¡Amor
y paz!
Los
invito, hermanos, leer y meditar el
Evangelio, con el método de la lectio divina, en este viernes después de
Epifanía, ciclo A.
Dios
nos bendice...
Lectio
Divina: Lucas 5,12-16
Lectio
Viernes,
10 de enero de 2020
1)
Oración inicial
Dios
todopoderoso: tú que has anunciado al mundo, por medio de la estrella, el
nacimiento del Salvador, manifiéstanos siempre este misterio y haz que cada día
avancemos en su contemplación. Por nuestro Señor. Amén.
2)
Lectura
Del
santo Evangelio según Lucas 5,12-16
Estando
en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra que, al ver a Jesús, se
echó rostro en tierra y le rogó diciendo: «Señor, si quieres, puedes
limpiarme.» Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al
instante le desapareció la lepra. Le ordenó que no se lo dijera a nadie. Y
añadió: «Vete, preséntate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación
como prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.»
Su fama se extendía cada vez más y una numerosa multitud afluía para oírle y ser curados de sus enfermedades. Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba.
Su fama se extendía cada vez más y una numerosa multitud afluía para oírle y ser curados de sus enfermedades. Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba.
3)
Reflexión
•
Un leproso llega cerca de Jesús. Era un excluido. Debía vivir alejado de los
demás. ¡Quien lo tocara quedaría impuro! Pero aquel leproso tenía mucho valor.
Transgredió las normas de la religión para poder llegar cerca de Jesús. Dice: Señor
si quieres, puedes limpiarme. O sea: “¡No necesitas tocarme! ¡Basta con que
el Señor quiera para que yo quede sano!” La frase revela dos enfermedades: 1)
la enfermedad de la lepra que vuelve a alguien impuro; 2) la enfermedad
de la soledad a la que estaba condenado por la sociedad y por la
religión. Revela también una gran fe del hombre en el poder de Jesús.
Profundamente compadecido, Jesús cura las dos enfermedades. Primero, para curar
la soledad, toca al leproso. Es como si dijera: “Para mí, tú no eres un
excluido. ¡Yo te acojo como hermano¡” Luego, cura la lepra diciendo: ¡Lo
quiero¡ ¡Queda limpio!
•
Para poder entrar en contacto con Jesús, el leproso había transgredido las
normas de la ley. Asimismo, para poder ayudar a aquel excluido y revelarle así
un nuevo rostro de Dios, Jesús no sigue las normas de su religión y toca al
leproso. En aquel tiempo, quien tocaba a un leproso era considerado impuro por
las autoridades religiosas y por la ley de la época.
•
Jesús no sólo cura, sino que además quiere que la persona curada pueda
convivir. Reintegra a la persona en la convivencia. En aquel tiempo, para que
un leproso fuera acogido de nuevo en la comunidad, necesitaba de un certificado
de curación de parte de un sacerdote. Es como hoy. El enfermo sale del hospital
sólo con un documento firmado por el médico de la planta. Jesús obliga al
leproso curado a que busque un documento, para que pueda convivir con
normalidad. Obliga a las autoridades a que reconozcan que el hombre ha sido
curado.
•
Jesús prohibió al leproso que hablara de la curación. El evangelio de Marcos
informa que esta prohibición no fue respetada. El leproso, en cuanto salió,
empezó a hablar y a contar detalladamente todo el asunto. Resultó que Jesús ya
no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en
lugares apartados (Mc 1,45). ¿Por qué? Porque Jesús había tocado al
leproso. Por esto, según la opinión de la religión de aquel tiempo, ahora él
mismo era un impuro y tenía que vivir apartado de todos. No podía entrar en las
ciudades. Y Marcos manifiesta que al pueblo poco le importaban estas normas
oficiales, pues de todas parte llegaban a donde él estaba (Mc 1,45).
¡Subversión total!
El
doble mensaje que Lucas y Marcos dan a las comunidades de su tiempo y a todos
nosotros es éste: 1) anunciar la Buena Nueva es dar testimonio de la
experiencia concreta que se tiene de Jesús. El leproso, ¿qué anuncia? Cuenta a
los demás el bien que Jesús le ha hecho. ¡Sólo esto! ¡Todo esto! Y este
testimonio lleva a los demás a aceptar la Buena Nueva de Dios que Jesús nos
trajo. 2) Para llevar la Buena Nueva de Dios a la gente, no hay que tener miedo
de transgredir las normas religiosas que son contrarias al proyecto de Dios y
que dificultan la comunicación, el diálogo y la vivencia del amor. Aunque esto
conlleve dificultades para la gente, como lo fue para Jesús.
4)
Para la reflexión personal
•
Para ayudar al prójimo, Jesús transgredió la ley de la pureza. ¿Existen hoy
leyes en la iglesia que dificultan o impiden la práctica del amor hacia el
prójimo?
•
Para poder ser curado el leproso tiene valor ante la opinión pública de su
tiempo. ¿Y yo?
5)
Oración final
¡Celebra
al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!,
que refuerza los cerrojos de tus puertas
y bendice en tu interior a tus hijos. (Sal 147,12-13)
alaba a tu Dios, Sión!,
que refuerza los cerrojos de tus puertas
y bendice en tu interior a tus hijos. (Sal 147,12-13)
Orden
de los Carmelitas
No hay comentarios:
Publicar un comentario