¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este XIII
Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C.
Dios nos
bendice..
Lectio Divina: 13º Domingo del tiempo ordinario (C)
Lectio
Domingo, 30 Junio ,
2019
El
difícil proceso en la formación de los discípulos.
Cómo
nacer de nuevo.
Lucas
9,51-62
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu
Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual
Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la
Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios
en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que
parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida
y resurrección.
Crea en nosotros el
silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que
sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los
discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y
testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de
fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María,
que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a)
Clave de lectura:
En el contexto del
Evangelio de Lucas, el texto de este domingo se encuentra al principio de la
nueva fase de las actividades de Jesús. Los frecuentes conflictos de mentalidad
con el pueblo y con las autoridades religiosas (Lc 4,28; 5,21.30; 6,2.7; 7,19.23.33-34.39)
confirmaron a Jesús a lo largo del camino como el Mesías Siervo, previsto por
Isaías (Is 50, 4-9; 53,12) y asumido por Él desde el comienzo de su actividad
apostólica (Lc 4,18). A partir de esto, Jesús empieza a anunciar su pasión y
muerte (Lc 9,22.43-44) y decide ir a Jerusalén (Lc 9,51) Este cambio de ruta de
los acontecimientos produce una crisis en los discípulos (Mc 8,31-33). Ellos no
entienden y tienen miedo (Lc 9,45), porque en ellos continúa dominando la
mentalidad antigua sobre el Mesías glorioso. Lucas describe varios episodios en
los que aflora la vieja mentalidad de los discípulos: deseo de ser el más
grande (Lc 9,46-48); voluntad de controlar el nombre de Jesús (Lc 9,49-50);
reacción violenta de Santiago y de Juan ante el rechazo de los samaritanos de
acoger a Jesús (Lc 9,51-55). Lucas indica también cómo Jesús se esfuerza en
hacer entender a sus discípulos la nueva idea de su misión. El texto de este
domingo (Lc 9,51-62) describe algunos ejemplos de cómo hacía Jesús para formar
sus discípulos.
b)
Una división del texto para ayudar en su lectura:
Lucas
9,51-52: Jesús decide ir a Jerusalén
Lucas
9,52b-53: Una aldea de Samaría no ofrece acogida
Lucas
9,54: Reacción de Juan y Santiago frente al no samaritano
Lucas
9,55-56: Reacción de Jesús frente a la violencia de Santiago y Juan
Lucas
9,57-58: Primera propuesta de seguir a Jesús
Lucas
9,59-60: Segunda propuesta de seguir a Jesús
Lucas
9,61-62: Tercera propuesta de seguir a Jesús
51 Sucedió que como se iban cumpliendo los días de
su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén. 52 Envió, pues, mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un
pueblo de samaritanos para prepararle posada; 53 pero no le recibieron porque tenía intención de ir a
Jerusalén. 54 Al verlo sus discípulos Santiago y Juan,
dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los
consuma?» 55Pero, volviéndose, les reprendió; 56 y se fueron a otro pueblo.
57 Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te
seguiré adondequiera que vayas.» 58 Jesús le dijo:
«Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del
hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
59 A otro dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame ir
primero a enterrar a mi padre.» 60 Le respondió:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de
Dios.»
61 También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero
déjame antes despedirme de los de mi casa.» 62 Le dijo
Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el
Reino de Dios.»
3. Un momento de
silencio orante
para que la Palabra de
Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la
meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es el punto
del texto que te ha gustado más y que más te ha impresionado?
b) ¿Qué defectos y
limitaciones de los discípulos se descubren en el texto?
c) ¿Cuál es la
pedagogía de Jesús y que Él usa para corregir estos defectos?
d) ¿Cuáles son los
hechos del Antiguo Testamento que se recuerdan en los textos?
e) ¿Con cuáles de
estas tres vocaciones (vv. 57-62) te identificas? ¿Por qué?
f) ¿Cuál es el defecto
de los discípulos de Jesús más presente en nosotros, sus discípulos de hoy?
5. Una clave de
lectura
para profundizar mucho
más en el tema.
a)
Contexto histórico de nuestro texto:
El contexto histórico
del Evangelio de Lucas tiene siempre estos dos aspectos: el contexto del tiempo
de Jesús de los años treinta, en Palestina, y el contexto de las comunidades
cristianas de los años ochenta, en Grecia, para las que Lucas escribe su Evangelio.
En el tiempo de Jesús
en Palestina. Para Jesús no fue cosa fácil formar a sus discípulos y
discípulas. Porque no es por el hecho de que una persona vaya con Jesús o que
vive en comunidad, por lo que esta persona es ya santa y perfecta. La mayor
dificultad viene de “la levadura de los fariseos y de Herodes” ( Mc 8,15), o
sea, de la ideología dominante de la época, promovida por la religión oficial
(fariseos) y por el gobierno ( herodianos). Combatir esta levadura hacía parte
de la formación que Jesús daba a sus discípulos. Porque el modo de pensar de
los grandes tenía raíces profundas y renacía, siempre de nuevo, en la cabeza de
los pequeños, de los discípulos. El texto que meditamos este domingo nos da una
idea de cómo Jesús afrontaba este problema.
Al tiempo de Lucas, en
las comunidades de Grecia. Para Lucas era importante ayudar a los cristianos a
no dejarse llevar por “la levadura” del imperio romano y de la religión pagana.
Lo mismo vale para hoy. El “fermento” del sistema neoliberal, divulgado por los
medios de comunicación, propaga la mentalidad consumística, contraria a los
valores del Evangelio. No es fácil para la persona descubrir que la están
engañando: “¿Esto que tengo en la mano acaso no es falso?” (Is 44,20)
b)
Comentario del texto:
Lucas 9,51-52
: Jesús decide ir a Jerusalén
“Mientras se iban
cumpliendo los días de su asunción”. Esta afirmación indica que Lucas lee la
vida de Jesús a la luz de los profetas. Quiere dejar bien claro a los lectores
que Jesús es el Mesías, en el que se cumple lo que los profetas anunciaron. El
modo mismo de hablar aparece en el evangelio de Juan: “Sabiendo Jesús que era
llegada su hora de pasar de este mundo al Padre,...” (Jn 3,1). Jesús, obediente
al Padre, “se dirige decididamente a Jerusalén”.
Lucas
9,52b-53: Una aldea de Samaría no ofrece hospitalidad.
La hospitalidad era
una de las bases de la vida comunitaria. Difícilmente, dejaba la gente pasar la
noche a alguno fuera, sin acogerlo (Gén 18,1-5; 19,1-3; Jue 19,15-21). Pero en
el tiempo de Jesús la rivalidad entre judíos y samaritanos empujaba a la gente
de la Samaría a no acoger a los judíos en peregrinación hacia Jerusalén y esto
obligaba a los judíos a no pasar por la Samaría, cuando se dirigían a
Jerusalén. Preferían caminar por la parte del valle de Jordán. Jesús no está de
acuerdo con esta discriminación y pasa por la Samaría. Por lo que sufre las
consecuencias de la discriminación y no recibe hospitalidad.
Lucas
9,54: Reacción violenta de Santiago y Juan ante el rechazo samaritano
Inspirado por el
ejemplo del profeta Elías, Santiago y Juan quieren que descienda fuego para que
extermine a los habitantes de aquella aldea. (2Re 1,10.12; 1Re 18,38). Piensan
que por el simple hecho de que están con Jesús, todos deben acogerlos. Ellos poseen
la vieja mentalidad, la de ser gente privilegiada. Piensan tener a Dios de su
parte para defenderlos.
Lucas
9,55-56: Reacción de Jesús ante la violencia de Santiago y Juan
“Jesús se volvió y los
reprendió”. Algunas biblias basándose en manuscritos antiguos, dicen también:
“Vosotros no sabéis de qué espíritu sois. El Hijo del hombre no ha venido para
tomar la vida de los hombres, sino para salvarla”. El hecho de que alguien esté
con Jesús, no da derecho a nadie a pensar que es superior a los otros o que los
otros deben rendirle honores. El “Espíritu” de Jesús pide lo contrario:
perdonar setenta veces siete (Mt 18,22). Jesús escoge el perdonar al ladrón que
le rogaba en la cruz. (Lc 23,43).
Lucas
9,57-58: Primera propuesta de seguir a Jesús
Uno le dice: “Te
seguiré adondequiera que vayas”. La respuesta de Jesús es muy clara y sin
tapujos. No deja dudas: el discípulo que quiere seguir a Jesús debe imprimir en
la mente y en el corazón lo siguiente: Jesús no tiene nada, ni siquiera una
piedra donde reclinar la cabeza. Las zorras y los pájaros le llevan en esto
ventaja, porque por lo menos tienen guaridas y nidos.
Lucas 9,
59-60: Segunda propuesta de seguir a Jesús
Jesús dijo a otro:
“¡Sígueme!” Esta misma palabra les fue dirigida a los primeros discípulos:
“¡Sígueme!” (Mc 1,17.20; 2,14). La reacción de la persona llamada es positiva.
Está dispuesta a seguir a Jesús. Sólo pide permiso para poder enterrar a su
padre. La respuesta de Jesús es dura: “Deja que los muertos entierren a sus
muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios”.
Probablemente que se
trata de un proverbio popular usado para decir que se debe ser radical en las
decisiones que se toman. Aquel que se dispone a seguir a Jesús debe dejar todo
detrás de sí. Es como si muriese a todo lo que posee y resucitase a otra vida.
Lucas
9,61-62: Tercera propuesta de seguir a Jesús
Un tercer caso: “Te
seguiré, pero déjame antes despedirme de los de mi casa”. De nuevo la respuesta
de Jesús es dura y radical: “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia
atrás, es apto para el Reino de Dios”. Jesús es más exigente que el Profeta Elías
cuando éste llamó a Eliseo para que fuera su discípulo (1 Re 19,19-21). El
Nuevo Testamento supera al Antiguo en la exigencia y en la práctica del amor.
c)
Profundizando: Jesús Formador:
El proceso de
formación de los discípulos era exigente, lento y doloroso. Porque no es fácil
hacer nacer en ellos una nueva experiencia de Dios, una nueva visión de la vida
y del prójimo. ¡Es como nacer de nuevo! (Jn 5-9). La mentalidad antigua renace
y reaparece en la vida de las personas, de las familias y de las comunidades.
Jesús no escatima esfuerzos para formar a sus discípulos. Dedicaba a esto mucho
tiempo. No siempre lo consiguió. Judas lo traicionó, Pedro lo negó y, en el
momento de la prueba, todos le abandonaron. Solamente las mujeres y Juan
permanecieron cercanos a Él, junto a la cruz. Pero el Espíritu Santo que Jesús
les envió después de la resurrección, completó la operación iniciada por Él (Jn
14,26; 16,13). Además de lo que ya hemos observado en el texto de este domingo
(Lc 9,51-62), Lucas habla de otros muchos casos para indicar cómo hacía Jesús
para formar a los discípulos y ayudarlos a superar la mentalidad engañosa de la
época.
En Lucas 9,46-48 los
discípulos discuten entre ellos para saber quién es el más grande. Aquí, la
mentalidad competitiva y de lucha por el poder, característica de la sociedad
del Imperio Romano, se infiltraba ya en la pequeña comunidad de Jesús, que apenas
está comenzando. Jesús ordena tener una mentalidad contraria. Toma a un niño,
lo coloca junto a Él y se identifica con él diciendo: “¡El que acoge a un
pequeño como éste, me acoge a mí, y el que me acoge a mi, acoge al Padre!” Los
discípulos discuten sobre quién era el más grande, y Jesús ordena mirar y
acoger al más pequeño. Y este es el punto sobre el que Jesús insiste
mayormente y sobre el que dió más testimonio: “No he venido para ser servido,
sino para servir” (Mc 10,45).
En Lucas 9,49-50, una
persona que no era del grupo de los discípulos, se servía del nombre de Jesús
para expulsar los demonios. Juan lo vió y se lo prohibió: “Se lo hemos impedido
porque no era de los nuestros”. En nombre de la comunidad Juan impide una buena
acción. Él pensaba que era el dueño de Jesús y quería prohibir que otros usaran
el nombre de Jesús para hacer el bien. Quería una comunidad cerrada en sí
misma. Aquí se manifiesta la vieja mentalidad del “¡Pueblo elegido, Pueblo
separado! Jesús responde: “No se lo impidáis, porque quien no está contra
vosotros, está por vosotros. El objetivo de la formación no puede conducir a un
sentimiento de privilegio y de posesión, sino que debe conducir a una actitud
de servicio. Para Jesús, lo que importa no es si la persona forma parte o no de
la comunidad, sino más bien si hace o no el bien que la comunidad debe hacer.
He aquí otros casos de
cómo Jesús educa a sus discípulos y discípulas. Una manera de dar forma humana
a la experiencia que Él mismo tenía de Dios Padre. Vosotros podéis completar la
lista:
* los compromete en la
misión y al regreso hace la revisión con ellos (Mc 6,7; Lc 9,1-2;
10,1-12,17-20)
* les corrige cuando
se equivocan (Lc 9,46-48; Mc 10,13-15)
* les ayuda a
discernir (Mc 9,28-29)
* les pregunta cuando
no comprenden o son tardos en entender (Mc 4,13; 8,14-21)
* les prepara para la
lucha (Mt 10,17s)
* reflexiona con ellos
sobre los problemas del momento (Lc 13,1-5)
* les manda observar
la realidad (Mc 8,27-29; Jn 4,35; Mt 16,1-3)
* les coloca frente a
las necesidades de las gentes (Jn 6,5)
* les enseña que las
necesidades de las gentes están sobre cualquier prescripción ritual (Mt
12,7.12)
* les defiende cuando
son criticados por los adversarios (Mc 2,19; 7,5-13)
* se ocupa de su
descanso y de su alimentación (Mc 6.31; Jn 21,9)
* pasa momentos solo
con ellos para poder instruirlos (Mc 4,34; 7,1; 9,30-31; 10,10; 13,3)
* insiste en la
vigilancia y enseña a orar (Lc 11,1-13; Mt 6,5-15)
6. Salmo 19 (18) ,
8-15
La ley de Dios fuente
de formación
La ley de Yahvé es
perfecta,
hace revivir;
el dictamen de Yahvé
es veraz,
instruye al ingenuo.
Los preceptos de Yahvé
son rectos,
alegría interior;
el mandato de Yahvé es
límpido,
ilumina los ojos.
El temor de Yahvé es
puro,
estable por siempre;
los juicios del Señor
veraces,
justos todos ellos,
apetecibles más que el
oro,
que el oro más fino;
más dulces que la
miel,
más que el jugo de
panales.
Por eso tu siervo se
empapa en ellos,
guardarlos trae gran
ganancia;
Pero ¿quién se da
cuenta de sus yerros?
De las faltas ocultas
límpiame.
Guarda a tu siervo
también del orgullo,
no sea que me domine;
entonces seré
irreprochable,
libre de delito grave.
Acepta con agrado mis
palabras,
el susurro de mi
corazón,
sin tregua ante ti,
Yahvé,
Roca mía, mi redentor.
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver
mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y
nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que
nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en
práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del
Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Orden de
los Carmelitas