¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este XVI Domingo del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice...
Evangelio según San Lucas 10,38-42.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".
Comentario
Si no recuerdo mal, hace algunos meses circuló por
la Internet una historia de un maestro que llegó al salón de clase con una
vasija de cristal muy grande y la llenó de piedras delante de sus alumnos. Al
terminar de llenarla, preguntó a los estudiantes: ¿Creen que esta vasija está
llena? Si. Respondieron todos al tiempo. Entonces el maestro sacó del maletín
una bolsa con un poco de piedrecitas y las fue dejando caer dentro de la vasija
por entre los espacios que dejaban las piedras más grandes. Volvió a preguntar
el maestro: ¿Ahora sí creen que esta vasija está llena? Hubo un momento de duda
y respuestas encontradas. El maestro sacó entonces una bolsa con arena y la fue
depositando lentamente en la vasija. Poco a poco la arena fue llenando los
espacios que dejaban las piedras grandes y las pequeñas. Por fin, el maestro
preguntó. ¿Esta vez si está llena la vasija? Alguien se atrevió a decir que no.
De modo que el maestro sacó una botella con agua y fue regando todo el
contenido hasta llenar prácticamente la vasija. No recuerdo si ya con esto
quedaba llena del todo la vasija, porque se me ocurre que podría agregarse algo
de anilina para pintar el agua, o agregar un poco de sal que siempre está
dispuesta a disolverse en el agua.
Al final de la historia el maestro pregunta a los
estudiantes, ¿cuáles son las piedras más grandes de sus vidas? Si no las
colocamos al comienzo, después no habrá espacio para ellas. Es fundamental
definir prioridades y saber qué es lo que no puede dejarse por fuera de
nuestros horarios, calendarios, agendas y programaciones. Si nos ocupamos de lo
urgente, es muy probable que dejemos lo más importante por fuera de nuestra
vida. Algo de esto es lo que le pasa a Marta, en el evangelio de hoy.
“Jesús siguió su camino y llegó a una aldea donde una
mujer llamada Marta lo hospedó. Marta tenía una hermana llamada María, la cual
se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. Pero Marta, que
estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: –Señor,
¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que
me ayude. Pero Jesús le contestó: –Marta, Marta, estás preocupada y te
inquietas por demasiadas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido
la mejor parte, y nadie se la va a quitar”.
No es que Jesús quiera patrocinar la pereza de
María. Tampoco quiere despreciar el esfuerzo de Marta en el cumplimiento de los
deberes domésticos. Pero Jesús sí quiere señalar unas prioridades y distingue
entre lo importante y lo urgente. Lo que estaba haciendo María era ‘escuchar lo
que él decía’. Muchas veces nuestro activismo no nos da tiempo para sentarnos a
escuchar al maestro en un rato de oración, o para escuchar a los demás. Cuánto
tiempo dedicamos a escuchar a los que viven con nosotros. Muchas veces tenemos
cosas que decir, pero no las decimos porque no vemos disposición en los demás
para sentarse, tranquilamente, a ‘perder’ un poco de tiempo escuchando a los
demás o a Dios.
Zenón de Elea, varios siglos antes de Cristo,
decía: “Nos han sido dadas dos orejas y una sola boca, para que escuchemos más
y hablemos menos”. Recordar esta experiencia de Jesús con Marta y María debería
interrogarnos sobre nuestras prioridades y tendríamos que revisar si hemos
colocado en su lugar las piedras más importantes, antes que las urgentes...
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
* Sacerdote jesuita, Profesor Asociado de la
Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
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