¡Amor y paz!
Los invito, hermanos,
a leer y meditar el Evangelio, en este jueves de la 3a semana de Pascua, ciclo
C.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Juan 6,44-51
Lectio
Jueves,
9 May , 2019
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y
eterno, que en estos días de Pascua nos has revelado más claramente tu amor y
nos has permitido conocerlo con más profundidad; concede a quienes has liberado
de las tinieblas del error adherirse con firmeza a las enseñanzas de tu verdad.
Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según Juan 6,44-51
Está escrito en los
profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y
aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha
venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que
cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el
maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que
quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de
este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la
vida del mundo.»
3) Reflexión
• Hasta aquí el
diálogo entre Jesús y la gente. De aquí en adelante, los líderes judíos
empiezan a entrar en la conversación, y la discusión se hace más tensa.
• Juan 6,44-46: Quien
se abre para Dios, acepta a Jesús y su propuesta. La conversación se vuelve más
exigente. Ahora son los judíos, los líderes del pueblo que murmuran: "Este
Jesús ¿no es el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo
dice que bajó del cielo?" (Jn 6,42) Ellos pensaban conocer las cosas de
Dios. En realidad, no las conocían. Si fuesen realmente abiertos y fieles a
Dios, sentirían dentro de sí el impulso de Dios que los atrae para Jesús y
reconocerían que Jesús viene de Dios, ‘Pues está escrito en los Profetas:
¡Todos serán instruidos por Dios'. Todo aquel que escucha al Padre y recibe su
instrucción viene a mí.
• Juan 6,47-50:
Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. En la celebración
de la pascua, los judíos recordaban el pan del desierto. Jesús nos ayuda a dar
un paso más. Quien celebra la pascua recordando solamente el pan que los padres
comieron en el pasado, acabarán muriendo como todos ellos. El verdadero sentido
de la Pascua no es recordar el maná caído del cielo, sino aceptar a Jesús como
el nuevo Pan de Vida y seguir el camino que él nos enseñó. Ahora ya no se trata
de comer la carne del cordero pascual, sino de comer la carne de Jesús, para
que no perezca aquel que la come, sino que tenga ¡la vida eterna!
• Juan 6,51: Quien
come de este pan vivirá eternamente. Y Jesús termina diciendo: "Yo soy el
pan de vida bajado del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre. Y el
pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo." En vez del maná
y en vez del cordero pascual, somos convidados a comer el nuevo maná y el nuevo
cordero pascual que es Jesús mismo que se entregó en la Cruz por la vida de
todos.
• El nuevo Éxodo. La
multiplicación de los panes aconteció cerca de Pascua (Jn 6,4). La fiesta de
pascua era la memoria peligrosa del Éxodo, la liberación del pueblo de las
garras del faraón. Todo el episodio narrado en este capítulo 6 del evangelio de
Juan tiene un paralelo en los episodios relacionados con la fiesta de pascua,
tanto con la liberación de Egipto como con la caminada del pueblo en el
desierto en busca de la tierra prometida. El Discurso del Pan de Vida, hecho en
la sinagoga de Cafarnaún, está relacionado con el capítulo 16 del libro del
Éxodo que habla del Maná. Merece la pena leer todo este capítulo 16 del Éxodo.
Percibiendo las dificultades del pueblo en el desierto, podemos comprender
mejor las enseñanzas de Jesús aquí en el capítulo 6 del evangelio de Juan. Por
ejemplo, cuando Jesús habla de “un alimento que perece” (Jn 6,27) el está
recordando el maná que se llenaba de gusanos y se pudría (Ex 16,20). Asimismo,
cuando los judíos “murmuraban” (Jn 6,41), hacen lo mismo que los israelitas
hacían en el desierto, cuando dudaban de la presencia de Dios en medio de ellos
durante la travesía (Es 16,2; 17,3; Núm 11,1). La falta de alimentos hacía que
la gente dudara de Dios y empezara a murmurar contra Moisés y contra Dios. Aquí
también los judíos dudan de la presencia de Dios en Jesús de Nazaret y empiezan
a murmurar (Jn 6,41-42).
4) Para la reflexión
personal
• La eucaristía ¿me
ayuda a vivir en estado permanente de Éxodo? ¿Lo estoy consiguiendo?
• Quien está abierto a
la verdad encuentra en Jesús la respuesta. Hoy, mucha gente se aleja y no
encuentra una respuesta. ¿Es culpa de quién? ¿De las personas que no quieren
escuchar? ¿O de los cristianos que no sabemos presentar el evangelio como un
mensaje de vida?
5) Oración final
Venid, escuchad y os
contaré,
vosotros, los que
estáis por Dios,
todo lo que ha hecho
por mí.
Mi boca lo invocó,
mi lengua lo ensalzó.
(Sal 66,16-17)
Orden de los
Carmelitas
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