¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer
y meditar la 1ª. Lectura y el Evangelio de la Santa Misa, así como un
comentario, en este martes de la 22ª. Semana del tiempo ordinario.
Dios nos bendice…
Lectura
de 1 Corintios 2, 10b-16
Hermanos: El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. ¿Quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Pues, lo mismo, lo íntimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo, es el Espíritu que viene de Dios, para que tomemos conciencia de los dones que de Dios recibimos. Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu, expresando realidades espirituales en términos espirituales. A nivel humano, uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque sólo se puede juzgar con el criterio del Espíritu. En cambio, el hombre de espíritu tiene un criterio para juzgarlo todo, mientras él no está sujeto al juicio de nadie. "¿Quién conoce la mente del Señor para poder instruirlo?" Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo.
Evangelio
según san Lucas 4,31-37:
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: « ¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: « ¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Comentario
1. Conocimiento Espiritual
1.1 Una de las frases que
más me han impresionado y han marcado mi vida la leí en la Suma Teológica de
Santo Tomás de Aquino, en el tratado sobre la fe. Dice este santo Doctor de la
Iglesia que la fe es una perfección de la inteligencia, precisamente porque le
permite alcanzar noticia y certeza de lo que por sus propias fuerzas no podría
lograr. En contra, pues, de la opinión común, según la cual la fe y la razón se
oponen, Santo Tomás enseña que la perfección de la razón se logra mediante la
fe, don del Espíritu Santo que le permite conocer con certidumbre cosas que no
podría demostrar completamente. Es de hecho lo que el apóstol San Pablo declara
en la primera lectura de hoy.
1.2 El conocimiento o
sabiduría "en el Espíritu" no es otra cosa que la acción del Espíritu
Santo en nuestro entendimiento. No se trata, sin embargo, de una especie de
"dictado," como si todo consistiera en infundir unas palabras o
frases ya hechas dentro de la cabeza de los profetas, los apóstoles o los
evangelistas. Las palabras adquieren sentido y significado gracias a las
experiencias que las acompañan. El ejemplo comúnmente mencionado es el del
color: ¿qué sentido alcanza la palabra rosado para un ciego de nacimiento? De
modo que cuando hablamos de la acción del Espíritu Santo al inspirar o revelar
algo del misterio de Dios, es decir, al concedernos "inteligencia
espiritual" estamos hablando no de un discurso bien armado con términos
más o menos esotéricos o "sobrenaturales," sino que hablamos de una
experiencia interior de gracia que es previa y luego de la capacidad de
expresar por medio de analogías y comparaciones aquello que Dios ha hecho en el
alma de los creyentes. El culmen de este don maravilloso es lo que Pablo
describe con una expresión inaudita, que hemos oído en la primera lectura de
hoy: "nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo."
2. Vivan como hijos de la
luz
2.1 ¡Qué bueno es Jesús! Él
mismo explica su propia misión: "El Espíritu del Señor está sobre mí
porque me ha consagrado para... dar vista a los ciegos" (Lucas 4,18).
¿Quiénes son los ciegos? Son aquellas personas a quienes nos referíamos: las
que son espiritual, emocional y psicológicamente ciegas; las que no saben de
dónde vienen, dónde están ni adónde deberían dirigirse; están emocionalmente
paralizadas. Pero Jesús dijo, "He venido al mundo para que los que crean
en mí no se queden en la oscuridad" (Juan 12,46).
2.2 ¡Qué hermosa, qué
espléndida, qué bondadosa es esta labor! Para definirla usamos una palabra
llamativa —evangelización— pero lo que realmente significa es dar vista a los
ciegos. ¡Qué incomparable acto de amor y bondad es iluminar el camino de
alguien que se encuentra perdido en las tinieblas! ¡Qué inmenso acto de amor es
proclamar junto con San Pablo: "Ustedes antes vivían en la oscuridad, pero
ahora, por estar unidos al Señor, viven en la luz" (Efesios 5,8)!
2.3 Pero no es solamente el
haber pasado de la oscuridad a la luz. Es más que eso. Es haber dejado de ser
oscuridad para empezar a ser luz en este mundo.
San Pablo añade: "Pórtense
como quienes pertenecen a la luz. Despiértate, tú que duermes; levántate de
entre los muertos y Cristo te alumbrará" (Efesios 5,8.14).
2.4 Esta es la razón por la
cual decimos que el Evangelio es una buena noticia. Porque ahora podemos vivir
en la luz. No hay la menor duda de que la evangelización es el supremo servicio
cristiano de enseñar, a los que están espiritualmente ciegos, a suplicar al
Señor tal como el ciego del Evangelio: "Señor, quiero recobrar la
vista" (Lucas 18,41). ¡Si le pidieran al Señor con estas palabras, cuántos
ciegos empezarían a ver!
http://fraynelson.com/homilias.html.
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