jueves, 4 de febrero de 2021

Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este jueves de la 4a semana del Tiempo Ordinario, ciclo B.

Dios nos bendice…

Carta a los Hebreos 12,18-19.21-24.

Hermanos:

Ustedes, en efecto, no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad,
sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando.
Este espectáculo era tan terrible, que Moisés exclamó: Estoy aterrado y tiemblo.
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne,
a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección,
a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.

Palabra de Dios

Salmo 48(47),2-3ab.3cd-4.9.10-11.

El Señor es grande y digno de alabanza,
en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa,
es la alegría de toda la tierra.

La Montaña de Sión, la Morada de Dios,
es la Ciudad del gran Rey:
el Señor se manifestó como un baluarte
en medio de sus palacios.

Hemos visto lo que habíamos oído
en la Ciudad de nuestro Dios,
en la Ciudad del Señor de los ejércitos,
que él afianzó para siempre.

Nosotros evocamos tu misericordia
en medio de tu Templo, Señor.
Tu alabanza, lo mismo que tu nombre,
llega hasta los confines de la tierra.
Tu derecha está llena de justicia.

Evangelio según San Marcos 6,7-13.

Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Comentario

“Creo en la Iglesia... apostólica”

¿Por quién nos viene la fe que emana de las Escrituras? ¿Por quién, por qué intermediario, cuándo y a quien la doctrina que nos hace cristianos nos alcanzó?... Cristo Jesús, nuestro Señor, durante su vida terrena, iba enseñando por sí mismo quién era él, qué había sido desde siempre, cuál era el designio del Padre que él realizaba en el mundo, cuál ha de ser la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo designio; y lo enseñaba unas veces abiertamente ante el pueblo, otras aparte a sus discípulos, principalmente a los doce que había elegido para que estuvieran junto a él, y a los que había destinado como maestros de las naciones. (Mc 3,14). Y así, después de la defección de uno de ellos, cuando estaba para volver al Padre, después de su resurrección, mandó a los otros once que fueran por el mundo a adoctrinar a los hombres y bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. (Mt 28,19). Los apóstoles –palabra que significa «enviados»–, (...) después de haber obtenido la fuerza del Espíritu Santo para hablar y realizar milagros, como lo había prometido el Señor, dieron primero en Judea testimonio de la fe en Jesucristo e instituyeron allí Iglesias, después fueron por el mundo para proclamar a las naciones la misma doctrina y la misma fe. De modo semejante, continuaron fundando Iglesias en cada población, de manera que las demás Iglesias fundadas posteriormente, para ser verdaderas Iglesias, tomaron y siguen tomando de aquellas primeras Iglesias el retoño de su fe y la semilla de su doctrina. Por esto también aquellas Iglesias son consideradas apostólicas, en cuanto que son descendientes de las Iglesias apostólicas. (...) Y, por esto, toda la multitud de Iglesias son una con aquella primera Iglesia fundada por los apóstoles, de la que proceden todas las otras. En este sentido son todas primeras y todas apostólicas, en cuanto que todas juntas forman una sola.

Tertuliano (c. 155-c. 220)
teólogo
La prescripción de los herejes 19-21; SC 46 (breviario 03/0)

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