¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio divina, hoy Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. ¡Feliz Pascua!
Dios nos bendice…
«Era necesario que Jesús resucitase»
Lecto Divina: Hno. Ricardo Grzona, frp
PRIMERA LECTURA: Hechos 10, 34ª. 37-43
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 118(117),1-2.16ab-17.22-23
SEGUNDA LECTURA: Colosenses 3, 1-4
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
TEXTO BÍBLICO: Juan 20, 1-9
1 El primer día de la semana, el domingo, muy temprano en la mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue a la tumba y vio que la piedra que cubría la entrada había sido movida. 2 Luego corrió al lugar donde estaban Simón Pedro y otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo: “Se llevaron al Señor de la tumba, y no sabemos dónde lo pusieron”.
3 Pedro y el otro discípulo, saliendo de allí, fueron a la tumba. 4 Los dos corrieron juntos, pero el otro discípulo corrió más rápido que Pedro y llegó primero. 5 Inclinándose para mirar dentro, vio las sábanas de lino puestas allí pero no entró en la tumba. 6 Poco después llegó Simón Pedro y entró en la tumba. Él también vio las sábanas colocadas allí 7 y la tela que había sido puesta sobre la cabeza de Jesús, no estaba con las sábanas, sino que estaba enrollada a un lado aparte. 8 Entonces el otro discípulo, que había llegado primero, también entró en la tumba. Él vio y creyó. 9 Esto fue así porque todavía no habían entendido la Escritura, ya que era necesario que Jesús resucitase de entre los muertos.
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
Este domingo de Resurrección, nos saludamos con la alegría más profunda diciendo “Felices Pascuas”.
Es el saludo cristiano por excelencia, pues reconocemos en nuestra fe, que Jesús, es el Cristo de la Historia que ha vencido a la muerte, y que con su resurrección, nos invita a todos a seguirlo para alcanzar la vida eterna.
Juan comienza diciendo que esto ocurre el primer día de la semana. Recordemos que los judíos fueron quienes comenzaron con el calendario semanal de siete días, en que todo concluía el Sábado. Éste era para ellos el día solemne, donde Dios pedía un descanso para todos. Para este motivo existió el himno o salmo de la creación en el Génesis en sus primeros capítulos.
Jesús fue crucificado, muerto y sepultado muy repentinamente el día viernes. Lo tuvieron que hacer así de rápido, pues ya estaba por oscurecer y el día siguiente sería el sábado, en que no estaba permitido hacer ninguna actividad. Por eso prácticamente tuvieron que dejar el cuerpo envuelto en una sábana sin ninguna preparación con aceites y perfumes como hacen los judíos. Lo harían ya pasado el sábado.
Esta narración no nos dice cómo se pasó ese sábado, pero es de entender que todos los seguidores de Jesús, sus discípulos, sus apóstoles quedaron altamente frustrados por la situación y nos imaginamos una angustia indescriptible.
Las narraciones del día domingo de resurrección, están contadas por los evangelistas con matices especiales. Pero la primera idea que nos podemos imaginar es que muy de madrugada María Magdalena (Mateo y Marcos ponen también a otras mujeres), van al sepulcro y su pensamiento seguramente sería “quién podría ayudarlas a correr la enorme piedra que sellaba el Sepulcro”. Pero en todas las narraciones se dice que la piedra estaba corrida y que el lienzo que cubría a Jesús estaba en el suelo y no estaba el cuerpo del Maestro.
Inmediatamente corre María Magdalena a anunciar y entonces de prisa llega Juan, quien mirando desde afuera, espera que sea Pedro quien entre primero. Éste corrobora que los lienzos están en el suelo y el sudario doblado, como cuando los rabinos doblaban sus servilletas para decir que volverían. Juan dio la preminencia a Pedro y luego dice que él entró y viendo creyó. Juan aclara que ellos a pesar que habían estado con Jesús y conocían las Sagradas Escrituras, no habían entendido hasta ese momento. Y es importante destacar que el mismo Juan dice que vio y creyó. El mismo evangelista dirá en el versículo 29 en la reprimenda que Jesús da a Tomás: ¿Por qué has visto has creído? Felices los que creen sin ver. Esto lo dice Juan para dar a entender que hasta él mismo tuvo ciertos problemas con la fe. Ahora creen porque han visto.
Reconstruimos el texto:
1. ¿Cómo comienza este relato?
2. ¿Quién acude a la tumba de Jesús? ¿Qué día era? ¿Por qué motivo iba?
3. ¿Qué sucede al llegar a la tumba?
4. ¿Qué reacción tiene María Magdalena? ¿Hacia dónde se dirige?
5. ¿Cómo cuenta lo que vio?
6. ¿Quiénes van corriendo a la tumba de Jesús?
7. ¿Quién llegó primero? ¿Qué hizo?
8. ¿Quién llegó después y que vio dentro de la tumba?
9. ¿Qué entendieron entonces de las Sagradas Escrituras?
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
1. ¿También yo al igual que la Magdalena corro presuroso al encuentro con Jesús?
2. ¿Prefiero encontrar a “Jesús muerto” para ungirlo y que Él no me diga ni me oriente en nada? ¿Soy capaz de encontrarme con Jesús resucitado que obviamente me lanza a una dimensión misionera nueva y no esperada?
3. ¿Voy también corriendo a anunciar a Jesús?
4. ¿Qué cosas necesito yo ver para poder creer?
5. ¿Cuál es mi relación con la Sagrada Escritura? ¿La leo y medito con frecuencia? ¿Practico la Lectio Divina? ¿Creo que Dios me habla a través de la Sagrada Escritura?
6. ¿Cómo manifiesto mi creer en la Palabra de Dios?
3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Orar es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
Vamos a tomar el texto de la segunda Lectura de la Carta a los Colosenses, para hacerla nuestra oración.
3,1: Por tanto, si han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios, 3,2: piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.3,3: Porque ustedes están muertos y su vida está escondida con Cristo en Dios.
3,4: Cuando se manifieste Cristo, que es vida de ustedes, entonces también ustedes aparecerán con él, llenos de gloria.
3,5: Por tanto hagan morir en ustedes todo lo terrenal: la inmoralidad sexual, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y la avaricia, que es una especie de idolatría.3,6: Por todo eso sobrevino la ira de Dios a los rebeldes. 3,7: Así se comportaban también ustedes en otro tiempo, viviendo desordenadamente.
3,8: Pero ahora dejen todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes.
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.
Añadimos nuestras intenciones de oración.
Amén.
4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
«Era necesario que Jesús resucitase»
(Versículos 9)
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.
5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
En lo personal, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Hoy con la felicidad de la resurrección del Señor, voy a proponerme encontrar a una persona para llevarle con alegría el mensaje cristiano. Seré misionero ofreciendo mi tiempo.
Con tu grupo, te propongo que encuentren a personas que por algún motivo estén sufriendo, como privados de libertad, enfermos, asilos de ancianos o de niños y realicen con ellos una “fiesta pascual”, donde podamos transmitir la alegría cristiana en la resurrección del Señor.
cristonautas.com
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