¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la primera
lectura y el Evangelio de la Santa Misa, así como el comentario, en este lunes
de la XXI Semana del Tiempo Ordinario.
Hoy celebramos la memoria de Santa María Reina del
universo, a quien pedimos que interceda por nosotros.
Dios nos bendice...
Segunda Carta de San
Pablo a los Tesalonicenses 1,1-5.11b-12.
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios, nuestro Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios Padre y del Señor Jesucristo. Hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios a causa de ustedes, y es justo que lo hagamos, porque la fe de ustedes progresa constantemente y se acrecienta el amor de cada uno hacia los demás. Tanto es así que, ante las Iglesias de Dios, nosotros nos sentimos orgullosos de ustedes, por la constancia y la fe con que soportan las persecuciones y contrariedades. En esto se manifiesta el justo Juicio de Dios, para que ustedes sean encontrados dignos del Reino de Dios por el cual tienen que sufrir. Pensando en esto, rogamos constantemente por ustedes a fin de que Dios los haga dignos de su llamado, y lleve a término en ustedes, con su poder, todo buen propósito y toda acción inspirada en la fe. Así el nombre del Señor Jesús será glorificado en ustedes, y ustedes en él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Evangelio según San
Mateo 23,13-22.
"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita. Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
Comentario
Los textos litúrgicos
presentan hoy, dos actitudes religiosas diversas y, a la vez, contrapuestas: la
de los cristianos de Tesalónica, aprobada por Pablo y sus compañeros de misión,
por un lado, y la de los maestros de la Ley y los fariseos, reprobada por
Jesús, por otro.
Los pasajes pertenecen
a situaciones y épocas diversas, pero la confrontación va a la raíz del hecho
religioso y se transforma en un espejo que refleja los gestos de nuestra propia
vida cristiana.
La fe que nos
atraviesa es siempre un don gratuito que proviene de Dios; un fruto de la
Gracia que Él nos ofrece. Nada tienen que ver nuestros méritos personales para
poder recibirla, y ni siquiera para lograr mantenernos firmes en ella, aunque
requiera de todo nuestro esfuerzo.
En el seguimiento de
Jesús, todo es gracia y puro don de Dios. Él hace crecer el amor fraterno en la
comunidad y sostiene a los discípulos para que perseveren en medio de las
dificultades.
¡Qué distinto y
equivocado el camino de quienes se ponen a sí mismos en el centro de sus
propias búsquedas religiosas! ¡No hallarán a Dios, sino a sí mismos! ¿A qué me
llaman las palabras de Jesús en este pasaje del Evangelio?
Servicio Bíblico
Latinoamericano
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