Lo débil del mundo para cubrir de confusión a los fuertes.
***
- La petición de cuentas por parte del amo constituye el punto clave de la parábola. Los dos primeros servidores dan prueba de una fidelidad creativa: han aprovechado la ausencia del amo para producir un fruto abundante; han asumido sus responsabilidades, y el amo les confía otras nuevas. El tercer servidor, sin embargo, prefiere encerrar su talento; a los ojos de la Ley, se veía así libre de toda responsabilidad.
- Jesús para enseñarnos que hemos recibido enormes posibilidades y que la vida del reino tiene que crecer toma una gigantesca medida y se la aplica a una parábola.
- Un talento era equivalente a treinta y cinco kilos de un metal precioso. El «talento» era una de esas cifras soñadas que se utilizaba para referirse a riquezas fabulosas a las cuales muy pocos tenían acceso.
- La parábola nos remite a cada uno a nuestra verdad de hombres amados por Dios. El tiempo de vigilancia en el Reino es el espacio de libertad que se da a cada hombre para que se haga cargo de sus responsabilidades. Responsabilidad y fidelidad van de la mano. La parábola nos habla de la fidelidad a lo encomendado.
- Fidelidad no es conservar prolija y cuidadosamente el patrimonio ni se reduce a vivir de recuerdos. Fidelidad es hacer fructificar.
- Nuestra vida como cristianos es infiel si esconde la Palabra viva bajo el peso de las costumbres, de los hábitos, bajo una minucia exagerada o un control excesivo y estéril. La Palabra sólo existe verdaderamente cuando es anunciada y siempre renovada.
- La Iglesia es infiel cuando deja de ser un grito, un deseo que hace brotar la vida, cuando la búsqueda se ve entorpecida y se deja de lado, cuando el temor nos paraliza en lugar de buscar las leyes nuevas del Evangelio, cuando la justicia y el amor, la verdad, la reconciliación y la paz no pasan de ser palabras sin alma. No hay mayor error que enterrar el talento, como si se tratara no de un tesoro sino de una reliquia.
- Quien no produce fruto no crece ni hace crecer el reino. Nuestra poca capacidad, o posibilidad son excusas para no dar frutos porque nuestra fuerza está en Dios. Fidelidad es dejar que el Espíritu actúe y ver como se multiplica la herencia de gracia que el Señor nos ha dejado. Aunque creamos tener poco, como el empleado que recibió únicamente un talento, sin embargo, ese «poco» es tan grande que podríamos considerarnos inmensamente ricos.
PARA DISCERNIR
- ¿Valoramos la vida y todo lo que el Señor no ha dado?
- ¿Damos gracias por lo que tenemos o vivimos lamentándonos por lo que nos falta?
- ¿De qué manera hacemos crecer los dones de gracia recibidos?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Pongo toda mi esperanza en el Señor
ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES
Vicaría de Pastoral
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