¡Amor y paz!
Los invito,
hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este viernes de la Octava de
Pascua.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Juan 21,1-14
Lectio
Viernes, 26 Abril ,
2019
Tiempo de
Pascua
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y
eterno, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con los hombres;
concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según Juan 21,1-14
Después de esto, se
manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se
manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el
Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus
discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También
nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no
pescaron nada.
Cuando ya amaneció,
estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles
Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis nada que comer?» Le contestaron: «No.» Él les
dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues,
y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien
Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor". Cuando Simón Pedro oyó
«es el Señor», se puso el vestido -pues estaba desnudo- y se lanzó al mar. Los
demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues
no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a
tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús:
«Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.» Subió Simón Pedro y sacó la
red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos,
no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos
se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene
entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la
tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de
entre los muertos.
3) Reflexión
• El Capítulo 21 del
evangelio de San Juan parece un apéndice que fue creciendo más tarde después
que el evangelio ya estaba terminado. La conclusión del capítulo anterior (Jn
20,30-31) deja percibir que se trata de una añadidura. De cualquier manera, añadidura
o no, es Palabra de Dios, que trae un bonito mensaje de resurrección para este
quinto día de la semana de Pascua.
• Juan 21,1-3: El
pescador de hombres vuelve a ser pescador de peces. Jesús murió y resucitó. Al
final de aquellos tres años de convivencia, los discípulos volvieron para
Galilea. Un grupo de ellos está de nuevo ante el lago. Pedro retoma el pasado y
dice: “¡Voy a pescar!” Los otros dijeron “¡Nos vamos contigo!” Así, Tomás,
Natanael, Juan y Santiago junto con Pedro tomaron el barco y fueron a pescar.
Retomaron la vida del pasado como si nada hubiese acontecido. Pero algo había
acontecido. ¡Algo estaba aconteciendo! ¡El pasado no volvió! “¡No hemos pescado
nada!” Volvieron a la playa cansados. Fue una noche frustrante.
• Juan 21,4-5: El
contexto de la nueva aparición de Jesús. Jesús estaba a orillas del mar, pero
ellos no le reconocieron. Y Jesús pregunta: “Muchachos, ¿no tenéis nada que
comer?” Respondieron: “¡No!” En la respuesta negativa reconocieron que la noche
había sido frustrante y que no pescaron nada. Ellos habían sido llamados a ser
pescadores de hombres (Mc 1,17; Lc 5,10), y volvieron a ser pescadores de
peces. Pero algo había cambiado en sus vidas. La experiencia de tres años con
Jesús produce en ellos un cambio irreversible. Ya no era posible volver atrás
como si nada hubiera acontecido, como si nada hubiese mudado.
• Juan 21,6-8: Lanzad
una red al lado derecho del barco y los vais a encontrar. Ellos hicieron algo
que, probablemente, nunca hubiesen hecho en su vida. Cinco pescadores
experimentados obedecen a un extraño que manda hacer algo que contrasta con su
experiencia. Jesús, aquella persona desconocida que estaba en la playa, mandó
que echasen la red por el lado derecho del barco. Ellos obedecieron, echaron la
red, y fue un resultado inesperado. ¡La red se llenó de peces! ¡Cómo era
posible! ¿Cómo explicar esta sorpresa fuera de cualquier previsión? El amor
hace descubrir. El discípulo amado dice: “¡Es el Señor!” Esta intuición lo
aclara todo. Pedro se tira al agua para llegar más deprisa cerca de Jesús. Los
otros discípulos fueron detrás con el barco arrastrando la red llena de peces.
• Juan 21,9-14: La
delicadeza de Jesús. Llegando a tierra, vieron que Jesús había encendido unas
brasas y que estaba asando pan y peces. Pidió que trajesen unos peces más.
Inmediatamente, Pedro subió al barco, arrastró la red con ciento y cincuenta y
tres peces. Muchos peces, y la red no se rompió. Jesús llama a la multitud:
“¡Venid a comer!” El tuvo la delicadeza de preparar algo para comer después de
una noche frustrada sin pescar nada. Gesto bien sencillo que revela algo del
amor con que el Padre nos ama. “Quién me ve a mí, ve al Padre.” (Jn 14,9).
Ninguno de sus discípulos se atrevía a preguntar quién era él, pues sabían que
era el Señor. Y evocando la eucaristía, el evangelista Juan completó: “Jesús se
acercó, tomó el pan y lo distribuyó para ellos”. Sugiere así que la eucaristía
es el lugar privilegiado para el encuentro con Jesús resucitado.
4) Para la reflexión
personal
• ¿Te aconteció alguna
vez que te han pedido echar la red por el lado derecho del barco de tu vida,
contrariando toda tu experiencia? ¿Has obedecido? ¿Echaste la red?
• La delicadeza de
Jesús. ¿Cómo es tu delicadeza en las cosas pequeñas de la vida?
5) Oración final
Dad gracias al Señor
porque es bueno,
porque es eterna su
misericordia.
Digan los fieles del
Señor:
eterna es su
misericordia. (Sal 117)
Orden
de los Carmelitas
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