viernes, 26 de julio de 2019

«¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!» 


¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este viernes en que celebramos la memoria de los santos Joaquín y Ana, padres de la Bienaventurada Virgen María.

Dios nos bendice...
Lecturas de hoy San Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María
Hoy, viernes, 26 de julio de 2019
Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (44,1.10-15): 
Hagamos el elogio de los hombres de bien, de la serie de nuestros antepasados. Fueron hombres de bien, su esperanza no se acabó; sus bienes perduran en su descendencia, su heredad pasó de hijos a nietos. Sus hijos siguen fieles a la alianza, y también sus nietos, gracias a ellos. Su recuerdo dura por siempre, su caridad no se olvidará. Sepultados sus cuerpos en paz, vive su fama por generaciones; el pueblo cuenta su sabiduría, la asamblea pregona su alabanza. 
Palabra de Dios
Salmo
Sal 131
R/. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre
El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.» R/.

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.» R/.

«Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.» R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,16-17):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.» 
Palabra del Señor
Comentario
Todos nos hemos puesto más de una vez ante textos de la Escritura que no logramos entender. La asistencia del Espíritu se hace en esos momentos especialmente necesaria: el magisterio de la Iglesia, la sabiduría de los santos, la palabra de los teólogos y sobre todo de quienes viven llenos del Espíritu del Señor se convierten para nosotros en una ayuda imprescindible.
Pero también hay casos, como el de hoy, en que el mismo texto incluye suficientes pistas o aclaraciones. De modo más evidente que otros días, hoy es Jesús en persona quien no deja sombra de duda y desgrana él mismo la parábola del sembrador que se nos proclamaba el pasado miércoles. Prolongando la mejor tradición de la Iglesia, hoy es un buen día para que nos preguntemos con qué disposiciones recibimos la Palabra del Señor: ¿ponemos medios suficientes para entenderla?, ¿nos hemos preocupado de dotar de raíces a nuestra vida de fe?, ¿no estaremos permitiendo que los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahoguen la acción de la Palabra en nosotros?...
Hoy se nos concede una buena oportunidad, sobre todo si disponemos del sosiego suficiente para respondernos a la luz del Espíritu.
No nos engañemos; siempre podemos dejar que la Gracia actúe con más fuerza en nosotros. Si nos parece que estamos suficientemente abiertos al Espíritu, dudemos de nosotros mismos; no nos limitemos a escuchar a aquellos que nos alaban o tranquilizan; busquemos la ayuda y el contraste de quienes nos invitan a remar más adentro.
La Escritura nos previene: el Señor no se manifiesta sobre todo en lo espectacular. Al contrario. La asamblea del sínodo de los obispos de 2013, centrada en la nueva evangelización para el anuncio de la fe, llegó a hablar de Cristo como “el señor de nuestra vida cotidiana” y nos insta a cultivar momentos de contemplación insertados en nuestro acontecer más ordinario.
Los santos de hoy, discretos pero importantísimos (tanto que a través de ellos vino al mundo María, la madre del Señor), pueden ayudarnos en este camino de acogida de la Palabra.
Amigos Joaquín y Ana, enseñadnos a hacer nuestra la Palabra del Señor. Educadnos, como a María, en la docilidad y en la respuesta generosa a su voluntad. Pedid al Señor que nos infunda la sabiduría de sus pobres.
Pedro Martínez
Ciudad Redonda

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