¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este viernes en que
celebramos la memoria de los santos Joaquín y Ana, padres de la Bienaventurada
Virgen María.
Dios nos
bendice...
Lecturas
de hoy San Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María
Hoy, viernes, 26 de julio de 2019
Primera lectura
Lectura del
libro del Eclesiástico (44,1.10-15):
Hagamos el elogio de los hombres de
bien, de la serie de nuestros antepasados. Fueron hombres de bien, su esperanza
no se acabó; sus bienes perduran en su descendencia, su heredad pasó de hijos a
nietos. Sus hijos siguen fieles a la alianza, y también sus nietos, gracias a
ellos. Su recuerdo dura por siempre, su caridad no se olvidará. Sepultados sus
cuerpos en paz, vive su fama por generaciones; el pueblo cuenta su sabiduría,
la asamblea pregona su alabanza.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 131
R/. El Señor
Dios le ha dado el trono de David, su padre
El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.» R/.
Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.» R/.
«Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.» R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (13,16-17):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: «¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque
oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros
y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.»
Palabra del Señor
Comentario
Todos nos hemos puesto más de una
vez ante textos de la Escritura que no logramos entender. La asistencia del
Espíritu se hace en esos momentos especialmente necesaria: el magisterio de la
Iglesia, la sabiduría de los santos, la palabra de los teólogos y sobre todo de
quienes viven llenos del Espíritu del Señor se convierten para nosotros en una
ayuda imprescindible.
Pero también hay casos, como el
de hoy, en que el mismo texto incluye suficientes pistas o aclaraciones. De
modo más evidente que otros días, hoy es Jesús en persona quien no deja sombra
de duda y desgrana él mismo la parábola del sembrador que se nos proclamaba el
pasado miércoles. Prolongando la mejor tradición de la Iglesia, hoy es un buen
día para que nos preguntemos con qué disposiciones recibimos la Palabra del
Señor: ¿ponemos medios suficientes para entenderla?, ¿nos hemos preocupado de
dotar de raíces a nuestra vida de fe?, ¿no estaremos permitiendo que los afanes
de la vida y la seducción de las riquezas ahoguen la acción de la Palabra en
nosotros?...
Hoy se nos concede una buena
oportunidad, sobre todo si disponemos del sosiego suficiente para respondernos
a la luz del Espíritu.
No nos engañemos; siempre podemos
dejar que la Gracia actúe con más fuerza en nosotros. Si nos parece que estamos
suficientemente abiertos al Espíritu, dudemos de nosotros mismos; no nos
limitemos a escuchar a aquellos que nos alaban o tranquilizan; busquemos la
ayuda y el contraste de quienes nos invitan a remar más adentro.
La Escritura nos previene: el
Señor no se manifiesta sobre todo en lo espectacular. Al contrario. La asamblea
del sínodo de los obispos de 2013, centrada en la nueva evangelización para el
anuncio de la fe, llegó a hablar de Cristo como “el señor de nuestra vida
cotidiana” y nos insta a cultivar momentos de contemplación insertados en
nuestro acontecer más ordinario.
Los santos de hoy, discretos pero
importantísimos (tanto que a través de ellos vino al mundo María, la madre del
Señor), pueden ayudarnos en este camino de acogida de la Palabra.
Amigos Joaquín
y Ana, enseñadnos a hacer nuestra la Palabra del Señor. Educadnos, como a
María, en la docilidad y en la respuesta generosa a su voluntad. Pedid al Señor
que nos infunda la sabiduría de sus pobres.
Pedro Martínez
Ciudad Redonda
No hay comentarios:
Publicar un comentario