¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este jueves en que
celebramos la fiesta de la Visitación de la Sanísima Virgen María.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA:
VISITACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA -LC 1:39-56
Lectio:
Jueves, 31 mayo, 2018
1) Oración inicial
Concédenos tu ayuda,
Señor, para que el mundo progrese, según tus designios; gocen las naciones de
una paz estable y tu Iglesia se alegre de poder servirte con una entrega
confiada y pacífica. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según
Lucas 1,39-56
En aquellos días, se puso
en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de
Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el
saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu
Santo y exclamó a gritos: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de
tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas
llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz
la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del
Señor!»
Y dijo María:
«Alaba mi alma la grandeza del Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»
María se quedó con ella unos tres meses, y luego se volvió a su casa.
Y dijo María:
«Alaba mi alma la grandeza del Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»
María se quedó con ella unos tres meses, y luego se volvió a su casa.
3) Reflexión
• Hoy, fiesta de la
visitación de Nuestra Señora, el evangelio habla de la visita de María a su
prima Isabel. Cuando Lucas habla de María, él piensa en las comunidades de su
tiempo que vivían dispersas por las ciudades del Imperio Romano y les ofrece en
María un modelo de cómo deben relacionarse con la Palabra de Dios. Una vez, al
oír hablar a Jesús, una mujer exclamó: "Feliz la que te dio a luz y
felices los pechos que te amamantaron”. Elogió a la madre de Jesús.
Inmediatamente, Jesús respondió: "¡Felices, pues, los que escuchan la
palabra de Dios y la observan!" (Lc 11,27-28). María es el modelo de
comunidad fiel que sabe escuchar y practicar la Palabra de Dios. Al describir
la visita de María a Isabel, enseña qué deben hacer las comunidades para
transformar la visita de Dios en servicio a los hermanos y a las hermanas.
• El episodio de la visita de María a Isabel muestra otro aspecto bien típico de Lucas. Todas las palabras y actitudes, sobre todo el cántico de María, forman una gran celebración de alabanza. Parece la descripción de una solemne liturgia. Así, Lucas evoca el ambiente litúrgico y celebrativo, en el cual Jesús fue formado y en el cual las comunidades tenían que vivir su fe.
• Lucas 1,39-40: María
sale para visitar a Isabel. Lucas acentúa la prontitud de María en
atender las exigencias de la Palabra de Dios. El ángel le habló de que María
estaba embarazada e, inmediatamente, María se levanta para verificar lo que el
ángel le había anunciado, y sale de casa para ir a ayudar a una persona
necesitada. De Nazaret hasta las montañas de Judá son ¡más de 100 kilómetros!
No había bus ni tren.
• Lucas 1,41-44: Saludo
de Isabel. Isabel representa el Antiguo Testamento que termina. María,
el Nuevo que empieza. El Antiguo Testamento acoge el Nuevo con gratitud y
confianza, reconociendo en él el don gratuito de Dios que viene a realizar y
completar toda la expectativa de la gente. En el encuentro de las dos mujeres
se manifiesta el don del Espíritu que hace saltar al niño en el seno de Isabel.
La Buena Nueva de Dios revela su presencia en una de las cosas más comunes de
la vida humana: dos mujeres de casa visitándose para ayudarse. Visita, alegría,
embarazo, niños, ayuda mutua, casa, familia: es aquí donde Lucas quiere que las
comunidades (y nosotros todos) perciban y descubran la presencia del Reino. Las
palabras de Isabel, hasta hoy, forman parte del salmo más conocido y más rezado
en todo el mundo, que es el Ave María.
• Lucas 1,45: El
elogio que Isabel hace a María. "Feliz la que ha creído que se
cumplieran las cosas que le fueron dicha de parte del Señor". Es el
recado de Lucas a las Comunidades: creer en la Palabra de Dios, pues tiene la
fuerza de realizar aquello que ella nos dice. Es Palabra creadora. Engendra
vida en el seno de una virgen, en el seno del pueblo pobre y abandonado que la
acoge con fe.
• Lucas 1,46-56: El
cántico de María. Muy probablemente, este cántico, ya era conocido y
cantado en las Comunidades. Enseña cómo se debe cantar y rezar. Lucas
1,46-50: María empieza proclamando la mutación que ha acontecido en su
propia vida bajo la mirada amorosa de Dios, lleno de misericordia. Por esto
canta feliz: "Exulto de alegría en Dios, mi Salvador". Lucas
1,51-53: En seguida después, canta la fidelidad de Dios para con su
pueblo y proclama el cambio que el brazo de Yavé estaba realizando a favor de
los pobres y de los hambrientos. La expresión “brazo de Dios” recuerda la
liberación del Éxodo. Esta es la fuerza salvadora de Dios que hace acontecer la
mutación: dispersa a los orgullosos (1,51), destrona a los poderosos y eleva a
los humildes (1,52), manda a los ricos con las manos vacías y llena de bienes a
los hambrientos (1,53). Lucas 1,54-55: Al final recuerda que
todo esto es expresión de la misericordia de Dios para con su pueblo y
expresión de su fidelidad a las promesas hechas a Abrahán. La Buena Nueva viene
no como recompensa por la observancia de la Ley, sino como expresión de la
bondad y de la fidelidad de Dios a las promesas. Es lo que Pablo enseñaba en
las cartas a los Gálatas y a los Romanos.
El segundo libro de Samuel
cuenta la historia del Arca de la Alianza. David quiso colocarla en su casa,
pero tuvo miedo y dijo: "¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de
Yavé?" (2 Sam 6,9) David mandó que el Arca fuera para la casa de Obed-Edom.
"Y el Arca permaneció tres meses en casa de Obed-Edom, y
Yavé bendijo a Obed-Edom y a toda su familia" (2 Sam 6,11). María,
embarazada de Jesús, escomo el Arca de la Alianza que, en el Antiguo
Testamento, visitaba las casas de las personas distribuyendo beneficios a las
casas y a las personas. Va hacia la casa de Isabel y se queda allí tres
meses. En cuanto entra en casa de Isabel, ella y toda la familia es
bendecida por Dios. La comunidad debe ser como la Nueva Arca de la Alianza. Al
visitar las casas de las personas tiene que traer beneficios y gracias de Dios
para la gente.
4) Para la reflexión
personal
• ¿Qué nos impide
descubrir y vivir la alegría de la presencia de Dios en nuestra vida?
• ¿Dónde y cómo la alegría de la presencia de Dios está aconteciendo hoy en mi vida y en la vida de la comunidad?
• ¿Dónde y cómo la alegría de la presencia de Dios está aconteciendo hoy en mi vida y en la vida de la comunidad?
5) Oración final
Bendice, alma mía, al
Señor,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)
Orden de los Carmelitas